jueves, 11 de diciembre de 2003

Privatización y seguridad nacional

John Saxe-Fernández
La Jornada.
México 11 de diciembre de 2003.

La política auspiciada por el Banco Mundial desde mediados de la década de 1980, encaminada a llevar "a un punto de venta" las grandes empresas del sector estratégico (Ferrocarriles, Pemex, Comisión Federal de Electricidad y Luz y Fuerza del Centro), se intensificó con el gobierno foxista. Dado que violan la Constitución, las medidas aplicadas debilitan la vigencia del estado de derecho, así como los fundamentos de la "seguridad nacional mexicana". Esa seguridad es dimensión básica de la soberanía y está subsumida en el texto constitucional, especialmente en todos los casos contemplados en el artículo 27: "tratándose de petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos no se otorgarán concesiones ni contratos ni subsistirán los que se hayan otorgado..."

Por su amplio impacto en la economía nacional y familiar, por su contribución fiscal y por ser las exportaciones petroleras fuente principal de divisas "no condicionadas", Pemex, la CFE y LFC siguen siendo epicentros de la soberanía y de la seguridad nacionales, por lo cual el persistente ataque contra esos entes (sabotaje fiscal, administrativo y técnico) vulnera de manera flagrante el estado de derecho y pone en peligro la seguridad y la estabilidad sociales.

La intención de la industria gasera y petrolera de Estados Unidos, con el impulso de la Casa Blanca y de instrumentos vitales para el ejercicio del "bilateralismo intensivo" a su servicio (el Tesoro, BM y FMI, entre otros), se ha centrado en revertir "en los hechos" la nacionalización petrolera y eléctrica tanto en la dimensión operativa como político-administrativa. Hoy el gran esfuerzo de los "empleados" domésticos de esos intereses externos se centra en ajustar la Carta Magna a la rampante inconstitucionalidad del programa de "privatización de facto" del sector energético.

Para impulsar la entrega de facto de Pemex a empresas extranjeras, el BM gira instrucciones al gobierno foxista para que, al margen de la Constitución, esa empresa "...otorgue contratos colectivos para exploración y desarrollo de cada campo petrolero, para que en los más grandes se puedan extraer mayores rentas, ya que en ellos la extracción es más barata..." Es un "mandato" de Washington que Fox, Muñoz Leos y las autoridades de Hacienda acatan inconstitucionalmente, impactando fuertemente el diseño presupuestal de la empresa.

Según explicó David Cortés, miembro de la Unión Nacional de Trabajadores de Confianza de la Industria Petrolera, en una ponencia presentada en el foro La Jornada-Casa Lamm, la idea es utilizar el contratismo a ultranza para desactivar y eventualmente dejar a Pemex hecho un cascarón. Asimismo señaló que "...actualmente Pemex administra 10 mil contratos anuales" y "la actual administración pretende con los Contratos de Servicios Múltiples tener 20 o menos contratos con pocas empresas, para que éstas a su vez subcontraten, es decir, sustituyan a Pemex". Entre las áreas más sensibles en las que se realizan estos contratos están: "los estudios integrales de yacimientos, la perforación y terminación de pozos, las plataformas de producción, el procesamiento y compresión de gas, los proyectos integrales o llave en mano de exploración y explotación de crudo, como el de Chicontepec, la reconfiguración de las refinerías de Cadereyta, Tula, Salamanca, Ciudad Madero y Minatitlán".

Cuando Cortés menciona la sustitución operativa en Pemex no lo hace como figura retórica, ya que la intención de Washington es mucho más radical. Precisamente con la mira puesta en la eventual desaparición de Pemex, el BM ya propuso el establecimiento de un aparato institucional homologado al existente en Estados Unidos: se trata de un ente sometido al poder e influencia de las grandes empresas del ramo. Según el BM, el gobierno mexicano debe proceder al establecimiento de una burocracia que se encargue directamente de la administración de los mencionados contratos, mediante una (textual) "Agencia Federal (authority) de Hidrocarburos, que estaría separada de Pemex. Tal agencia se encargaría de las áreas de exploración y producción, negociaría y firmaría los contratos de exploración y producción sobre todas las áreas existentes y las que existan en el futuro, supervisaría el cumplimiento de los compromisos de inversión contraídos por Pemex, así como a la subsidiaria de exploración y producción y a las empresas privadas, y serviría como depósito de toda la información. Entes similares existen en Estados Unidos, como por ejemplo la Texas Railroad Comission".

El embajador de Estados Unidos, Tony Garza, fue integrante de esa comisión, que, como ya lo hemos indicado desde estas páginas, no tiene nada que ver con los "ferrocarriles", ya que es una suerte de OPEP, un organismo "regulador" de la industria petrolera subordinado a las empresas.
Estamos en presencia de una inadmisible intervención extranjera y violación constitucional en curso que ameritan el enérgico rechazo de la población y la acción que corresponda, según la Carta Magna, a los poderes Legislativo y Judicial.

viernes, 28 de noviembre de 2003

Privatizaciones y espacio nacional

John Saxe-Fernández
La Jornada.
México 28 de noviembre de 2003.

La historia de las relaciones de México con Estados Unidos muestra, de manera dramática, cómo el despliegue sobre el territorio nacional de actividades económicas esenciales, cuando son dominadas por actores o empresas del exterior, rápidamente adquiere dimensiones militares y de seguridad, con graves repercusiones sobre la integridad territorial mexicana. El despojo formalizado en el Tratado de Guadalupe de 1848 es parte y parcela del largo y sangriento proceso de "integración" de la América del Norte, como atestigua la guerra de conquista, primero contra las naciones indias, después contra las posesiones españolas en las Floridas y luego contra México.

Con el desarrollo del capitalismo, los instrumentos imperiales de control se ampliaron sin dejar a un lado, en momento alguno, el ingrediente militar y territorial. Los certeros planteamientos de Maurice Dobb sobre el imperialismo apuntan al uso de cuatro mecanismos o de una combinación de ellos para lograr la "integración" por medio de: a) tarifas preferenciales, b) programas de inversión, c) colonización y d) instrumentos para lograr el control abierto político-militar.
Este esquema sintetiza una perspectiva de dominio internacional económico, similar a la planteada por los ideólogos nazis en torno a un bloque europeo continental encabezado por Alemania, con un fuerte ingrediente geopolítico y militar que incluye la "guerra de conquista", como ocurre hoy en Irak; en Colombia, con el Plan Colombia y su extensión hacia la región cocalera del Chapare en Bolivia (Plan Dignidad), la Iniciativa Regional Andina (Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia y Perú), el TLCAN, el Plan Puebla-Panamá, el TLC EU-Chile y la propuesta de un ALCA. Todo en medio de un esquema de ampliación de bases militares y programas militares estadunidenses, junto con una vasta ofensiva de privatizaciones que incluye, de manera notable, el complejo petroeléctrico mexicano.

Las implicaciones mayores del fenómeno imperialista sólo pueden apreciarse de manera cabal teniendo presente la estrecha relación entre lo histórico y lo geográfico. Es un asunto que se percibe al revisar la vasta extensión de la infraestructura de la Comisión Federal de Electricidad o la de Petróleos Mexicanos (ver Atlas de México, Instituto de Geografía UNAM).

Alan Milward y Franz Newman han ilustrado este asunto y mostrado la forma en que el gran capital alemán articulaba concepciones sobre la "integración" similares a las de Estados Unidos, ya que los ideólogos del nacionalsocialismo se inclinaron por adoptar y adaptar la doctrina Monroe como "modelo", sin dejar de incluir la experiencia imperial y colonial británica. Las nociones germanas de "economía de grandes áreas", como ocurrió con la "Gran Area" planteada en el gobierno de Franklin Roosevelt, luego con el TLCAN y ahora con el ALCA, corresponden a las necesidades económicas y geopolíticas de la burguesía estadunidense. En ambos casos se trataron de justificar políticas económicas en el ámbito internacional, resultado de decisiones económicas internas a las que se dio prioridad por encima de cualquier situación global.

La comparación entre los planteamientos y acciones del liderato nacionalsocialista y las que se han emitido desde la Casa Blanca en los últimos decenios es justificada, si se tiene presente que la forma predominante de capitalismo que se observó en la Alemania nazi trató también de vencer la crisis alemana por medios coercitivos extremos, interna e internacionalmente.
Tanto en Estados Unidos (de manera más perceptible después del 11-09) como en la Alemania nazi está presente una nueva división del mundo y la incautación de un "nuevo espacio vital" racionalizado con doctrinas de "ampliación", disfrazadas con la retórica del "globalismo pop", así como por justificaciones racistas para el "involucramiento" en los asuntos internos de sus vecinos.

Existen también paralelismos en la forma de abordar el tema del Estado entonces y hoy. Los ideólogos nacionalsocialistas asumieron no sólo un fortalecimiento de "su" Estado nacional, sino también la ampliación de su control económico operativo en el resto de Europa por medio de sus firmas, así como de la extraterritorialidad de su "jurisdiccionalidad". La doctrina alemana de "áreas amplias" fue una reformulación y adaptación de la Monroe que según Carl Schmitt, en ese momento la voz cantante entre los revisionistas del nacionalsocialismo (hoy imitado y plagiado por Perl), se convierte en "...el ejemplo más afortunado de un principio en gran escala de derecho internacional".

La comparación histórica permite apreciar las graves implicaciones que acarrea el esfuerzo de la Casa Blanca por acotar las normas universales del derecho internacional, "regionalizándolo" o, peor aún, "geopolitizándolo", como se expresa en brotes neomonroístas como la ley Helms-Burton contra la revolución cubana y el mundo.

jueves, 13 de noviembre de 2003

El paquete: asunto de seguridad nacional

John Saxe-Fernández
La Jornada.
México 13 de noviembre de 2003.

No pecó de exceso Julio Boltvinik cuando usó los calificativos "chantaje" y "provocación" para referirse al paquete económico presentado por el Ejecutivo a la Cámara de Diputados, desde la Secretaría de Gobernación, encargada de la "seguridad interior" y de Hacienda. En sentido estricto, según han explicitado ex altos funcionarios del Banco Mundial, al hacer una síntesis de su estrategia privatizadora de grandes empresas como Petróleos Mexicanos (Pemex), Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Luz y Fuerza del Centro (LFC), una vez que se ha hecho vulnerable a la economía nacional por la vía de la desregulación financiera y se procede con la "sobornización" de la cúpula política, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (FMI-BM) empujan a la exhausta economía al paso tres: una desestabilización sociopolítica por la vía de una gran embestida contra la economía popular, en un contexto recesivo en el que se aplican medidas que agudizan esa condición por medio de mayores reducciones al gasto público, el desmantelamiento de los contratos colectivos, los despidos, las privatizaciones y la acentuación de la distribución regresiva del ingreso.

Parece que los aprendices de brujo tienen toda la intención de transformar la política económica en un asunto policiaco-militar, es decir, de "seguridad nacional", razón por la cual podría explicarse la inusual participación de Gobernación en la presentación de un paquete de medidas de recaudación fiscal y de gasto público, política y socialmente explosivo. Esto da lugar a lo que Stiglitz llama el paso "tres y medio", es decir -textual- "los disturbios sociales inducidos por el FMI". Estos disturbios, dolorosamente predecibles, se generan cuando la nación está "caída y en desgracia", y el FMI-BM "se aprovechan y le exprimen hasta la última gota de sangre.

Incrementa el calor, hasta que la olla entera explota". (Memoria, junio 2002). El "paquete" es un detonador de disturbios, como se observó en Indonesia en 1998 por eliminar los subsidios a la comida y los combustibles para los pobres; o por la privatización y el aumento brutal de las tarifas del agua y los esquemas de desnacionalización del gas natural en Bolivia; o en Ecuador por subidas en los precios del gas natural; o en Argentina por el saqueo del patrimonio nacional y la embestida contra los ahorristas; o en la República Dominicana por una ofensiva antipopular y recesiva de una economía que hace pocos años crecía a un ritmo superior a 5 por ciento y que hoy, bajo una administración "estadunidense" de su política económica (como ocurre en el México del TLCAN), experimenta un desplome de menos 3 por ciento e induce a los amplios sectores económicamente agredidos a la "huelga general".

