jueves, 31 de julio de 2008

Negocios y rendición incondicional








John Saxe-Fernández

Jueves 31 de Julio de 2008



Primero son los jugosos contratos a favor de los socios de fuera y de dentro postergando los intereses de la ciudadanía: independencia, soberanía, desarrollo y paz social. Hoy, como ayer, las cúpulas del PAN y PRI impulsan una involución mayor del proyecto nacional, esperando superar la hazaña que protagonizaron en 1995, cuando Estados Unidos, al calor de la macrocrisis financiera fraguó el rescate conocido como el Acuerdo Marco para la Estabilización de la Economía Mexicana, que, como acotó María Fernanda Campa Uranga, “más que una carta de intención solicitada a un prestamista exigente por un deudor moroso, parece una carta de rendición incondicional al término de una guerra”.
Esta puntualización atiende el hecho de que esa operación, orientada en realidad a salvar a grandes inversionistas estadunidenses, exigió el aval-factura a futuro por exportaciones de crudo que aún se encontraba en el subsuelo, lo que, además de magna irregularidad jurídico-constitucional, transformó la riqueza petrolera mexicana en reserva estratégica de facto de EU. Según expliqué en La compra-venta de México (Plaza & Janés, 2002), el entreguismo fue –y es– de gran alcance: el 29 de abril de 1995 Zedillo logró con los votos del PRI y del PAN modificar la ley que regula el artículo 27 constitucional para proceder con la apertura a la inversión privada, nacional y extranjera, de la transmisión, almacenaje y distribución del gas natural. Ése fue el diktat imperial para desmonopolizar y hacer competitivo a Pemex. Oil and Gas Journal, la conocida revista del ramo, celebró así la proeza antinacional de Zedillo: (la medida) “representa la primera y más importante modificación de la Constitución mexicana en relación con la industria del gas natural y del petróleo efectuada desde su nacionalización en 1938” (número 19, vol. 93, mayo 1995, p. 83.)
Es lo mismo que ahora proponen PRI y Calderón, con arrebato traidor, pero esta vez para todo Pemex. Al igual que ayer poco les preocupa el riesgo de una grave crisis político-constitucional como advierten economistas y juristas de amplio espectro ideológico o el deterioro socioeconómico, jurisdiccional y de seguridad que acarrea el despojo de la renta petrolera. Lo que vale para ellos es coparticipar con extranjeros, en el filón de dejar a Pemex como administradora de contratos, paso previo a su finiquito formal. Por medio de la autonomía de gestión, su director y consejo administrativo pueden manejar a su gusto el portafolios de negocios por lo que es vital una desregulación que abra espacio al ejercicio pleno e impune de la criminalidad de Estado: un sexenio es poco para el pillaje de tan magno botín. Por eso desaparecen los órganos internos de control. Y también los contralores de la Secretaria de la Función Pública, quienes por ley participan en todo acto de Pemex (Fortuna: abril, 2008). Se trata de instaurar una regulación sui géneris que cancele todo intento por hacer público el contenido de los contratos, los juicios por conflicto de interés o el tráfico de influencias.
La prioridad de La Casa Blanca y Los Pinos es dejar los negocios amarrados, comprando o extorsionando el voto legislativo. Constitucionalizar la privatización de facto de Pemex es un regalo de Bush y sus cómplices para Halliburton, Slumberger, y muchas otras firmas, que operarían a su gusto con las empresas filiales estratégicas de Pemex, que, como alertó Mario di Costanzo al comentar la iniciativa priista, gozarían “de autonomía de gestión en toda la cadena de valor de la industria”, así que no importa si se las define como “propiedad de Pemex”, ya que “no existe impedimento para que se asocien en cualquier actividad de la cadena productiva, exploración, distribución, transporte, almacenamiento, etcétera, con socios nacionales o extranjeros, y en cualquier porcentaje de participación”.
La meta es privatizar ganancias y socializar costos y riesgos. Hasta que el país estalle, otra vez.

jueves, 17 de julio de 2008

¿Armagedón económico-militar?






John Saxe-Fernández

Jueves 17 de Julio de 2008
La Jornada, México.

