La Jornada.
México 31 de agosto de 2006.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) desahogó y rechazó 375 impugnaciones que presentaron la coalición Por el Bien de Todos, el PAN y otros a la elección presidencial. Bajo un autismo "letrista", avaló el cuestionado conteo distrital del IFE. Este es el fin de la etapa cuantitativa en la que Calderón dejó pasar la oportunidad de apoyar el voto por voto, único medio para lograr transparencia y legitimidad como se lo sugirió el NYT y el Financial Times. Sigue la fase cualitativa para determinar si las elecciones se ciñeron a los criterios constitucionales o si se anulan para dar curso a otra etapa electoral.
El apresuramiento del TEPJF, apunta a que, como dice Lorenzo Meyer, "este arroz ya está cocido", profundizándose la crisis de gobernabilidad por el refrendo a lo que un miembro del PRIAN en la nueva legislatura calificó el fin de semana, en televisión, como "una brutal elección de Estado", o lo que AMLO planteó como "un verdadero golpe de Estado". Las prisas del TEPJF le restan credibilidad y alientan el incendio social en México, una de las principales fuentes de combustibles fósiles de EU. Indica docilidad ante un Ejecutivo irreflexivo y faccioso y ante los poderes fácticos.
Al momento de redactar esto, el TEPJF transita a la calificación del proceso comicial con fecha límite el 6 de septiembre. Pero a juzgar por sus apuros podría avalar en "15 minutos" (con un "extrañamiento" hilarante) la insolente e ilegal intervención de Fox como "jefe" de facto de la campaña del PAN y la igualmente irregular intervención de la IP.
Desafortunadamente el papel de este "incendiario disfrazado de bombero" que opera desde Los Pinos no se restringe al ámbito nacional. Su entreguismo "jurisdiccional" ante EU es ingrediente ominoso que es necesario incluir para calibrar el orden de magnitud de esta crisis. Dada la presencia del petróleo y actuación del aparato de "seguridad nacional" estadunidense en la ecuación político-institucional del país, realizada a la sombra de la derecha, cabe tomar nota que desde el 11-9 la Casa Blanca opera bajo un virtual "Estado de excepción", formalizado en la Patriot Act, reflejo de su predicamento económico y geoestratégico, por la creciente incertidumbre sobre las disponibilidades globales de petróleo convencional (barato y de fácil acceso), un panorama vinculado a cómo Bush y el cabildo petrolero manejan los instrumentos de Estado. Las dos petroguerras del Golfo representan una debacle para la ONU y un rechazo a los instrumentos del derecho internacional. La agresión contra Afganistán e Irak con sus cientos de miles de bajas civiles señalan una regresión de un orden de magnitud sólo comparable a lo experimentado durante el fascismo europeo. La guerra preventiva se correspondió, ayer en Alemania y hoy en EU, con el "Estado de excepción" con un Ejecutivo que flagrantemente usurpa funciones legislativas y judiciales como nunca antes en la historia de EU. La complicidad de Fox en el "desborde" hacia México de ese "Estado de excepción" es uno de los aspectos cruciales en que está inmersa la grave crisis poselectoral que padecemos, al involucrarse Los Pinos en un vasto operativo empresarial-estatal conocido como la Alianza Para la Prosperidad y la Seguridad de la América del Norte (ASPAN) -incluye a Canadá-, auspiciada por medio de personajes vinculados con el aparato empresarial y de seguridad de EU, como Robert Pastor y Pedro Aspe.
En este esquema resalta el desleal plegamiento de Vicente Fox a Bush y al cabildo petrolero. Cuando Fox invitó a Halliburton, Kellog Brown & Root y Bechtel a operar en nuestros campos petroleros, también abrió las puertas al Pentágono, la CIA y al Homeland Security. No se infiera que con el panista se inauguró esta peligrosa intervención: desde Salinas, de manera paulatina, disfrazada y sin mucha visibilidad, EU ha venido desplegando mecanismos para influir y hasta incidir en la operación de la "seguridad interna" del país, por medio del financiamiento, el adiestramiento, la "inteligencia", los consejeros militares y de seguridad, la transferencia de tecnología para el control de la población -como las tanquetas actualmente emplazadas en San Lázaro- y los compromisos políticos para sostener a la cúpula, corrupta y antinacional, que desde entonces ha venido acelerando la entrega operativa del estratégico sector energético. Calderón, de asumir la Presidencia, está comprometido a profundizar esta tendencia como parte de sus convenios y adeudos para acceder a Los Pinos. La actuación del TEPJF hace más precaria la institucionalidad para enfrentar el intervencionismo: considérese, por ejemplo, que desde el 16 de agosto fuentes militares rusas hicieron saber que los encargados del aparato de seguridad nacional de EU, ante la convulsa situación político-electoral mexicana, enviaron un contingente de sus "fuerzas especiales" para asesorar a las fuerzas armadas de México, "en la protección de los inmensos campos petroleros de tan vital proveedor de crudo a EU".
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