Según Stiglitz "...da la impresión de que el disturbio forma parte del plan". Existe amplia comprobación documental de esta aseveración. En un trabajo que presenté en 1998 al Colegio de Postgraduados, instancia de investigación y docencia agropecuaria que el "paquete" intenta hacer desaparecer, discutí cómo los funcionarios de EU estaban concientes del incendio sociopolítico que generaba el programa salinista de privatización rural y la contrarreforma al artículo 27, ciertamente, una brutal e imperdonable agresión a millones de familias campesinas e indígenas. En un documento privado dado a conocer por la prensa, los asesores del entonces embajador de EU, James Jones, reconocieron que tal política "...ha contribuido a fomentar la inestabilidad social y por lo tanto a impulsar el movimiento guerrillero zapatista". Como hoy respecto al complejo petro-eléctrico, los motivos de esa estrategia fueron antinacionales, depredadores y cortoplacistas. Ahí se reconoce que EU "será el mayor beneficiario... pues el giro en los cultivos... favorecerá una mayor importación de maíz y frijol a corto plazo".

El giro en los cultivos mexicanos hacia otros productos básicos -trigo, sorgo, soya, arroz y algodón- hará que a mediano y largo plazos se dé una mayor demanda de estos bienes, "sobrepasando la capacidad productiva nacional e incrementando las importaciones de EU".

Según Gregg Palast, existe más comprobación de esta política de chantaje y provocación en documentos marcados como "confidenciales", "restringidos" y "no revelar" del BM. Uno de esos documentos, la Estrategia interina de asistencia de país para Ecuador, indica, con fría precisión, que el BM preveía que sus planes inducirían "disturbios sociales", "... su término para describir una nación en llamas". Se nos indica que "los disturbios del FMI" causan, debido al pánico, nuevas salidas de capital, además de gobiernos en bancarrota. Por "disturbios" Palast se refiere a protestas pacíficas dispersadas por balas, tanques y gas lacrimógeno, como ocurrió en Bolivia. Si bien, como dice Stiglitz, "este incendio económico tiene un lado positivo para las corporaciones extranjeras, que pueden adquirir los bienes restantes... a precios de remate"; cabe recordar 1910 y recomendar a los irresponsables privatizadores del BM y sus empleados locales que"no le busquen tres pies al gato".

jueves, 30 de octubre de 2003

Maximato: barril sin fondo

John Saxe-Fernández
La Jornada.
México 30 de octubre de 2003.

Como el cabildo santanista que impulsa la llamada ''reforma'' de la Carta Magna -dirigida a legitimar la privatización de facto hasta ahora aplicada en el sector petroeléctrico al margen de la normatividad constitucional vigente- se ha sustentado en la retórica del fundamentalismo de mercado, es oportuno recordar la irónica y no por ello menos puntual aseveración de John K. Galbraith, en el sentido de que ''la globalización no es un concepto serio. Nosotros, los estadunidenses, lo inventamos para ocultar nuestra política de penetración económica en el exterior''.

Los responsables de aplicar los ''mecanismos de desregulación financiera'' para inducir formas crecientes de penetración están plenamente conscientes de que el crecimiento de las importaciones y la discriminación cambiaria contra las exportaciones generan crecientes y eventualmente inmanejables déficit comerciales y de pagos.

Y de esto se trata precisamente. Este es un ''mecanismo financiero'' que cíclicamente desemboca en una incautación del patrimonio nacional público y privado. Dos ejes centrales del mecanismo residen, primero, en la aceptación de las autoridades locales de cambiar papeles de deuda por activos, proeza antinacional de dimensiones históricas de la que Salinas está muy orgulloso y, segundo, la libre salida de capitales con un tipo de cambio previamente anunciado.

Los más agudos analistas de la traumática crisis de 1994 han apuntado que, a mediados de ese año, casi dos tercios del movimiento del mercado de valores públicos y privados correspondían a inversionistas externos, al punto que se estima que cerca de 20 por ciento de los fondos de pensión de Estados Unidos estaban colocados en la Bolsa Mexicana de Valores, situación que, por obra y gracia de este mecanismo, induce la ''transubstanciación'' de la deuda interna en deuda externa -y de pagos. Así el salinato -y luego Zedillo- sacrificó todo para ''rescatar'' la masiva especulación hecha con esos fondos de pensión, condicionante que mucho ayudó a Clinton a lograr su relección, ya que la crisis afectó a cientos de miles de microinversionistas de Estados Unidos que canalizaron sus ahorros por medio de las mutuales.

La causalidad perversa que se genera es parte fundamental en la dinámica en que se desarrolla lo que he llamado La compra-venta de México (Plaza y Janés, 2002) y su extensión hemisférica, basada como está en el traspaso de la propiedad y control de los principales activos y de los sectores estratégicos a favor de las empresas extranjeras, ahora con el agravante de que el micro, pequeño y mediano empresariado nacional es llevado a la quiebra, mientras las empresas de mayor tamaño son paulatinamente sometidas a procesos de ''fusión estratégica'' y quedan como socios menores del capital internacional.

Todo el esquema de incautación de La compra-venta de México se sostiene en el síndrome del barril sin fondo que actúa como la fuerza dinamizadora del proceso de incautación de activos por el masivo desvío del presupuesto nacional hacia el gasto no productivo. El esquema, como bien percibieron los economistas desprendidos de la retórica del globalismo pop, desacelera el crecimiento y genera profundos desequilibrios externos, cuyo cierre demanda profundizar más aún el modelo. Esto, a su vez, agrava los desequilibrios en un movimiento de causalidad perversa en niveles decrecientes de actividad y crecientes de endeudamiento. El modelo resulta así un enorme barril sin fondo que ya ha succionado enormes porciones del patrimonio nacional y, como todas las ''renegociaciones'' que se hacen son planteadas desde la óptica de los intereses de los acreedores, formalizados en las cartas de intención del FMI-Banco Mundial asumidas como propias por los country managers domésticos, su esfera de gravitación, una vez devoradas las joyas nacionales (Pemex-CFE-LFC), se extiende al espacio territorial mismo.

Como ocurrió con los regímenes delamadridista y salinista, el de Zedillo también encontró un alivio temporal a la severa crisis con el paquete de ''rescate'', pero la contratación de créditos permanece impertérrita. Durante el salinato el fenómeno fue observado detenidamente por el economista Bernal Sahagún, quien había advertido que ''la carga externa total desembolsada, al final de 1994 (sería), cerca de 30 por ciento superior a la existente a finales de 1988, con todas las secuelas desequilibradoras que pueden esperarse de tal circunstancia''. Y de manera impecablemente corroborada por los acontecimientos de diciembre de l994, Sahagún volvía a advertir, por enésima vez, que ''en los hechos, en cuanto a las presiones del endeudamiento con el exterior, lo único que cambió fueron los plazos de liquidación y el carácter de los deudores, que se desplaza en parte de las obligaciones gubernamentales al sector privado, que tendrá que hacer fuertes desembolsos en los próximos años, tanto para amortizaciones como (para) intereses y otros pagos''.

jueves, 16 de octubre de 2003

Maximato y globalismo pop

John Saxe-Fernández
La Jornada.
México 16 de Octubre de 2003.

La "hoja de ruta" para inducir la privatización y extranjerización de los activos nacionales -Pemex, Comisión Federal de Electricidad (CFE), Luz y Fuerza del Centro (LFC)- incluye, según Joseph Stiglitz (Memoria, julio de 2002), ex alto funcionario del Banco Mundial, un programa de cuatro pasos: primero la "sobornización" de la dirigencia política doméstica, que ya describí desde estas páginas; sigue luego la desregulación del sector financiero originando así "el ciclo del dinero caliente", todo un "barril sin fondo".

En el caso mexicano, el BM-FMI mediante el binomio Salinas-Gurría promovió dicha "desregulación", que permitió y permite a las grandes firmas extranjeras y a los especuladores nacionales e internacionales sacar del país decenas de miles de millones de dólares en instantes.
Amparados por los bonos Brady, los principales beneficiarios fueron precisamente los más poderosos participantes de esta operación: Salomon Brothers, Meryll Lynch, Citibank, Chase Manhattan y J. P. Morgan, que obtuvieron ganancias fabulosas. En verdad muy poco de ese dinero canalizado hacia los mercados emergentes se ha invertido directamente en plantas y equipo.

Según analistas del Institute for Policy Studies, de Washington, DC, las enormes sumas que abarrotaron el mercado de valores mexicano en esos años, de 10 a 15 mil millones de dólares anuales después de que el país firmó el Plan Brady, produjeron la privatización e internacionalización de la propiedad de empresas ya existentes, pero sólo 5 por ciento fue usado para aumentar la infraestructura local. Esto último es de poco interés para los banqueros, quienes obtienen sus ganancias inyectando grandes sumas de dinero en pequeños mercados, como el mexicano, brasileño, chileno o argentino, elevando así hasta la estratosfera el precio de los valores locales, dedicándose a un lucrativo negocio especulativo. La burbuja revienta inevitablemente y, cuando ello ocurre, se procede inmediatamente a un "rescate" de esos mismos grupos financieros, como el diseñado por Clinton, torpemente aceptado por Zedillo.

Algunos funcionarios, José Angel Gurría entre ellos, parecen haberse dejado envolver por el "globalismo pop", una ideología desgastada, repleta de euforia y determinismos, pero que todavía se utiliza, por ejemplo, en el más reciente seminario del Senado sobre "globalización y desarrollo". Si se trata de un discurso con el que se pretende obnubilar a la opinión pública, también impacta a la quintacolumna neoliberal. Gurría se ufanaba de que "...la culminación exitosa de la ronda Uruguay del GATT y la firma de acuerdos comerciales de México con varios países del mundo, en particular el TLC, ... ofrecerán a nuestro país un entorno favorable que debe aprovechar para sustentar el crecimiento futuro en el comercio y la inversión, alejando con ello la amenaza de otra crisis de sobrendeudamiento" (sic).

Exactamente dos semanas después de hecho un diagnóstico, bajo la retórica del "globalismo pop", que no pudo resultar más fallido, estalló la macrocrisis de 1994. Corresponde propiamente a la sociología del conocimiento tratar de explicar la notable incompetencia del diagnóstico de Gurría. Pero, en vista de que posteriormente al estallido de la macrocrisis voceros del FMI señalaron que esa institución había advertido oportunamente al gabinete económico de Salinas sobre los peligros inherentes a la masiva inversión especulativa y de corto plazo en que se sustentó la política económica, quizá sea el sicoanálisis la disciplina que más efectivamente explique estas "fallas de comunicación".

Estos son algunos de los mecanismos de una abstracta y misteriosa "globalización", que corre de artículo en artículo y de voz en voz por los pasillos gubernamentales, senatoriales, periodísticos, radiales y académicos. En cada uno de estos "pasos" o "ciclos neoliberales" se profundiza más el desempleo y el despojo de las grandes empresas mexicanas. Como se comprobó con las iniciativas enviadas por Zedillo para modificar la Constitución a efecto de colocar en el piso de remates a Ferrocarriles Nacionales de México, la CFE, la LFC y Pemex. El pobre sólo pudo entregar, entre otros bienes, los ferrocarriles. Ahora, bajo la misma "hoja de ruta" del maximato, Fox se esfuerza por entregar y extranjerizar lo que falta. Con ello también se "extranjeriza" nada menos que la matriz territorial de la nación.

Existen dos elementos básicos del esquema de incautación, rescatados en un importante análisis que ofreció, en su oportunidad, Carlos Vilas: "1) un atraso del tipo de cambio respecto del índice de precios y anclaje a través de una banda de flotación que se actualiza periódicamente y que anuncia el ritmo futuro del deslice; y 2) una fuerte dependencia de financiamientos externos de corto plazo". El atraso del tipo de cambio genera divisas baratas para pagar la deuda externa, lo que, junto con la amplia eliminación de restricciones a las importaciones, permite controlar la inflación interna con un nivel de precios a la baja sin recurrir a mecanismos extraeconómicos.

jueves, 2 de octubre de 2003

El maximato: modus operandi

John Saxe-Fernández
la Jornada.
México 2 de octubre de 2003.

El recrudecimiento de la ofensiva imperial-oligárquica contra el patrimonio petrolero, gasero y eléctrico del país tiene como actores centrales del drama: 1) al pueblo mexicano contra cuyos intereses públicos nacionales se atenta; 2) las grandes empresas petroleras y eléctricas internacionales; 3) los instrumentos de Estado mexicanos, hegemonizados por lo que algunos en ciencias sociales identifican como una voraz y depredadora "burguesía compradora", y otros como "neoligarquía"; y 4) los instrumentos del Estado imperial, y aquí colocaríamos, en primer lugar, a los componentes centrales del maximato: el llamado grupo del BM-FMI, el Tesoro de Estados Unidos -principal accionista con 51 por ciento del BM- y, desde luego, a los otros puntales de la proyección de poder de la presidencia imperial de Estados Unidos de corte militar, policiaco y de inteligencia, y a sus assets (activos) locales: la "quinta columna neoliberal".