La crisis hipotecaria de Estados Unidos se profundiza, se generaliza y contagia la estructura bancaria mundial, descalabra los flujos financieros, acarrea estímulos y una mayor especulación junto a atisbos de pánico monetario para los grandes tenedores de dólares en Europa, Medio Oriente y Asia. Se desestabilizan las bolsas del mundo mientras la contaminación de la crisis bursátil se acelera por la respuesta de los inversionistas europeos y asiáticos ante el torpe rescate ideado por la Casa Blanca de Fannie Mae y Freddie Mac, los dos gigantes del mercado hipotecario estadunidense. Paul Robson, estratega monetario del Royal Bank of Scotland Group de Londres sintetizó la situación así: “La gente piensa que ésta es la próxima oleada –de quiebras–… Los inversionistas huyen de los problemas de los bancos regionales de Estados Unidos” (International Herald Tribune –IHT–, 15/7/08).
El IHT también informa que ayer la Televisión de California mostraba escenas que recuerdan las estampidas de 1929: largas filas de clientes del IndyMac Bancor, incautado por las autoridades el viernes pasado, mientras en Wall Street circulaban listas de otras empresas prestamistas “vulnerables”. Junto al pánico, la sacudida es de orden mayor por la reticencia de los inversionistas ante el rescate de 100 mil millones de dólares (mmdd) propuesto: la cantidad es más que “modesta” si se tiene presente que esos gigantes inmobiliarios poseen la mitad de las garantías hipotecarias estimadas en 5 billones de dólares. Según el Departamento del Tesoro, la deuda de esas entidades asciende a los 800 mmdd en el caso de Fannie y 740 mmdd para Freddie (La Jornada, 15/7/08), cifra que duplica el PNB de México. Agréguese a esto –en medio de un incalificable genocidio– la desestabilidad regional y los costos de la guerra en Irak, de acuerdo con Joseph Stiglitz entre los 3 y 5 billones de dólares.
Por lo que los impactos se sienten desde Tokio y Shangai hasta Londres y Sydney, involucrando a gigantes como Mitsubishi Financial Group, el UBS de Suiza, al Deutche Bank y a HSBC Holdings de Inglaterra. Además, los fundamentales de la economía de Estados Unidos se cimbran, Detroit y el empleo se desploman y en junio los precios de gasolina y alimentos elevaron el índice inflacionario general por encima del ritmo de los últimos 25 años, mientras la desaceleración coquetea con una recesión distinta a la de los años 70 del siglo pasado, por el peak-oil y el colapso ambiental en curso, que acentúa el riesgo de depresión con secuelas sociopolíticas y militares potencialmente devastadoras.
Lo que ilustra, otra vez, que estamos no sólo ante el poder del capital y sus coaliciones de clase –que Jeff Faux llama “el partido de Davos” en Guerra global de clases (México,UACM, 2008), sino también de sus crecientes contradicciones, que se expresan hoy de manera más universal y destructiva que ayer, en contextos de incertidumbre y riesgo balístico y termonuclear.
En medio del ímpetu de esta crisis general se hunde el globalismo pop y la ortodoxia neoliberal. Excepto entre acólitos y tecnócratas, aquello de que el Estado se desvanece y todo debe dejarse a la mano invisible del mercado aparece como otra estafa de Reagan y Thatcher. Algo similar se observó en el periodo librecambista, de la crisis de 1870 al terremoto militar iniciado en 1914. Desde entonces la relación entre mercados desregulados, crisis y guerra ha estado en el núcleo de la indagación de la ciencia social. El caos de 1929 mostró que los mercados, dejados a su dinámica invariablemente colapsan.
Existen fuertes fisuras y tensiones entre los polos de poder, anidadas en el desastre humano y estratégico de la guerra en Irak, los déficit gemelos de Estados Unidos y el desborde especulativo en curso gestado al calor desregulador de los años 80. Esta crisis conlleva peligros terminales y opciones de futuro. Para Latinoamérica la alternativa está en la construcción de una arquitectura político-monetaria, militar y financiera propia.

lunes, 7 de julio de 2008

John Saxe, analista de la UNAM de México:
Crisis alimentaria y petrolera podrían llevar a conflicto armado