Conviene tener presente que los procesos de privatización de facto, impulsados por el BM-FMI desde la Presidencia y las respectivas secretarías de Estado, son concebidos de manera "integral" como resultado de lo que el Departamento de Energía estadunidense plantea como creciente convergencia "de las actividades relacionadas con el petróleo y con la generación eléctrica". El maximato se interesa en el complejo petroeléctrico mexicano por el hecho de que se ha comprobado que la tasa de ganancias generada por la interconexión entre las compañías petroleras, particularmente aquéllas con activos importantes en la producción o distribución de gas natural, y las de generación eléctrica, son entre 50 a 75 por ciento superiores a las que sólo se dedican a una de estas actividades. La interrelación del negocio gasero con el eléctrico ofrece mayores márgenes de ganancia; de aquí que esa convergencia genere furor, entusiasmo e ímpetu privatizador en el alto empresariado, la cúpula del BM y en la de sus country managers: los presidentes mexicanos de turno, Salinas, Zedillo y ahora Fox, los secretarios de Estado involucrados, así como encargados de las direcciones respectivas.

Conviene no sicologizar el fenómeno. La motivación detrás de lo que algunos perciben como "la terquedad " de Fox por lanzar al piso de remates de Wall Street a Pemex, a la Comisión Federal de Electrcidad y a Luz y Fuerza del Centro tiene dos ejes: primero, los ya mencionados mayores márgenes de ganancia, y segundo, la implementación de un programa de cuatro etapas dedicado a inducir en la cúpula política local la adopción y actuación dinámica en favor del esquema privatizador. Según detalla el periodista Gregg Palast en una entrevista con Joseph Stiglitz -quien fuera presidente del BM, jefe del Consejo Presidencial de Consultores Económicos en el gabinete de Clinton y premio Nobel de Economía (Memoria, junio de 2002)-: el paso uno "...puede llamarse con más precisión la "sobornización".

Stiglitz detalla cómo el BM logra la adhesión de presidentes y ministros para que en lugar de oponerse a la venta de las grandes y estratégicas empresas nacionales, en gas, electricidad, petróleo, puertos o ferrocarriles, se inclinen a liquidarlas "alegremente'', usando como excusa "las exigencias del FMI". Y agrega significativamente: "...podías ver cómo se les abrían los ojos ante la posibilidad de una comisión de 10 por ciento, pagada en cuentas suizas, por el simple hecho de haber bajado unos cuantos miles de millones del precio de venta de los bienes nacionales" (p.15). Tal parece ser uno de los pilares del "quintacolumnismo neoliberal".

El economista ilustra también cómo las autoridades gubernamentales de Estados Unidos estaban al tanto de estos tejes y manejes. Tal es el caso de la "sobornización" del programa privatizador ruso, considerado, sólo después de la venta de garage salinista valorada entre 23 y 26 mil millones de dólares, como la mayor venta por liquidación de empresas nacionales.

El segundo paso, aplicado en México durante el salinato, es la "desregulación" del sector financiero, esencial en el proceso privatizador. Es lo que Stiglitz llama "el ciclo del dinero caliente". La "vulnerabilización" de la economía nacional es uno de sus principales objetivos. Recuerde el lector que Salinas y Gurría promovieron la "desregulación" auspiciada por el FMI-BM que permitió y permite a empresas extranjeras y a especuladores nacionales e internacionales repatriar dólares como nunca antes. Esa desregulación, uno de los fundamentos del Plan Brady, facilitó al gran capital financiero de Wall Street lograr a costa del "mercado emergente mexicano" astronómicas ganancias. La enorme especulación que devastó a México tiene como pilar central precisamente los acuerdos Brady, ensalzados por Gurría et. al, ya que fue un mecanismo diseñado para favorecer a los altos círculos de la finanza, pues por su medio se transformaron decenas de miles de millones de dólares de sospechosos bonos de la deuda en valores comerciales respetables, amparados por notas del Tesoro estadunidense a 30 años.

jueves, 18 de septiembre de 2003

¿Cómo opera el maximato?

John Saxe-Fernández
La Jornada.
México 18 de septiembre de 2003.

Resulta de lo más conveniente en momentos en que se avecina otra ofensiva para la constitucionalización del despojo a la nación del vital y estratégico sector eléctrico y petrolero, revisar los mecanismos utilizados por el Banco Mundial (BM) y sus agentes y aliados domésticos, en lo que desde estas páginas he calificado de maximato imperial.

En efecto, el maximato del BM, es decir, su creciente y persistente dominio sobre el proceso de toma de decisiones, se ha expresado, desde mediados de los ochenta, en una importante reorientación de la política económica, alejándola de manera sistemática de cualquier esfuerzo por impulsar y proteger al aparato productivo nacional de cara a la competencia desleal del exterior, fundamentalmente de Estados Unidos.

Pequeñas y medianas empresas, campesinos y agricultores observaron desalentados y alarmados cómo la tecnocracia neoliberal, de manera paulatina pero tenaz, actuaba como verdadero caballo de Troya, ya que no sólo los dejaba inermes ante grandes empresas extranjeras fuertemente subsidiadas y les negaba apoyos crediticios, asistencia técnica o mecanismos de control de precios, sino que de plano aplicaba programas como los de aperturismo comercial unilateral, en los que de manera dinámica (proactive) se les agredía, siempre en beneficio de sus contrapartes extranjeras. Esto se observa en rubros que van desde la industria acerera, la de construcción naval y de máquinas herramientas, hasta la agricultura y los servicios.

Un caso típico lo ofrece la apertura comercial -uno de los fundamentos del esquema neoliberal- con profundos impactos económico-sociales e internacionales. El BM impulsó el aperturismo a ultranza mediante dos grandes préstamos de 500 millones de dólares cada uno, dirigidos precisamente a impactar la correlación de fuerzas, dentro y fuera del gobierno delamadridista, en favor de los "reformadores". Por medio de esos jugosos préstamos de comercio exterior -Trade Policy Loans, TPL1 (Préstamo 2745 ME) y TPL2 (2882-ME)- se apoyó el proceso de "integración asimétrica" con Estados Unidos, pues al aceptar los préstamos se obligan a cumplir los lineamientos macroeconómicos establecidos en las cartas de intención del FMI. Con esto Estados Unidos logró una creciente liberalización del comercio, caracterizada por la ausencia de reciprocidad.

En medio de la retórica y una vasta campaña ideológica que asume que ante las fuerzas del mercado el Estado es cada vez más irrelevante y de plano "va de salida", es sumamente importante tener presente que, al contrario, la acción del Estado (metropolitano y periférico) es esencial en este proceso que ahora la moda llama "globalización". Desde las secretarías de Estado mexicanas, involucradas en el diseño y aplicación de la política económica, se impulsó un programa que atacaba el corazón mismo del aparato productivo nacional.

Como he indicado en otra oportunidad, ya en 1989 la oficina del presidente del BM notaba que los resultados de los mencionados préstamos "...son prometedores... las barreras a las importaciones ya se han reducido de manera pronunciada en los principales insumos agrícolas como las maquinarias, los pesticidas y otros productos de alta tecnología". Por medio de estos préstamos se establecieron los fundamentos de una política que eventualmente desembocaría en el TLCAN y fueron altamente persuasivos para ajustar la política comercial a las necesidades y agenda de Estados Unidos y sus empresas, especialmente aquellas dedicadas a la producción de granos, beneficiarias de altos subsidios y protecciones.

En México el BM montó, en medio del entusiasmo de una tecnocracia santanista, un programa de drásticas reducciones arancelarias. En 1988 se suprimieron 4 mil 900 fracciones arancelarias y se eliminaron las licencias de exportación. La apertura comercial se realizó en medio de lo que James Petras caracteriza como "convergencia subordinada", aceitada al calor de estos préstamos. Según el presidente del BM, "...el gobierno mexicano cumplió sus obligaciones y compromisos según las operaciones estipuladas en ambos préstamos. Liberalizó más de tres cuartas partes de su producción interna y de las licencias. Menos de la cuarta parte se mantiene bajo control, en algunos productos agrícolas y alimentarios, en petróleo y sus derivados, automóviles, ciertos productos electrónicos, farmacéuticos y otros". Luego agrega: "...el préstamo para la política comercial fue un quiebre de gran envergadura. Por medio de aquél, el BM logró financiar la introducción del proceso de reforma comercial. El segundo préstamo se orienta a mantener el ímpetu aperturista dentro de los parámetros establecidos por el primero y tiene una serie de metas que el gobierno mexicano debe cumplir, de otra forma no se liberalizarían los fondos de la segunda fase del mismo."

Hoy el maximato aspira a inducir otro "quiebre de gran envergadura" en materia energética, por medio de un paquete de préstamos destinados a impactar la correlación de fuerzas legislativas en favor del cabildo santanista.

jueves, 4 de septiembre de 2003

El maximato imperial

John Saxe-Fernández
La Jornada.
México 4 de septiembre de 2003.

Desde la instauración de un régimen acreedor a ultranza, resultado de los desaciertos en los que incurrieron los encargados de la "negociación" de la crisis deudora, esto es, de 1982 a la fecha, se han mantenido impertérritos los ejes centrales de la política económica de México, tanto en su dimensión macro, impactada por los recetarios del Fondo Monetario Internacional (FMI), como "por rama", impulsados por el Banco Mundial (BM) mediante un encadenamiento de empréstitos altamente condicionados.

Tanto el FMI como el BM establecen así una suerte de maximato, para usar un término de nuestra cultura política derivado de la experiencia política con el sonorense Plutarco Elías Calles, quien después que dejar el poder creó el Partido Nacional Revolucionario y fue llamado el jefe máximo de la Revolución, aceptado como tal durante los gobiernos de Portes Gil, Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez. Durante ese periodo su influencia fue determinante sobre el presidente de turno, generales, diputados, senadores y secretarios de Estado.

El actual maximato imperial incide en el proceso de toma de decisiones, en especial, aunque no exclusivamente, en materia de diseño presupuestal, fundamentado en tres condiciones que se retroalimentan. Primero, por el desvío masivo de la inversión pública al gasto no productivo (servicio de la deuda externa, rescates tipo Fobaproa-IPAB, derivados del fracaso del programa privatizador), lo que crea enormes "boquetes" presupuestales, que se llenan con préstamos. Ante la reticencia oficial para renegociar los términos de la deuda y el cambio requerido en la política económica, crece la dependencia y urgencia de los préstamos y la desnacionalización del proceso de toma de decisiones. Segundo, por el "cruce" de las condicionalidades, es decir, de los parámetros fondomonetaristas con las exigencias de los programas crediticios del BM. Y, finalmente, pero no menos importante, por el impacto en la correlación de fuerzas, derivado de los grandes intereses, internos y externos, así como de relaciones clientelares de los principales beneficiarios locales de esta política económica y de las empresas extranjeras. No es tanto la "terquedad" de Fox la que explica su insistencia en facilitar y otorgar cobertura legal y constitucional al desmantelamiento de los derechos sindicales y a la privatización de facto y extranjerización del complejo petro-eléctrico-gasero, manejado por Pemex, la Comisión Federal de Electricidad y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro -programa que se presenta a la opinión pública bajo la rúbrica de la "globalización" y la cobertura lingüística del paquete de "reformas estructurales" que el BM impulsa en México y en toda la región latinoamericana-, sino de la codicia, compromisos, negocios y contubernios, establecidos por los regímenes neoliberales en materia petrolera y eléctrica, al margen de la normatividad constitucional.

Esta suerte de maximato incluye la acción del Estado imperial (FMI-BM) y de manera imprescindible la del Estado periférico e incide en la correlación de fuerzas mediante fuertes cañonazos (como el más reciente paquete de préstamos por 5 mil millones de dólares). Si consideráramos al FMI-BM como meras "instituciones financieras internacionales" estaríamos incapacitándonos para dar cuenta de la realidad. Son mucho más que eso. Fueron concebidas en Bretton Woods (1944) como instrumentos fundamentales de proyección de poder de la pax americana, y operan en función del interés privado nacional de Estados Unidos y de las empresas de sus "socios" primermundistas. Como he documentado en un estudio que realicé con Gian Carlo Delgado (Banco Mundial y desnacionalización integral en México, UNAM-CEIICH, 2003), son instrumentos de Estado y de "clase" diseñados en forma tal que Washington pueda dominar sus políticas e impulsar programas favorables a su aparato empresarial por la vía de sus mecanismos de votación y los requisitos de membresía. Estos últimos enrocan la actuación y fomentan la sinergia de ambas instituciones al exigir que para ser miembro -y recibir empréstitos- del BM es necesario, primero, serlo del FMI y operar bajo su condicionalidad macroeconómica. En este contexto téngase presente que, según sus creadores y promotores, estas instituciones fueron diseñadas para proporcionar un marco de referencia gubernamental seguro para promover la inversión privada y, ciertamente, el "desarrollo económico" de los países capitalistas centrales, encargándose de mantener y acrecentar el carácter tributario-colonial de nuestras economías.

Aunque el FMI-BM y el GATT (ahora OMC) fueron diseñados para sustituir el sistema colonial de preguerra, en ningún momento tal medida fue considerada para inducir un tipo de transformación colonial que negara a Estados Unidos el acceso a los recursos naturales, fuerza de trabajo y mercados de nuestros países. Es un esquema que ha operado el margen de cualquier tipo de control democrático y popular. Eso, como ocurrió al maximato de Calles, hoy puede y debe acabar.

viernes, 22 de agosto de 2003

Pax americana y paz fría en los planes y proyectos o prolepsis imperialista: casos de México y Centroamérica


Eliseo Rabadán
El Catoblepas, número 18,
Agosto de 2003, página 4.

Comunicación a los VIII Encuentros de Filosofía en Gijón 9 al 11 de julio de 2003

«Hombre [asistente a conferencia, hace una pregunta a Noam Chomsky]: Profesor Chomsky, a la luz de todo esto me pregunto lo siguiente: ¿existió alguna vez algo parecido a una intervención humanitaria de Estados Unidos? Por ejemplo, considere lo que supuestamente hemos estado haciendo [los norteamericanos] en Somalia. Aquí se definió como una acción humanitaria, ¿cree usted que todo fue una cuestión de imagen, o también hubo algo de realidad? Noam Chomsky: Bien, los Estados no son agentes morales; son instrumentos de poder que operan en interés de las estructuras particulares de poder interno de su sociedad. Por tanto, cualquiera que intervenga en otro país, excepto quizá Luxemburgo o algo así, va a intervenir para sus propios fines. Eso es un lugar común a lo largo de la historia. Y la operación de Somalia, por traer el caso que usted cita, no cabe duda que no fue humanitaria (...)»{1}

1. Criterios de análisis

Para analizar lo que se puede considerar la Pax Americana vamos a partir de ciertas propuestas que resumiremos de la siguiente manera:

Primer criterio:

Consideremos el poder político desde una perspectiva morfológica, y para ello hablemos de un poder político sintáctico, esto es, considerado a partir de tres momentos, a saber:

Momentos - Poder
de los términos: poder formador de términos: Poder determinativo

de las relaciones: poder de establecimiento de relaciones: Poder estructurativo

de la operaciones: poder ejecutivo de operaciones: Poder operativo

Esta perspectiva, para los efectos de nuestro análisis, permite establecer una relación entre partes y todo (de las sociedades políticas a considerar), de tal manera que se atiende a las partes distributivas, en un plano uni-plurívoco, si nos atenemos a la cuestión acerca del orden histórico genético que pudiera mediar entre las normas de la tabla, así como la cuestión de la transformabilidad de las unas en las otras.{2}

Tipología de las normas políticas fundamentales (intencionales) que presiden las relaciones uni-plurívocas (X,[Y]) entre las sociedades políticas

Grado de cada tipo según la disposición del otro
Tipo holótico de relación política

Isología política
I Isología de X con [Y] con sinalogía política mínima: coexistencia simple; límite: norma del Aislacionismo Grados mínimos(límite = 0)

II Isología de X con [Y] con relaciones de sinalogía política máxima; límite: norma del Ejemplarismo Grados máximos(límite = 1)

Sinalogía política

III Sinalogía de X con [Y] con isología política mínima; límite: norma del Imperialismo depredador Grados mínimos(límite = 0)

IV Sinalogía de X con [Y] con isología política máxima; límite: norma del Imperialismo generador Grados máximos(límite = 1)

Es muy importante la advertencia que hace Bueno acerca de lo siguiente, a saber:

«La tabla... va referida a normas imputables emic a una sociedad, pero en la medida en que tal normatividadintencional quede reflejada etic en algún comportamiento objetivo . A veces la imputación de una norma a una sociedad depende de sus relaciones con ella: una sociedad colonizada tenderá a ver a la metrópoli como un Imperio depredador, aunque la metrópoli no se considere como tal.»{3}

Para las relaciones pluri-plurívocas entre los Estados, proponemos, siguiendo la propuesta de Bueno, para el análisis de las estrategias político-etológicas la utilización de la tabla siguiente:
Tabla de situaciones susceptibles de ser ocupadas por las sociedades políticas orientadas según los tipos de normas fundamentales

YX
INorma de la coexistencia simple
IINorma de la coexistencia ejemplar
IIINorma del imperialismo depredador
IVNorma del imperialismo generador
INorma de la coexistencia simple
Situación 1
Situación 5
Situación 7
Situación 9
IINorma de la coexistencia ejemplar
Situación 6
Situación 2
Situación 11
Situación 13
IIINorma del imperialismo depredador
Situación 8
Situación 12
Situación 3
Situación 15
IVNorma del imperialismo generador
Situación 10
Situación 14
Situación 16
Situación 4

Segundo criterio:

La norma política de los Estado Unidos de Norteamérica para sus relaciones con sociedades políticas de América Latina, El Caribe y Canadá. El proyecto ALCA y el Tratado de Defensa de Norte América, con México y Canadá. Estas estrategias deben ser relacionadas con la «lucha» euro/dólar, y el reparto de zonas de influencia de dichas monedas.
Según el primer criterio, es preciso que la norma política imperial se desarrolle por medio de modelos económicos acordes con el otrograma imperial supuestamente generador, es decir, generador con reservas.

Tercer criterio:

Gustavo Bueno, al insistir en lo que ha definido como la dialéctica curso/cuerpo de las sociedades políticas, incide en uno de los puntos clave a tratar, que no es otro sino la distinción entre formalismo y materialismo político. La clave estaría en si es válido, gnoseológicamente considerado, mantener que el núcleo de la sociedad política se reduce esencialmente a las relaciones dadas en el eje circular, sin menosprecio de los componentes angulares y radiales de tales relaciones políticas.

Tanto el psicologismo como el idealismo político serán alternativas que no aceptaremos, por tratarse de opciones que no hacen sino ocultar la verdadera estructura de los fenómenos del campo político. Recordemos a modo de ejemplo, las propuestas de Rawls y de Dworkin en cuanto a la idea de justicia y las propuestas de Hayek o Nozick, siendo que las dos primeras son encuadradas en el liberalismo social y las dos últimas en el neoliberalismo, según el manual universitario Fundamentos de Ciencia Política utilizado en la Universidad Nacional de Educación a Distancia de España.{4} Al respecto, recordemos el modo en que Bueno, en su ya citada obra Primer Ensayo sobre las categorías de las Ciencias Políticas, explica esta cuestión:
«no consideraremos al formalismo político como resultado de una mera desatención a las conexiones materiales del núcleo (que el formalismo conoce empíricamente y prácticamente), sino como una expresión radicalizada del proceso dialéctico de hipostatización o sustantivación del núcleo circular, en tanto ella influye decisivamente en la construcción de la teoría política.»{5}

Cuarto criterio:

La llamada transformación anamórfica del poder etológico en poder político implica cuestiones como la de la territorialidad. Veremos cómo se plantean estas cuestiones al considerar dos casos concretos: el caso de México, contemplado desde lo que John Saxe-Fernández ha definido como la compra-venta de México, y el caso de Centroamérica, tal como es planteado por los analistas de economía política Victor Bulmer Thomas y A. Douglas Kincaid en Centroamérica 2020: hacia un nuevo modelo de desarrollo regional.{6}

Es desde luego pertinente, en este contexto, la advertencia de Gustavo Bueno acerca de la cuestión de la anamórfosis del poder etológico, en el sentido de que esta ampliación [de la conducta proléptica] es elresultadoen cada sujeto de la experiencia de otros sujetos, incluidos los sujetos de sociedades pretéritas... y además de ello, el poder político constituye una estructura etológica (...) pero la desborda (...) e instaura una especificación nueva (anamórfica) que sólo a partir de ciertas situaciones históricas puede funcionar.{7} Esta cuestión podemos analizarla si tomamos en cuenta la siguiente aclaración: si para que haya una auténtica eutaxia en una sociedad política determinada es necesaria una re-alimentación entre el sistema proléptico y el curso de la sociedad política,{8} que si no es incluida en un sistema global viable, puede perecer (por logros parciales en el tiempo, medio o corto plazo) eutáxico pero no serlo sino sólo en apariencia.{9}

2. La estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos de Norteamérica

El documento de la Casa Blanca, fechado el 17 de septiembre del año 2002, con la firma del actual presidente de los EE.UU. George Bush Jr. está organizado en nueve apartados, de los que nos vamos a centrar, dado el objetivo de nuestro trabajo, en el VI titulado Ignite a New Era of Global Economic Growth trough Free Markets and Free Trade, que puede traducirse así: Puesta en marcha de una Nueva Era de Economía Global por medio de Mercados Libres y Comercio Libre.{10}

Estos documentos son parte de la propaganda y la retórica que se utiliza siempre en el juego del Poder. Pero además de resultar eficaz, debe ser apoyada por la fuerza para lograr que los planes se impongan en beneficio de la eutaxia de la sociedad política de referencia, es en este caso, la política de un estado que necesita mantener el dominio sobre las materias primas necesarias para seguirse manteniendo en el tiempo, para durar como tal Estado.
Resulta interesante, para el propósito de nuestro análisis de la Pax Americana, tener en cuenta algunas de las Idea que este Documento contiene, como las siguientes:
«El concepto de «libre comercio» surge como un principio moral incluso antes de llegar a ser un pilar de la economía. Si puede usted hacer algo que otros valoren, debe poder vendérselo (...)»
Para que ese «ideal» llegue a ser posible y real, se tomarán las medidas siguientes: 1) tomar la iniciativa global, 2) presionar para lograr iniciativas regionales, 3) avanzar con acuerdos bilaterales de libre comercio, 4) renovar la coparticipación ejecutivo-congresual, 5) promover la conexión entre comercio y desarrollo, 6) reforzar acuerdos de comercio y leyes contra prácticas desleales, 7) ayudar a las industrias y trabajadores domésticos a ajustarse, 8) proteger el medio ambiente y a los trabajadores, 9) intensificar la seguridad energética.

No es, pensamos, posible entender el curso de la sociedad política si dejamos a un lado el proceso histórico que ha ido generando el presente de una sociedad. Queremos con ello decir que antes de entrara analizar la actual estrategia económica de los estados Unidos respecto de América, es imprescindible analizar algunos datos del pasado reciente.{11} Este análisis nos permitirá, creemos, corroborar que las capas del cuerpo de la sociedad política están siempre conformadas en torno al núcleo que es precisamente el Poder para mantenerse, para durar, para seguir siendo una sociedad política eutáxica, en el sentido ya señalado en el que Gustavo Bueno utiliza esta categoría de la ciencia política. Algunos de estos referentes son:

«En el corazón de la implicación de los EE.UU. en el exterior está la expansión de las compañías privadas (...) la estructura corporativa de los EE.UU. es cada vez más mundial [global, por utilizar un término del presente] en su alcance y esto es, más que cualquier otro factor, lo que cuenta para la implicación de los EE.UU. como Estado contra-revolucionario a lo largo del mundo. Para los intereses corporativos y financieros de los EE.UU. y de los gobiernos que ellos controlan, la revolución y los desarrollos nacionales independientes son equiparables con la exclusión de los intereses de los EE.UU. del mercado. Dicha exclusión es, para ellos [los EE.UU.] un reto para su propia supervivencia.» (texto de NACLA, vol. 2, nº 2, de abril de 1968.)
Se comentaba en la misma revista (en 1971) que en vista del fracaso de la llamada Alianza para el Progreso, que buscaba convertir mediante una industrialización acelerada a la burguesía de los países de América Latina en el contrafuerte y apoyo para las operaciones de los EE.UU., se tuvo que recurrir al apoyo a gobiernos militares dictatoriales.