JAVIER CÓRDOBA MORALES
redactor

* El experto asegura que la crisis del agro fue provocada por la búsqueda de abrir mercados a los excedentes estadounidenses con ayuda de los organismos financieros internacionales.
John Saxe advirtió que la necesidad de reafirmar la hegemonía de los Estados Unidos podría llevar a una nueva intervención militar en América Latina. (Foto: Katya Alvarado)
La crisis que vive el mundo ante el desenfrenado aumento en el precio del petróleo y los alimentos es culpa de un modelo económico mundial agotado y podría transformarse en un conflicto militar en el mundo sin precedentes. Así analiza la situación actual el investigador John Saxe Fernández, Coordinador del Programa El Mundo en el Siglo XXI, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, UNAM, México.Saxe, quien dio una conferencia el pasado 24 de junio en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica, revisó el papel de neoliberalismo y los organismos financieros internacionales como responsables de la crisis que sacude al mundo.Si bien para este sociólogo el capitalismo vive una larga crisis desde la década de 1970, sobre todo con la escalada de precios del petróleo que afectó al mundo en 1973, estima que este momento es más critico aún, pues se está dando una transición con el uso de la energía.El capitalismo basado en la quema de combustibles fósiles no solo se encuentra ahora con la limitante de la cantidad de recursos; sino también en reducida tolerancia que tiene el planeta para soportar este tipo de actividad por más tiempo. "Le decía a los venezolanos; no va a ser posible un "socialismo bolivariano" a base de quema de combustible, no hay suficiente atmósfera que aguante eso; y además ese es un modelo de subordinación. A América Latina se nos define como reserva estratégica; como productores de materia prima; y en el siglo XXI tenemos que superar eso", comentó Saxe. Para el investigador; América Latina ha sido gobernada por mucho tiempo por una clase de dirigentes políticos "que se contentan con apropiación de excedentes"; y por ello ponen los recursos de sus países a disposición de la potencia hegemónica. "Vicente Fox (expresidente de México), el exgerente de la Coca Cola; colocó en Petróleos Mexicanos (PEMEX) al exgerente de la Dupont y éste se dejó decir esta frase: "El reto es como usar este recurso (el petróleo), para garantizar la seguridad energética nacional… de nuestros principales socios comerciales". Eso es "colonialidad" en su expresión más vergonzosa", ejemplificó Saxe. Además de echar mano de sus "aliados locales", el analista afirmó que Estados Unidos se encuentra en un momento de "proyección del poder" en la región por medio de los Comandos Norte y Sur, para retomar su papel hegemónico, luego del gran fracaso que le ha representando la guerra en Irak."Esto ya nos pasó anteriormente, en los años 60 y 70 Estados Unidos cayó Vietnam en un entrampamiento militar y aquello fue tremendo. Después de eso Estados Unidos trata de recomponerse y regresó al hemisferio con una enorme brutalidad. Viene el periodo de baños de sangre en Chile, Brasil, Argentina y posteriormente en Centroamérica.", recordó el académico.A su juicio, el presidente George Bush ha lanzado una política muy agresiva y desestabilizadora para el mundo, al pretender colocar el escudo antimisiles en Europa Oriental; lo cual puede hacer poner en alta tensión las relaciones entre las potencias.Según el experto, lo que hace Bush es desestabilizar la balanza de poder; pues las potencias no se atacan entre sí cuando saben que el rival tiene una capacidad de respuesta aniquiladora; pero este escudo en el perímetro ruso lo que hace es limitar la posibilidad de que los rusos reaccionen a un ataque. Ello podría provocar incluso que sean ellos quienes lancen la primera ofensiva."Es como si Rusia estuviese colocando su sistema antibalístico en el estado de Chiguagua (México); o Canadá en el estado de Alberta. La reacción sería una guerra termo nuclear inmediata. Es una situación casi tan delicada como la de 1962 cuando la Unión Soviética colocó armas en Cuba", explicó Saxe.Para Saxe, el difícil momento económico de los Estados Unidos puede acabar con la aparente paz entre las grandes corporaciones; y las tensiones pueden llevar por cualquier razón a un conflicto armado sin precedentes, como sucedió luego de la "gran depresión" de 1930; a la cual las noticias económicas actuales refieren con cada vez más frecuencia.
NECESIDAD DE EXPANSIÓN