El éxito de la Revolución Cubana fue en parte provocado por la creciente conciencia de los objetivos de los EE.UU., de tal manera que tuvieron que aplicarse métodos más encubiertos de explotación, a saber, los métodos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Se instauró lo que fue conocido como el desarrollismo.

Otra de las cuestiones interesantes para entender el proceso de un cuerpo político que guarda relaciones con otros cuerpos políticos de tipo pluri-plurívoco, en el sentido de Bueno ya citado, es la razón por la que al parecer los EE.UU. se implicaron con tanto ahínco en El Salvador, podría ser la siguiente: Un imperio se sostiene, en parte, por medio de la imagen de su invencibilidad. Si sufre derrotas en su propio patio trasero, se plantean cuestiones acerca de su fuerza a lo largo de todo el mundo, tanto entre sus aliados como entre sus enemigos. En esto radica realmente el interés de El salvador para los EE.UU.(tomado del vol.14, nº 1 de NACLA, 1980). Si la norma es de un imperialismo depredador o generador, no es tan sencillo establecerlo aquí, ya que el proceso de construcción del Imperio supone la depredación . Lo que vamos a analizar posteriormente es la actual estrategia sobre todo desde la perspectiva de la economía como estrategia proléptica, según se verá través del análisis de Bulmer-Thomas, &
Muy importante para comprender estas cuestiones, es el asunto de Nicaragua, a nuestro juicio, y ello no porque sea un ejemplo más a tener en cuenta, sino por esas estrategias de que hablamos para el presente, y que incluyen lo que se conoce como el Plan Puebla Panamá, por una parte, y el ALCA.

En el cuadro de las relaciones pluri-plurívocas, el caso de Nicaragua se asemeja al caso de Cuba, que Bueno explica planteando que
«la situación 13 y la 14 (situación 13: X como Norma de la coexistencia ejemplar e Y como Norma del Imperialismo generador; situación 14: X como Norma del Imperialismo generador e Y como Norma de la coexistencia ejemplar) implican también conflicto [pero] si bien este conflicto se atenuará en el caso en que los modelos de constitución de X, Y sean convergentes (caso delas guerras napoleónicas en Europa respecto de algunas sociedades políticas, sobre todo alemanas). Pero el «imperio generador» no podrá tolerar una sociedad ejemplar no convergente con la suya; esta modulación de la situación 13 y 14 plantea un caso de singular interés teórico, y obliga a analizar las causas de esta intolerancia: la situación de los EE.UU. (interpretada emic como «imperio generador»)frente a la Cuba revolucionaria.»{12}

Nicaragua como campo de batalla [de los EE.UU. contra el Gobierno Sandinista] no marchaba sólo sobre niveles ideológicos y políticos . El propósito de minar el frágil proceso de unidad nacional en Nicaragua es el primer y más básico nivel del asalto de los EE.UU., a saber, la guerra económica. El objetivo buscado parte de distorsionar las actividades económicas para con ello lograr la inestabilidad social que lleve al tumulto político. El caso más reciente en este sentido, en Iberoamérica, es el de la Venezuela de Chávez, que ya ha sido analizada en la revista El Catoblepas{13} en varios trabajos.

La situación posterior a la Guerra Fría, sin embargo, ha dado un importante giro que hay que enfocar desde otros parámetros, como es lógico, y para ello vamos a recurrir a algunos autores, antes de analizar los casos concretos de relaciones con el Imperio de los EE.UU. en el presente, esto es, como señalamos, Centroamérica y México en particular.
El profesor de Economía en la Universidad de Ottawa, Michel Chossudovsky quien es autor de un libro titulado The Globalization of Overty (Impacts of IMF and World bank Reforms){14} ha escrito recientemente un nuevo libro que lleva el título War and Globalization, the Truth behind September 11.{15} Este profesor de Economía canadiense se refiere a la relación entre los EE.UU. y el Reino Unido como un eje militar anglo-americano. El análisis es del 10 de marzo de 2003, y se conocía ya, entonces, la profunda fisura en el seno del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. A pesar de que los medios de comunicación presentaron esta ruptura o «fisura» como un hecho meramente diplomático, de hecho, nos plantea la tesis de Chossudovsky, se trata de algo bastante más complejo. Según la tesis del investigador canadiense, los planes de guerra estadounidenses no tenían nada que ver ni con Osama Bin Laden ni con las supuestas armas de destrucción masiva de Sadam. La invasión de Iraq buscaba más bien la exclusión de los rivales de la Unión Europea, Rusia y China de los intereses en los campos petroleros de Medio Oriente y del Asia Central. La tesis de Chossudovsky habla de las causas del «choque» entre Grandes Potencias: la «Vieja» Europa contra el eje militar Anglo-Americano, resumiendo dichas causas de este modo:

1. Defensa y el complejo militar-industrial.
2. Control sobre reservas de petróleo y gas natural.
3. Sistemas monetarios y cambiarios: choque entre el euro y el dólar.
Estos enfrentamientos nos muestran que el cuadro propuesto por Bueno acerca de las relaciones tanto uni como pluri plurívocas inciden ellas relaciones entre los Estados de tal manera que las capas basal y conjuntiva se ven siempre determinadas por las relaciones que entre los Estados implican a las capas corticales pertinentes. En el ámbito militar industrial como señala Chossudovsky hay un fuerte momento de casi ruptura entre los antiguos aliados de la OTAN, y observamos a Gran Bretaña alineada con la industria militar de EE.UU., mientras Alemania y Francia potencian la EADS (European Aerospace and Defence Corporation). Al respecto, es interesante citar al especialista alemán Peter Lock quien hizo una serie de estudios, algunos de ellos a solicitud de la Comisión Europea sobre el papel de la alta tecnología y la cooperación para la eficacia del sector de defensa. El caso es complejo y no podemos detenernos en él aquí, pero a mi juicio, esta situación de competencia entre los estados con aspiraciones de hegemonía pueden afectar seriamente a los estados de menor peso económico y político. En este sentido, quiero insistir y recordar aquí algo ya estudiado y analizado a partir del libro de Gustavo Bueno España frente a Europa. Me refiero a la idea de que Alemania está en vías de construcción de un IV Reich, y quien no lo quiera ver es probablemente por temor a enfrentar la realidad de la política del presente. La importancia enorme de la cuestión de los separatismos en la España actual y la propuesta de fortalecer al máximo los vínculos de todo tipo con Iberoamérica{16} no son meras elucubraciones o revèries de un soñador solitario a la manera de Rousseau. En este sentido me ha parecido muy importante que un economista de la talla de Juan Velarde Fuertes se haya eco de la propuesta de Bueno. Como veremos, por cierto, parece que nos están tomándola delantera respecto de Centroamérica alemanes y norteamericanos, a pesar de los intentos de potenciar al máximo las posibilidades reales de España en dicha área, como al menos podemos deducir a raíz de los artículos de las revistas Economía Exterior y Política Exterior, pero no van en la línea propuesta por Bueno en ningún caso, pues se observa un claro unilateralismo por parte de los analistas españoles que tratan estos temas en tales revistas.

El caso de Centroamérica, visto de la perspectiva actual, etic, desde los analistas europeos o norteamericanos, arroja resultados muy interesantes para nuestro estudio. Pero a nuestro juicio, es importante recordar un hecho que ha venido siendo importante para toda Iberoamérica, con las variantes locales pertinentes. Se trata del fenómeno llamado de los Money Doctors, traducible como los «doctores del dinero». La existencia de estos doctores se remonta a la época de la crisis de 1929, que trajo como consecuencias la caída de los precios de los productos de exportación y una radical restricción de créditos internacionales lo cual llevó a una rápida depreciación de las monedas del área. La crisis se trató de solucionar en países como México, Colombia, Chile, Polonia, Sudáfrica, entre otros, invitando como asesor financiero al profesor de Harvard Edwin Kemmerer. Sus «recetas » incluían un proyecto integral que abarcaba los aspectos monetario, bancario y fiscal. Las recomendaciones de Kemmerer resultaron en su mayoría muy difíciles de sostener políticamente, entre otras cosas por la incapacidad del gobierno para reducir sus gastos ante la caída de los ingresos corrientes.{17}
Veamos un caso de lo que podría ser un Money Doctor, aunque no en el sentido de que se le haya llamado desde un determinado Gobierno, sino que actúa como un asesor externo para instituciones políticas y económico-financieras de los países europeos o los EE.UU.

3. Centroamérica como proyecto económico «global»

El estudio ya citado de Victor Bulmer-Thomas y Douglas Kincaid explica que se trata de un análisis que ha tomado en cuenta estudios realizados por especialistas en Centroamérica y en los EE.UU., con lo que pretende aportar un cierto, digamos, argumento de autoridad a sus propuestas. Comienza afirmando que ha habido un avance «notable» en América Central derivado esencialmente de la rápida expansión del comercio intrarregional durante los años 90, pero esas expectativas para avanzar en el proceso de integración, se han visto afectadas negativamente por el hecho de que se están reproduciendo errores de etapas anteriores. De este modo, para el necesario relanzamiento del Mercado común Centroamericano, se deben corregir tales fallos. Según Bulmer-Thomas
«las exportaciones se concentran en tres países: Costa Rica, El Salvador y Guatemala, se hace además caso omiso de las decisiones regionales, el arancel externo común está desvirtuado por tratados bilaterales con terceros, en tanto que las instituciones regionales carecen de credibilidad y recursos. (...) Sin embargo, consideramos que profundizar la integración es un aspecto indispensable del desarrollo a nivel regional.»{18}

¿El Proyecto Harvard-INCAE o el Bulmer-Thomas Kincaid?
De entre los trabajos llevados a cabo en los años 90 que estudiaron las limitaciones que enfrenta el proceso de desarrollo para América Central, reconocen Bulmer-Thomas y Kincaid como el más relevante el denominado Harvard-INCAE{19}

El trabajo de Harvard está basado en la obra de Michael Porter y en especial en su obra The Competitive Advantage of Nations del año 1990. El trabajo de Porter se basa en la experiencia de lo que Bulmer-Thomas define como «países capitalistas avanzados» y las experiencias llevadas a cabo en Corea del Sur y Singapur. La teoría del crecimiento de Porter supone que los países transitan desde una economía basada en los factores productivos hacia una economía basada en la inversión, y por último a una economía basada en la innovación. Cada una de estas etapas de crecimiento –explica Bulmer-Thomas– se supone superior a la anterior y en cada una de ellas hay cuatro elementos que determinan su grado de éxito fracaso, a saber:

1. Calidad y cantidad de los factores productivos,
2. Condiciones de la demanda en el mercado interno,
3. La presencia de industrias interconectadas (generalmente conocidas como núcleos) y
4. Estrategia, estructura y rivalidad empresarial.
La importancia del Estado, según esta teoría, es fundamental, pues aunque los cuatro elementos anteriormente citados son interdependientes, las políticas públicas influyen sobre la relación existente entre ellos y esas políticas del Estado pueden influir sobre el éxito o fracaso de cada etapa del desarrollo.. Por lo tanto, aun teniendo en cuenta que las empresas son los actores principales, y las decisiones se adaptan a nivel del mercado, el Estado sigue teniendo un papel muy importante en el proceso de desarrollo.

La idea de núcleo es clave de la teoría, que es adoptada por el proyecto Harvard-INCAE, para sugerir que deben desarrollarse cuatro núcleos en América Central: turismo, agroindustria de alto valor agregado, textiles y vestuario y la manufactura de piezas electrónicas y prestación de servicios informáticos.

Para llevar a buen fin este proceso de creación de núcleos que permitiría «progresar» desde economías de factores productivos a las de inversión e innovación, hay que llevar acabo reformas en estas 5 áreas:

1. competitividad empresarial,
2. medio ambiente,
3. gobernabilidad,
4. reforma judicial y
5. macroeconomía.
Por otra parte, es necesario establecer cuatro prioridades que consisten en:
1. un corredor logístico centroamericano,
2. el fortalecimiento del sistema financiero,
3. certificación de la sustentabilidad del turismo,
4. fuerte inserción en el mercado del desarrollo limpio que se abre a raíz del Protocolo de Kioto.
Los objetivos principales a un plazo de veinte años son acelerar la tasa de crecimiento anual al 5% y reducir la pobreza a menos de un 15% de los hogares.

Las críticas que hacen Bulmer-Thomas y Kincaid al proyecto Harvard-INCAE son muy interesantes porque podemos ver, acaso, que los intereses de los EE.UU. en esta zona se corresponden más bien con intereses de empresas Norteamericanas que con intereses de los Estados de América Central. Veamos las críticas que se le pueden hacer:
Las tesis de Porter adoptadas por el proyecto Harvard-INCAE caen en un error que consiste en considerar que el crecimiento de la Productividad Total de los Factores (PTF) que es fundamental para el desarrollo de los países de altos ingresos, doinde la acumulación de capital por sí sola puede fácilmente generar utilidades decrecientes e inversiones antieconómicas como sucedió en Japón, pero el crecimiento de la PTF (aumento del producto corregido según el aporte de todos los sectores)no tiene la misma importancia en países pobres, donde la razón capital/fuerza de trabajo es muy baja y el capital se puede acumular durante años sin que produzca utilidades decrecientes.

El crecimiento en América Central se ha basado siempre en los factores productivos (derivados de productos naturales, tierra, mano de obra sin elevada cualificación)y es poco probable que ello vaya a evolucionar durante las próximas dos décadas.
El teorema de Hecksher-Ohlin sigue siendo válido para Centroamérica. Se trata de una teoría tradicional sobre ventajas comparativas. En América Central las exportaciones tienden a utilizar de forma intensiva factores productivos relativamente abundantes: tierras agrícolas, mano de obra. Mientras que los productos que compiten con las importaciones tienden a utilizar de forma intensiva un factor productivo relativamente escaso: el capital.

El modelo de Porter implica un concepto de competitividad que insiste en desarrollar aspectos macroeconómicos y dejar la toma de decisiones micro económicas al empresariado. La competitividad no se debe interpretar en Centroamérica sin tener en cuenta que hay cuellos de botella que impiden el desarrollo a nivel institucional y de infraestructuras.
El único núcleo verdaderamente coherente con el proyecto Harvard-INCAE es el de la manufactura de piezas electrónicas, ya que los otros tres dependen fuertemente de factores productivos existentes: el turismo de recursos naturales, la agroindustria de la tierra y los textiles de la mano de obra barata.

Resulta difícil de sostener que el sector textil sea un núcleo cuando el espectacular crecimiento del sector se debe a la producción de las llamadas maquiladoras.
Aunque efectivamente existe un núcleo de piezas electrónicas y servicios informáticos en Costa Rica donde INTEL se benefició de la preexistencia de una industria de software y ha permitido la aparición de actividades secundarias, es difícil creer que otros países puedan repetir este éxito. El interés de las multinacionales por Costa Rica se explica por su mano de obra cualificada, sistema político estable y poder judicial independiente que entrega seguridades de que los contratos serán respetados. Este patrimonio, dicen Bulmer-Thomas y Kincaid, resulta difícil de reproducir en otros países.

La cuestión es que un núcleo tarda muchos años en crearse. El caso de la industria del vidrio en Italia, por ejemplo, que logró un núcleo donde la innovación, el cambio tecnológico y la sensibilidad ante las condiciones de la demanda interna y externa son las constantes. No tiene base real afirmar que en Centroamérica pueda darse este proceso en los próximos años.
La propuesta de elevar la relación comercio PIB en un 150% hacia el año 2020, propuesta por el proyecto Harvard-INCAE, dejaría, en el análisis de Bulmer-Thomas, Kincaid, a esta región de América mucho más expuesta a los impactos externos.

El proyecto debe ser incluyente y conceder mucha mayor importancia al sector no exportador, donde se concentran las PYMES. Según el modelo de Bulmer-Thomas y su colaborador Kincaid el problema de América Central no es tanto el sector de las exportaciones, que h asido y sigue siendo dinámico, sino el sector no exportador, que sigue en un círculo vicioso de poca productividad y baja inversión. Si no se toma en cuenta este sector, el fracaso de cualquier proyecto para el área está prácticamente garantizado.

Análisis para contrastar lo expuesto por Bulmer-Thomas, &c.
Nos parece interesante sugerir en este momento de nuestro análisis, un estudio publicado por la UAM (Universidad Autónoma Metropolitana) de México, en su plantel Xochimilco.{20} Por motivos de espacio, me permitiré citar un texto de Stephen Hasam en el artículo reseña sobre este autor alemán:

«A partir de definir la globalización, convertida hoy en fetiche amorfo satanizado y adorado, y la globalización del capital, Hirsch explica el surgimiento –en el siglo XX–, auge y ocaso del Estado benefactor o fordista y su transformación, a partir de los años setenta del siglo XX, en lo que él llama un Estado nacional de competencia, una nueva forma de Estado autoritario con fronteras herméticas (ocasionalmente regionales), cuya función primordial interventora en lo económico y sociopolítico es mejorar, mediante un apolítica de lugar óptimo, las condiciones locales para la valoración del capital a escala mundial. Esta política implica el desmantelamiento de los derechos laborales históricos y de los servicios sociales, y la desdemocratización, sin fracturar en lo posible el cascarón hueco de la democracia formal con sus luchas electorales como actos deportivos y sus debates parlamentarios como talk shows. La resistencia social es reprimida por la buena, mediante la manipulación, el embrutecimiento permanente y la xenofobia nacionalista, o por la mala, cuando no hay de otra. Hisrch propone un reformismo radical subjetivo y objetivo, individual y colectivo, a partir de la creación de formas independientes de auto-organización, al margen de los partidos políticos y del aparato estatal, del que inevitablemente forman parte.»{21}

En un artículo de enero del 2000, Joachim Hirsch «Adiós a la política»{22} escribe que lo que hoy día se llama política se reduce cada vez más definidamente a la administración más o menos eficiente del orden existente, al acomodamiento ante las fuerzas compulsivas de los hechos y de las circunstancias, sean éstas las de una tecnología desatada o las de un mercado mundial incontrolable.

Lo que nos interesa para la crítica de lo que está sucediendo en estos momentos es el hecho de que tras el desmantelamiento del fordismo, tenemos hoy una situación que supone lo siguiente, en la tesis de Hirsch:

«Como consecuencia de los procesos integrales de privatización y por el creciente poder del capital multinacional, se desplazan simultáneamente las decisiones políticas cada vez con mayor fuerza hacia sistemas de negociación estatal-privados poco transparentes, en gran parte desacoplados de los procesos democráticos formalizados.»{23}

La crítica de Hirsch, a mi juicio, coincide en parte con algunas tesis que Gustavo Bueno ha venido planteando acerca del papel de los medios de comunicación y de lo que ha definido como mito de la izquierda en sus libros Telebasura y democracia y El mito de la izquierda.{24} Si el cambio de la política ha llevado a una situación en la que ya no hay, ni es necesaria, una diferencia entre izquierda y derecha para que el sistema funcione, es porque la política de Estado se reduce a tratar de mantener la imagen de que realmente existe debate serio sobre temas que interesan a los votantes. Pero el caso que cita Hirsch acerca de las estrategias de la coalición alemana de la coalición «roja- verde», en la que los gobernantes actuales, en su calidad de especialistas en discurso, en contraste con sus predecesores, están bajo todo punto de vista en discusiones críticas e incluso las fomentan. El Ministerio del Exterior, por ejemplo, mantiene un foro, «Cuestiones Globales», en el cual los políticos, expertos, científicos y naturalmente, las «organizaciones no gubernamentales» idóneas cultivan un discurso en todo sentido abierto y crítico sobre los problemas - causados, al menos parcialmente, por ellos mismos- que enfrenta el mundo; problemas delos que el resto del aparato ministerial se puede desentender. El gobierno ocupa incluso un comisionado propio de derechos humanos, lo que no le impide suministrar, por interés geoestratégico, tanques al régimen torturador turco, ni le impide implementar una política de asilo y migratoria con rasgos salvajes .

4. El caso de la absorción benevolente de México en el contexto de la Pax Americana

Es conocido el levantamiento de los zapatistas en Chiapas(Estado de la República en el Sur de México y fronterizo con Guatemala)hace ya casi diez años, y lo que no se suele recordar en España es que coincidió aquella noticia con la entrada en vigor de un Tratado, el llamado Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCNA), o NAFTA(siglas en inglés), y que para algunos analistas como John Saxe-Fernández, autor de un libro que hemos reseñado muy brevemente en El Catoblepas fue fundamental para lo que llama este investigador de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) la compra-venta de México,{25} frase que da título al libro. Un año después de entrar en vigor el Tratado, la crisis y fuerte devaluación del peso mexicano, llevó casi a una situación de quiebra al Estado mexicano, lo que dio lugar a uno de los mayores créditos otorgados a ningún país por parte de los organismos como el FMI y el BM, para evitar que se extendiera por otros países lo que los economistas y periodistas denominaron el «efecto tequila».Los casi cincuenta mil millones de dólares prestados tenían un buen aval: el petróleo mexicano.

Algunas consideraciones previas
Vamos a citar in extenso un texto del artículo que James Petras escribió el 21 de agosto del 2002, a un año aproximadamente del 11-S (ataque a las Torres Gemelas y al Pentágono, 11 de septiembre de 2001), porque podemos entender mejor que el libro de John Saxe-Fernández quizá deba ser tenido presente, es nuestra propuesta, para el proyecto que Gustavo Bueno comienza en su libro El mito de la izquierda,{26} de tal manera que la definición de las distintas izquierdas realmente existentes es un paso necesario y urgente. Quizá si se analiza el libro de John Saxe desde esta crítica a la izquierda, sea más práctica la lectura del mismo, porque es en el contexto de lo que Petras llama la «construcción del imperio» en el que debe ser leído lo que desde el nacionalismo mexicano añorante de la época de la Revolución Mexicana y las políticas de nacionalización del presidente Lázaro Cárdenas en los años 30 del siglo XX es visto como el mayor peligro para la soberanía del territorio y la patria mexicanos. ¿Podemos preguntarnos, acaso, si las estrategias económicas y políticas de los gobiernos privatizadores de los últimos cuatro presidentes mexicanos fueron políticas decididas soberanamente en un contexto de imperios económicos enfrentados?

«Petras: La construcción militar del imperio es decididamente colonial en su estilo y contenido. El imperio emergente está basado en la ocupación de territorio, la imposición de gobernantes y la administración del estado y de la economía colonizados. EE.UU. ha establecido relaciones coloniales con antiguas repúblicas en Kosovo, Macedonia y Montenegro; ocupa el espacio aéreo de dos tercios de Irak [recordemos que el artículo de Petras es anterior a la Guerra de Irak del 2003]. Y controla indirectamente el Norte de Irak a través de sus clientes kurdos. El imperio ha establecido instalaciones militares y bases en Bolivia, Brasil, Colombia, El Salvador, Ecuador y Aruba. Ha establecido la «extraterritorialidad» para sus fuerzas de seguridad y conseguido legislación antiterrorista de sus estados clientes, obligando en numerosos países en los cinco continentes a seguir las instrucciones de EE.UU. en la persecución de adversarios. En la medida en que se toman en cuenta intereses económicos imperiales, derivan de los intereses petroleros regionales de los «amigotes»(Clan de Texas).Los constructores del imperio se concentran en conquistar Irak y probablemente Irán por la fuerza militar, Asia Central y la Región del Mar Caspio mediante el soborno y el apoyo a regímenes dictatoriales, y en Venezuela con un golpe militar. Los constructores del imperio están considerando también una intervención militar en Arabia Saudita, que está «balanceándose al borde del colapso.» (The Observer, 28 de julio de 2002).

Continúa el texto de Petras, pues la conexión entre las capas basal (economía) y cortical(militar y diplomática) es clave para entender el proceso de construcción de un imperio que en la tesis de Petras no es unilateralista, como se afirma en muchos medios de comunicación europeos.
«Petras: Como lo que está en juego es el imperio de EE.UU., y no el sistema imperial, la intervención de Washington se basa en la acción unilateral del Estado. El debilitamiento de la competitividad de EE.UU., ha llevado también a decisiones unilaterales de imponer nuevos aranceles y de aumentar los aranceles existentes mientras se exhorta vigorosamente al resto del mundo a eliminar sus subsidios y a reducir sus aranceles (Financial Times, 26 de julio de 2002). El retrocolonialismo y su corolario de construcción del imperio basado en los militares, una política económica de proteccionismo impuesto unilateralmente y de subsidios, y la ocupación de territorios geo-estratégicos es el marco para la comprensión de las características cruciales en el año desde el 11-S.»