Para Saxe, esta crisis de hegemonía estadounidense es más evidente cuando aparecen los Tratados de Libre Comercio, como un intento contrarrestar un proceso de regionalización como lo es el de la Unión Europea."Ahora lo que se está planteando es una creciente inestabilidad y conflicto entre las empresas, el estallido de hostilidades económicas se evita perentoriamente por medio reformas estructurales en el sector agrario, en el sector industrial, auspiciado desde los Estados Unidos desde brazos de poder Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo", enlistó Saxe.El especialista afirma que en la crisis de los 70, las grandes compañías vieron en el sector público de los países una posibilidad de expandirse; pues permitió canalizar las tensiones económicas y evitar la confrontación directa."El desmantelamiento de las agriculturas ha sido uno de los mecanismos fundamentales del apoderamiento del sector público; para mantener el control en las crisis sin tener una confrontación económica abierta. Todo esto lo hacen en coordinación con los organismos internacionales", indicó.Saxe describió los programas agrícolas aplicados en México desde la entrada en vigencia del TLC de América del Norte (TLCAN); en los cuales las condiciones de crédito del Banco Mundial prohibían la inversión estatal y la protección de los agricultores; para obligarlos a salir de la actividad y poder colocar los grandes excedentes agrícolas estadounideses."Pidieron abolir controles de exportación y abolir restricciones de importación; liberalizar comercio agrícola, retirar subsidio a los fertilizantes, como si fuera igual un productor rural mexicano a productor de Kansas. Es el tiempo en que se cae 80% de la inversión pública. Incluso el Banco Mundial pide que se recorte personal de la Secretaría de Agricultura Mexicana", describió el profesor.Saxe describió un informe presentado por asesores de la embajada estadounidense en México, y que fue divulgado por la prensa, donde los mismos funcionarios reconocen el desastre que ha significado el TLCAN para el agro mexicano, al hablar sobre un programa de "estímulo a la producción"."El Procampo nace como un instrumento creado a la luz del TLC para aplacar el dolor del campesinado hacia la transición de un mercado abierto. La transformación económica del campo hacia el sector privado ha tenido consecuencias abruptas y catastróficas para la población rural mexicana, que pocas posibilidades tiene de modernizarse para competir en el marco del tratado comercial", citó Saxe."Estados unidos será el mayor beneficiario de esta política, pues el cambio en los cultivos en el campo mexicano favorecerá una mayor importación de maíz y de fríjol. ¿Que era lo que hacia el Banco Mundial?, pues abrir el mercado mexicano a costa de los productores rurales", señaló.
ESQUEMA PELIGROSO
John Saxe, advirtió que Estados Unidos ha activado sus Comandos Norte y Sur, para intervenir nuevamente en América Latina bajo la sombrilla de la seguridad, como ya lo ha hecho con el Plan Colombia.Saxe manifestó que el "Plan México", conocido ahora como la "Iniciativa Mérida", está bajo la dirección del Comando Norte, tiene una fuerte dotación de dinero para contratar verdaderos ejércitos con el pretexto de la lucha contra las drogas y el crimen organizado."Van a contratar mercenarios, escuadrones de la muerte, como la firma Black Water, que tiene más de 100.000 hombres; y los han puesto a masacrar gente en Colombia e Irak. Usan el pretexto del crimen común para deshacerse de todo el que se les oponga", indicó Saxe.
"Es una crisis de malas decisiones"
¿Es esta una crisis coyuntural o es una situación provocada?
-Primero es una crisis agrícola más que alimentaria, y es una crisis de malas decisiones generada por programas que no contemplaron esta coyuntura, como el programa de desmantelamiento del agro en México por parte del Banco Mundial. Ese fue el gran desmantelamiento de la producción de granos del país y en la región.
¿Qué medidas se han tomado en el caso mexicano?
-En el actual contexto el gobierno en lugar de recuperar los niveles de inversión pública en el campo, plantea dedicar la mayor cantidad de recursos a la importación; con lo que solo profundizan los subsidios que reciben los estadounidenses. Se está haciendo todo lo contrario que tenía que hacerse. El costo de recomponer el agro ahora es altísimo, pues desde los años 80 los estadounidenses buscan la forma de colocar sus excedentes.
¿Qué importancia tiene la competencia de Estados Unidos con China en este momento?
-Hay una relación de simbiosis, en el caso de China se está montando su estrategia sobre una dinámica interna cada vez mayor; pero el alza de los combustibles va a impactar el costo de los productos baratos y los chinos van hacia la regionalización, desde el punto de vista del abastecimiento de recursos, lo que provoca a los estadounidenses en un problema serio. Los chinos han comprado más de un billón de dólares en bonos del tesoro estadounidense, lo que muestra que estamos entrando a un periodo histórico en que el papel hegemónico de Estados Unidos es más pequeño.