El Plan Puebla Panamá

Según el planteamiento de James Petras,
«el objetivo de los EE.UU. para solucionar la contradicción entre la construcción del imperio y la decadencia interna es la conquista de países ricos n recursos vitales. La conquista de Irak es parte de esa estrategia para financiar el déficit interno. El Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA) forma parte de esa estrategia: al monopolizar los mercados latinoamericanos Estados Unidos puede reducir sus déficits comerciales y capturar sectores financieros y comerciales jugosos.»{27}

Por cierto, conviene recordar aquí la crítica de Petras al libro de Negri y Hardt Imperio, referencia que he echado de menos en el excelente, por otra parte, artículo del profesor de la Universidad de Murcia Patricio Peñalver en el nº 16 de la revista El Catoblepas. El análisis de Petras en un artículo de 17 folios titulado «Imperio con imperialismo».{28} Citamos a Petras:
«El mercantilismo, con su fuerte énfasis en los beneficios de los monopolios, la acción unilateral y, particularmente, la intervención estatal para favorecer los intereses empresariales contra sus rivales externos, ha sido acompañado históricamente pro conflictos armados y grandes gastos militares. El neomercantilismo contemporáneo sigue la misma regla. El ALCA es acompañado por un importante aumento de los gastos militares de EE.UU. en América Latina, nuevas bases militares, la colonización del espacio aéreo, de las costas, de los ríos y estuarios. El Plan Colombia, la Iniciativa Andina y los gastos militares correspondientes para militarizar las fronteras de Ecuador con Colombia y de Panamá con Colombia, involucran más de 1500 millones de dólares y cientos de agentes miliares estadounidenses. La subcontrata de oficiales militares latinoamericanos, de fuerzas paramilitares y de mercenarios estadounidenses, forma parte integral de la protección y la expansión de la construcción del imperio mercantilista. La guerra en Afganistán ha llevado a vastos aumentos en los gastos militares (100.000 millones de dólares), mayor proteccionismo y amenazas militares en todas direcciones. Al imperialismo y al Imperio les va bien, sin duda, las únicas que sufren son las "multitudes".»{29}

Un caso muy interesante, al que hace referencia Petras, es el papel del Estado, que coincide en gran parte, a mi juicio, con el análisis de Bueno acerca del cuerpo de las sociedades políticas, porque:

«es el Estado el que negocia los acuerdos comerciales. El GATT, la OMC(Organización Mundial de Comercio) fueron formulados por los Estados. Los pactos bilaterales y los regionales multilaterales como el NAFTA (TLCNA), ALCA, son iniciados, dice Petras, por el Estado, para abrir nuevos mercados a las multinacionales. El Estado imperial opera en sinergia con sus corporaciones multinacionales. La expansión de los mercados no tiene nada que ver con el que las corporaciones multinacionales sustituyan a estados anacrónicos: por el contrario, la mayor parte de los movimientos de capital a los nuevos mercados depende se la intervención del Estado para derribar barreras y en algunos casos desestabilizar a los regímenes nacionalistas.»{30}
En este sentido, como veremos en el estudio de John Saxe también, es el Estado la clave. En este sentido podemos poner a funcionar, digamos, las tesis defendidas por Gustavo Bueno en el libro El mito de la izquierda, porque, según vemos allí, es el Estado el parámetro para definir políticamente a las izquierdas. La cuestión fundamental en los análisis políticos tanto del llamado Plan Puebla Panamá como el proyecto del ALCA, &, es qué poder tiene el Estado nacional para decidir sobre sus propios intereses, sobre su eutaxia, cuando las relaciones isológicas y sinalógicas son mantenidas en un proceso de holotización es decir, donde las partes y los todos, Estados nacionales y Estados formando parte de regiones involucradas en Tratados en los que las asimetrías están constantemente determinando el tipo de relaciones entre los términos de esas partes. Por eso John Saxe-Fernández advierte, entre indignado, alarmado y resignado, que las izquierdas vendidas al neoliberalismo(los tres últimos presidentes tecnócratas del PRI) y la derecha (Fox, actual presidente mexicano) están malvendiendo recursos vitales para la Nación.
Habrá que analizar en que tipo de izquierda se enmarca el análisis de Saxe. Y de ese análisis podremos al menos ver, por contraste con la derecha de Fox, qué razón y qué papel juega el Estado en esa Razón política, considerada en términos de eutaxia, es decir, de duración, del propio cuerpo político. Porque resulta dudoso, conociendo la enorme corrupción de las empresas estatales del PRI heredero de la Revolución Mexicana, que sea la izquierda priista la que saque al país de la decadencia económica a la que supuestamente lo llevará tanto el Plan Puebla Panamá como el TLCNA, como en el futuro casi inmediato, el ALCA.{31}

Para una exposición crítica, desde la izquierda,{32} vamos a manejar los análisis de Carlos Fazio, publicados en dos series de dos artículos en el diario mexicano La Jornada en julio y agosto del año 2001.{33}

El esquema del análisis de Carlos Fazio podemos resumirlo así: El istmo de Tehuantepec será la columna vertebral en el modelo de economía de enclave al servicio o de compañías transnacionales con casa matriz en los EE.UU. La iniciativa cuenta con el aval del Departamento Tesoro de EE.UU. y los organismos financieros del capitalismo global: FMI, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo. De consolidarse esta iniciativa producirá, según Fazio, un acentuamiento de la extranjerización de la economía mexicana y profundizará la tradicional relación asimétrica, dependiente y subordinada de Méxco a la superpotencia militar mundial. El presidente Fox constituye el ejemplo más evidente de un country manager como dirigente de un Estado cliente. «El PPP considerado más allá de la retórica –comenta Carlos Fazio– no toma en cuenta la preservación de la autonomía interna ni el interés y el desaarrollo nacionales. Va a contracorriente de un proceso endógeno de acumulación de capital y enriquecimiento del tejido productivo; carece de la capacidad pública y privada para movilizar el potencial interno disponible para asociarlo de manera equitativa, simétrica, no subordinada, al orden mundial.»
Desde el análisis de Fazio, este es el cuarto regímen de ajuste estructural y seguirá en la misma línea de incapacidad para generar desarrollo y progreso social, y se enmarca, además, en la vieja estrategia de conquista y saqueo de los recursos naturales del sureste mexicano, por parte de los EE.UU. y sus ya viejas aspiraciones expansionistas e imperialistas. Las críticas de Carlos Fazio incluyen la idea que sostienen antropólogos que están en contra del PPP, porque «se considera el concepto de región, no como un espacio de arraigo de los pueblos, sino como la perspectiva de los economistas neoliberales, una región es sinónimo de espacio productivo, destinado a la generación de bienes. Lo que se combina, por supuesto, con rentabilidad y acumulación de capital.» Los críticos del PPP afirman que este modelo neoliberal no tiene en cuenta que el concepto de región remite a comunidad, identidad cultural, formas de tenencia de la tierra, territorios, recursos naturales, diferente, desde luego, de la idea de región en las consideraciones del capitalismo globalizado. Otro aspecto a destacar en el análisis de Fazio es que el megaproyecto, tiene implicaciones de tipo militar de contrainsurgencia, pues en la zona existen recursos cuya importancia geostratégica se vinculan con la lucha para liquidar la rebeldía antinoeliberal que estalló en Chiapas en 1994 y que tras la matanza de Aguas Blancas se extendió a Guerreo y Oaxaca, y la existencia de al menos cuatro grupos armados en la región: EZLN, ERP, ERPI, FRAP.

Se cita en los análisis de Carlos Fazio un estudio de la investigadora Irma Jaso, para quien la construcción de la supercarretera en el Valle de Tlacolula supone un auténtico «magnicidio cultural, biótico e histórico», esto es llamado atentado cultural.{34}

Lo que sí resulta importante para la crítica de este modelo político de tipo imperialismo depredador es el aspecto laboral, que implica que para ser elegido, un lugar óptimo en este sentido implica flexibilidad para la superexplotación, en términos de Carlos Fazio, es decir, libre tránsito de mercancías pero no de personas. En la «fórmula para la explotación de los que dominan, desregulación/mano de obra barata/acceso a mercados/recursos naturales/ganacias, el trabajador atomizado, desprovisto de su carácter de actor social colectivo y solidario, sirve para producir ganancias que serán transferidas a las casas matrices de las transnacionales y/o pagar la deuda externa.»

En la perspectiva de la competencia interimperialista (entre EE.UU., Japón y la Unión Europea) es analizada la promoción no sólo de este Plan Puebla Panamá, sino el Proyecto del ALCA, como
«aplicación de la llamada teoría de la estabilidad hegemónica, que se aplica en la economía política mundial, a saber, se define hegemonía como preponderancia de recursos materiales. Los poderes hegemónicos deben tener control de las materias primas, de las fuentes de capital, de los mercados y ventajas competitivas en la producción de bienes de valor elevado. Esta teoría, explica Fazio, sugiere que una combinación de control y liderazgo por parte del hegemón facilita los sistemas de libre comercio. Se requiere además una gran concentración de poder en el hegemón. Es sabido que hoy ese hegemón es EE.UU., quien, dice Fazio, pretende convertir su ley en ley universal.»

Fazio recuerda la Doctrina Monroe (1823) y la cataloga como
«una doctrina racista y de cultura de la violencia que se basa en una pretendida herencia divina, lo que les otorgó a los EE.UU. el destino manifiesto para dominar el orbe y apoderarse de los recursos de otras naciones.»

Pero no se trata de mera retórica, advierte Fazio, sino que constituye desde la perspectiva, digamos, emic, del Estado norteamericano, la fuerza de un tratado internacional. Terminamos este apretadísimo resumen de los análisis de Carlos Fazio con la importante tesis de que para México, la región del istmo es una zona de seguridad nacional, se refina allí la tercera parte del crudo mexicano y se elabora el 88 % de los productos petroquímicos. Las concesiones de ferrocarriles en la región a empresas de capital norteamericano, suponen en el análisis de Fazio, un renacimiento del viejo y entonces frustrado Tratado McLane-Ocampo, que incluía la legalización del libre tránsito a perpetuidad por el Istmo de Tehuantepec, tropas estadounidenses incluidas.

La compra-venta de México

Comenzamos citando un texto de John Saxe-Fernández, del primer capítulo de su libro La compra-venta de México, porque consideramos relevante para el estudio de lo que hemos, siguiendo a este autor, definido como Pax Americana:

«Durante los gobiernos de Reagan, Bush y el de George W. Bush, las fuerzas del lobby petrolero consolidaron su ya de por sí poderosa influencia política ocupando la Oficina Oval. Desde la crisis petrolera de 1973, cuando Estados Unidos fue sometido por la OPEP (Organización de Países Productores de Petróleo) a un embargo, causándole un trauma estratégico y algunas calamidades económicas, la industria petrolera estadounidense y el aparato de seguridad nacional de ese país miraban a México «con otros ojos» y ya para 1979 se habían elaborado estudios para lograr el control directo del petróleo mexicano por medio de mecanismos de «integración comercial» de la América del Norte que eventualmente se concretaron en el TLCAN, como tuve oportunidad de narrarlo en 1980 en Petróleo y estrategia.»{35}

La firma del TLCNA se plantea en el estudio de John Saxe dentro de las estrategias de EE.UU. que presionó a Salinas para aceptar esa firma, porque, según datos aportados en investigaciones de 1995 y que han sido avalados posteriormente, este presidente estaba altamente comprometido en el negocio de lavado de dinero negro (del narco tráfico), lo que de haberse sabido en ese momento hubiera supuesto la caída del regímen de los prisitas neoliberales privatizadores del patrimonio mexicano. EE.UU. también estaba implicado, pero se tuvo perfecto cuidado de no hacer públicas estas cuestiones en el país de Bush padre.{36}

Podemos en este momento del análisis recurrir a la idea de Gustavo Bueno de territorialidad, como categoría de la ciencia política, y desde luego, nos parece muy interesante constatar que se aplica a lo que John Saxe explica acerca de la compra venta de México. Texto de Bueno:
«La territorialidad es la base o fundamento zoológico genérico sobre el cual se asienta posteriormente la sociedad política: esta es la perspectiva de la Sociobiología. Desde nuestro punto de vista la territorialidad es una transformación por anamórfosis de la territorialidad natural, de tan largo alcance como pueda ser la transformación de los mamíferos en el coro de Nabucco.»{37}

Pero el alcance del sentido político de la territorialidad va más allá, porque implica, en términos de Bueno (que coinciden y vienen «como anillo al dedo» para la tesis de John Saxe) que:
«Hay que extender la idea de propiedad territorial al Estado en su relación con los demás Estados; de este modo la propiedad comenzará a tener que ver con la capa cortical. En efecto, analizado desde la capa cortical, el territorio es, ante todo, el espacio limitado por las sociedades políticas extrañas, y extrañas porque precisamente no están sometidas a nuestras normas.»{38}
Señala Saxe que
«la geografía y la estrategia como disciplinas son centrales en toda consideración; por ejemplo, la del traspaso a empresas estadounidenses por medio de concesiones de los 26 mil kilómetros de FNM (Ferrocarriles Nacionales Mexicanos), o los puertos y aeropuertos, las carreteras y los ductos y poliductos y las vastas instalaciones petroleras y eléctricas diseminadas por todo el territorio nacional. El asunto es tanto militar (geopolítico) como empresarial (geoeconómico).»
La advertencia ya la había hecho John Saxe en su anterior libro, cuando habla del globalismo pop y de la fascinación que sienten no sólo los políticos tecnócratas neoliberales, sino tantos intelectuales fascinados por la globalización.{39} La advertencia de Saxe es contundente: «dada su posición geográfica en relación con el aparato empresarial y bélico-industrial de Estados Unidos, esta «despreocupación» adquiere en México y en Tehuantepec características de extremo descuido.»