viernes, 4 de julio de 2008

Calderón: ficha de EU











John Saxe-Fernández

Jueves 3 de julio de 2008

La Jornada, México.

El endoso de Calderón a la integración militar bajo auspicio de EU por medio del Comando Norte (CN), la ASPAN, la Iniciativa Mérida y el Proyecto Mesoamérica, arriesga la integridad territorial mexicana y le adjudica a la oficina presidencial el patético papel de “ficha” (asset) de EU en el tablero estratégico de las Américas; una capitulación de soberanía y de liderazgo latinoamericano que comparte con Álvaro Uribe, su homólogo colombiano.


Cabe recordar que la Iniciativa Mérida, gemela del Plan Colombia, es un inductor presupuestal que integra a México al CN mediante negocios: asesorías, equipo, entrenamiento, intercambio de información y movilización conjunta de tropas bajo los bastidores de empresas contratistas tipo Blackwater y DynCorp, brazos clandestinos del Pentágono al mando de ex oficiales militares y de inteligencia estadunidenses, como ya se advirtió desde estas páginas.

La construcción imperial de coaliciones de corte militar-empresarial, usando el CN y la ASPAN, se encamina, por conducto de la Iniciativa Mérida, a desvanecer la función de “defensa nacional” en las fuerzas armadas mexicanas, para sustituirla por tareas de “seguridad interna” o de corte netamente policial.

Estas instancias castrenses también se coordinan con el Comando Sur que opera del Suchiate a la Patagonia y tienen entre sus objetivos: a) el posicionamiento territorial para el control de la población y los recursos naturales de América Latina con despliegues de bases, operativos navales, aéreos y terrestres; y b) la utilización de la Iniciativa Mérida y el Plan Colombia como arietes para una ofensiva oligárquico-imperial encaminada a generar sinergias entre ambos comandos que refuerzan su dominio de América Central y el Caribe desplegando operaciones abiertas y encubiertas para socavar, por la vía de la desestabilización socioeconómica y militar, el proceso de formación de coaliciones sudamericanas en curso.

La mencionada sinergia se explicitó en el comunicado del Proyecto Mesoamericano cuando los nueve mandatarios participantes “… reiteraron su disposición a estrechar la cooperación entre sus países y con EU en el marco de la Iniciativa Mérida” (BBC-Mundo, 29/6/08).
Esos operativos se intensificaron después que Brasilia informó a la secretaria Rice de su apoyo para la formación de una estructura sudamericana de defensa que excluye a la potencia norteña.
Al poco tiempo se registraron los violentos ataques contra territorio ecuatoriano desde Colombia, haciéndose visible la acción oculta de EU actuando a través de su “ficha” colombiana.
Así se puso en práctica la doctrina de la guerra preventiva, de las “fronteras flexibles” y de lo que el Pentágono concibe como el derecho de intervenir militarmente en “espacios de precaria gobernabilidad” –dotados sin excepción de abundantes y estratégicos recursos naturales–, todo en abierto desacato del derecho internacional y de acuerdos multilaterales suscritos por EU con América Latina.

El regreso de la “diplomacia de las cañoneras” con la puesta en operación el martes pasado de la cuarta Flota –establecida durante la Segunda Guerra Mundial contra ataques submarinos alemanes y desactivada desde 1950– lo anunció el Pentágono con una gira por la región del almirante Jim Savridis, a cargo del Comando Sur, exactamente una semana antes del cónclave fundacionaaal de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), realizado en Brasilia, el 23 de mayo pasado, cuyo fundamento es la defensa conjunta de la inviolabilidad territorial de los firmantes, en contraste con las doctrinas y programas castrenses hilvanados con diseños de desincorporación territorial del Banco Mundial-BID y ONG “ambientalistas”, para una refuncionalización estadunidense del espacio nacional, como ocurrió con los ferrocarriles de México y que la iniciativa energética de Calderón llevaría a los vastos complejos económico-territoriales, involucrados en la operación diaria de. Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad.

martes, 1 de julio de 2008



Entrega: salto “cuántico”







John Saxe-Fernández


La Jornada, México
19 de junio de 2008.




Al tiempo que se preparaban los detalles de la “reforma estructural” para dar cobertura legal a la privatización, extranjerización y eventual desintegración de Pemex, en curso desde los años 90, EU también elaboró un programa que permite asegurar militarmente tan magno despojo a favor de sus empresas. Se trata de un despliegue militar hacia todo el territorio mexicano disfrazado con ejércitos mercenarios que operan como contratistas privados y que son brazos clandestinos del Pentágono y la CIA. Esas firmas, entre las que resaltan Blackwater y DynCorp, están bajo mando de ex oficiales militares y de inteligencia de EU. La primera perpetra frecuentes masacres y brutales violaciones a los derechos humanos de la población iraquí, y la segunda, desde Colombia, disemina plaguicidas que se extienden a varias provincias ecuatorianas afectando de manera grave la salud humana y el medio ambiente. Su inclusión en el paquete de seguridad que discutía el embajador Garza con Calderón desde mayo de 2007 se posicionó en el Congreso estadunidense como el aspecto más delicado de lo que entonces se denominó Plan México. Según John Ariscano (“Los siniestros contratistas…”, Clarinet, de Chile), Blackwater cuenta con 100 mil hombres. Esas empresas, “además de inmunidad diplomática, tienen a disposición helicópteros, carros blindados y vehículos Hummer dotados de ametralladoras y han actuado –caso de DynCorp– al servicio de narcomafias y terroristas aliados a Washington”, por lo que cabe preguntar cómo incidirán ¿o inciden ya? en la ola de violencia que asuela a la nación. Es tema vedado al público. Existen antecedentes: ya se usaron mercenarios políticos de la derecha española y de Washington, tipo Dick Morris y Rob Allyn, en la creación y manejo electoral de las provocaciones de 2006, y después de Montebello Calderón planteó otorgar la protección de las instalaciones de Pemex-CFE a SyColeman.

A fines de 2007 se supo que se realizaban conversaciones sobre asuntos de seguridad entre Garza y Calderón. El embajador dijo que Calderón le ofrecía una “ventana de oportunidad” y que colaboraba en la materia “más que cualquier otro presidente”. Colocar en riesgo la soberanía y superar en entreguismo a Santa Anna, Salinas, Zedillo y Fox es una hazaña difícil de superar, pero así lo confirmó un alto funcionario del gobierno de Bush, que pidió el anonimato, al calificar el Plan México endosado por Los Pinos como “… un salto cuántico hacia delante (quantum leap forward), en parte porque México está dispuesto a arriesgarse en la construcción de una nueva relación” (citado por Alfredo Corchado “1.4 billion US Mexico Anti-drug program to entail use of private contractors”, Dallas Morning News, 19/10/07).

El “salto cuántico” se centra en el hecho de que, como expresó el general Roberto Badillo Martínez, “… ningún gobierno mexicano durante el siglo XX permitió la entrada de tropas (de EU) ni de mercenarios disfrazados, y mucho menos de asesores”. Por eso el hermetismo y manejo publicitario: al Plan México luego se le llamó Iniciativa Mérida para suavizar la asociación con el Plan Colombia, otro esquema de negocios bélico-industriales y de ocupación territorial también elaborado bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico y en el que es central el papel de los contratistas privados en el teatro de operaciones y en la oferta de adiestramiento y equipo.

En las legislaturas se soslaya el uso de contratistas privados en la Iniciativa Mérida, quizá por el rechazo del público mexicano al menor asomo de ocupación militar del país. Corchado indica que Silvestre Reyes, presidente del comité de inteligencia de la Cámara de Diputados estadunidense, mostró preocupación por el posible uso de contratistas privados del país vecino en México: “es una de las áreas más sensibles en las negociaciones entre los dos gobiernos… los oficiales mexicanos están preocupados al respecto y nosotros también por el uso que se hace de los contratistas en Irak”.