Resulta en estos momentos de la exposición del problema de la compra-venta de México, introducir algunos análisis filosóficos, para establecer coordenadas gnoseológicas que ayuden a «aclarar» las tesis y los fenómenos expuestos como sería el caso de John Saxe.
Nos parece de interés para el caso, la clasificación propuesta por Gustavo Bueno en el libro España frente a Europa. En el capítulo tercero, titulado «La Idea de Imperio como categoría historiográfica y como Idea filosófica», se establecen las siguientes coordenadas, a saber: 1) que el término Imperio no es unívoco, sino que tiene 5 acepciones rigurosamente diferenciadas. 2) Que el término Imperio no es «término primitivo» en la Teoría Política. 3) que existen dos vías para la determinación de las acepciones políticas del término Imperio: una regresiva, en la que se privilegian las partes formales. Con la aclaración de que la que «vuelve» o re-flexiona es la sociedad política. Otra vía progresiva, que desborda los límites del Estado. Esto supone (desde las coordenadas de Gustavo Bueno (el materialismo filosófico) la necesidad de establecer la siguiente Tesis:

«Si los planes y los programas de un Esttado están formulados y ejecutados bajo la dirección de la «razón de Estado» (antiguamente designada por la expresión ratio civilis), que entendemos como la razón práctica política orientada por el objetivo de la eutaxia, los planes y los programas de un Imperio habrán de tener en cuenta, no ya sólo y directamente, en primer grado, la eutaxia del propio Estado, cuanto también la eutaxia de segundo grado que tiene que ver con el coorden de los Estados implicados en el «sistema imperial». La ratio imperii puede significar muchas veces modificaciones, más o menos profundas, en los planes y programas dictados por la estricta ratio civilis propia del estado hegemómico (en lo que se refiere a planes y programas relativos a alianzas, prioridades de ejecución, economía, &c.)»{40}

Las acepciones posibles de Imperio, nos interesa la III o diapolítica, que no es sin embargo disociable de las otras cuatro. El concepto subjetual de Imperio como facultad del Imperator (acepción I) y el Imperio como espacio de acción del Imperator (acepción II de Imperio) ya que es en ella en la que adquiere su significado como categoría política esta Idea filosófica de Imperio, y se trata del Imperio como «sistema de Estados» subordinado al Estado hegemónico.
La clasificación que Bueno propone para esta tercera acepción diapolítica de Imperio es necesaria para analizar las relaciones que mantienen entre sí los Estados constitutivos del Imperio, a saber:

1. las relaciones orientadas desde el Estado hegemónico hacia los Estados subordinados.
2. Las relaciones recíprocas establecidas entre los Estados subordinados y el hegemónico.
3. Las relaciones de coordinación entre los Estados subordinados entre sí.

La distinción y la taxonomía de las diversas relaciones implica una tesis fundamental para nuestro propio estudio, porque se parte en primer lugar de que las Ideas metaoplíticas de Imperio se mantienen lejos de cualquier «cierre politológico», y esto hace que la tesis pueda ser esta:

«Es absurdo tratar de explicar un sistema imperial a partir de una única acción dominadora del Estado hegemónico; la acción soleos eficaz y sostenible si cuenta con la reacción de las sociedades afectadas, relación que implica necesariamente el consenso, en diverso grado de estas sociedades. Un sistema imperial entraña, en definitiva, la acción del Estado imperialista, las reacciones de los Estados subordinados y la codeterminación de estos Estados entre sí.»{41}
La acepción V (la Idea filosófica) de Imperio es de enorme importancia en el presente político, porque si no se tiene en cuenta, se cae en interpretaciones que carecen de la posibilidad de distinguir entre criterios políticos, ideológicos e históricos, por ejemplo, en lo relativo a la idea de Imperio. El mensual Le Monde Diplomatique publica un artículo del historiador Eric Hobsbawm titulado: «¿A dónde va el imperio americano?»,{42} en el cual vemos una magistral comparación entre los límites geográficos del Imperio Inglés y los alcances que está teniendo en su reciente configuración el imperio norteamericano. Pero quizá la reducción de la Idea de Imperio a su acepción diapolítica en el caso de Hobsbawm sea un caso que nos ayude a aclarar el alcance de la distinción propuesta por Gustavo Bueno en el siguiente sentido:

La Idea filosófica (acepciónV) de Imperio estará determinada por parámetros y valores que sólo pueden ser determinados históricamente, como es el caso cuando analizamos el desarrollo de un Imperio actualmente en etapa de consolidación hegemónica, como es el norteamericano. Dice Bueno:

«Otra será también, por último, la Idea filosófica de Imperio que puede ser asociada al proyecto de «sociedad democrática universal de mercado, que los ideólogos americanos quieren hacer coincidir con el 'fin de la historia'.»{43}

Y en este sentido resulta fundamental esta tesis de Bueno:

«El concepto diapolítico de Imperio es en sí mismo insuficiente precisamente cuando se lleva al límite del Imperio Universal. Es entonces cuando el concepto III nos conduce, no ya al concepto IV, en cuanto que éste es metafísico o teológico, sino a una idea que pueda ser presentada como límite efectivo del tercer concepto de Imperio. La determinación de este límite, que sólo nos podrá ser dada a través de los pueblos diversos que vayan incorporándose a la Sociedad Universal, nos pondrá delante de la Idea filosófica, a saber, la idea de «Género Humano» como Idea límite (y no como punto de partida, a título de «sujeto agente» del Imperio Universal).»{44}


Notas

{1} Cfr. el libro Noam Chomsky, edición de Peter R. Mitchell y John Schoeffel, cuyo título en inglés es Undertanding Power (The indispensable Chomsky), Crítica, Barcelona 2002.
{2} Para estos conceptos consultamos el Diccionario Filosófico, de Pelayo García Sierra, Pentalfa, Oviedo 2000. Dicha obra se puede consultar en internet: http://www.filosofia.org/filomat.htm El ensayo de Gustavo Bueno Martínez: «Principios de una teoría filosófico político materialista», publicado en el Diskette Transatlántico: http://www.filosofia.org/mon/cub/dt001.htm resulta fundamental en nuestros análisis. Asimismo consideramos imprescindible el libro de Gustavo Bueno Martínez, Primer ensayo sobre las categorías de las Ciencias Políticas, Cultural Rioja, Biblioteca Riojana, nº1, Logroño 1991.
{3} Algunas consideraciones que consideramos pertinentes respecto de la relación emic/etic y el contexto colimador: la distinción emic/etic de Pike como contexto colimador será una figura gnoseológica sintética que actúa como contexto determinado de relaciones que organiza de un modo preciso es sector de los fenómenos del eje semántico. Así, en la Introducción al libro Nosotros y ellos (Pentalfa, Oviedo 1990), se aclara que cuando el lingüista, el etnógrafo, el antropólogo, el historiador, &c., dicen intentar el conocimiento de determinadas instituciones, gentes, contenidos culturales de un pueblo, estarían propiamente, emic: a) tratando de reproducir esos contenidos culturales tal como se les aparecen a los individuos humanos (actores, agentes) que pertenecen al pueblo de referencia o b) tratando de reproducir las operaciones que los sujetos agentes de esas gestas, ceremonias, &c., llevan a cabo cuando las realizan. Hay que insistir en que a) y b) pueden darse conjuntamente. La perspectiva emic puede ser subjetual y objetual. Podría ocurrir que la imitación de las operaciones de otro sujeto no nos pusiese delante de objetos o configuraciones similares a las producidas por él. Cabe también que se trate de reproducir o, al menos, fijar las coordenadas de estos contenidos culturales a partir de factores que acaso no son percibidos como internos por los miembros de ese pueblo, o agente de referencia, sin que por ello (al menos según la tesis eticista) tengamos que abandonar la pretensión de haber alcanzado un mayor grado de potencia en la reconstrucción.
{4} Andrés de Blas Guerrero y Jaime Pastor Verdú (coordinadores), Fundamentos de Ciencia Política, UNED, Madrid 1997.
{5} Cfr. Bueno, op. cit., págs. 271-284. Bueno señala que una misma realidad puede darse en un plano angular o radial, pongamos por caso, según se enfoque emic o etic. Lo interesante, para la cuestión del formalismo político, en este caso concreto, es el análisis que se hace en estas páginas de Hobbes y las críticas a autores considerados como formalistas: Wilson, Nietzsche, Foucault, &c.
{6} Para el caso de México, utilizaremos el libro de John Saxe-Fernández, La compra-venta de México (Una interpretación histórica y estratégica de las relaciones México-Estados Unidos), Plaza & Janés, México 2002. La tesis central de John Saxe es que el manejo conjunto México-Estados Unidos de Norteamérica, de los recursos petrolíferos y del territorio nacional mexicano, en el seno de lo que ha definido como «Paz fría», y como medio político el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), supone una grave amenaza a la soberanía territorial de los Estados Unidos Mexicanos. El caso de Centroamérica puede ilustrar, mediante el estudio de la investigación llevada a cabo por Bulmer-Thomas y Kincaid, cómo la territorialidad de los Estados centroamericanos es puesta también en relación con lo que sería una pérdida, en el mismo sentido que lo señala John Saxe para México, de la soberanía política. La publicación del estudio de Bulmer-Thomas y Kincaid ha sido posible gracias al apoyo financiero de la Oficina de Desarrollo Regional y Sostenible, América Latina y el Caribe de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos, según disposición nº LAG-G-00-98-00048-00 y de la Unión Europea. Editado por el Institut für Iberoamerika-Kunde, Hamburgo 2000, ISBN 3-926446-80-3
{7} Pelayo García Sierra, Diccionario filosófico, nº 565.
{8} Pelayo García Sierra, Diccionario filosófico, nº 563.
{9} Todo ello en virtud de la definición de eutaxia como una relación circular propiamente como un conjunto de relaciones entre el sistema proléptico (planes y programas) vigente en una sociedad política en un momento dado y el proceso efectivo real según el cual tal sociedad, dentro del sistema funcional correspondiente, se desenvuelve. Vid. Pelayo García Sierra, Diccionario..., nº 588.
{10} Puede leerse el texto completo en español en el siguiente sitio de internet: http://www.whitehouse.gov/nsc/nssall.html
{11} Para compaginar la mayor precisión con el necesario rigor vamos a utilizar, dada la necesidad de resumir estos datos, el excelente trabajo realizado por Liz Dire y John Weeks, en su artículo «The Changing Faces of Imperialism», publicado en la revista NACLA (Report on the Americas); Vol. XXX, nº 2, Sept/Oct. de 1996 y el texto de la edición de la revista «NACLA on Imperialism, 1966-1996», mismo número y año.
{12} Cfr. Pelayo García Sierra, Diccionario filosófico, nº 586 y el propio trabajo de Bueno citado del Diskette trasatlántico. Por cierto, es interesante comentar que Noam Chomsky hace un análisis de estas cuestiones, que a nuestro juicio, se beneficiaría de estas propuestas gnoseológicas de Bueno, para evitar caer en meros juicios de valor que muchas veces no hacen sino presentar los hechos políticos militares, &c., como si fueran meros fenómenos cuya estructura dependiera de cuestiones de intención, más que de hechos dados en un plano mucho menos psicológico de lo que puede parecer a quine escucha los análisis de Chomsky, que por cierto, a raíz de la intervención de EE.UU. en Irak ha tenido serios enfrentamientos con Petras, quien es mucho más fino en sus análisis en muchas ocasiones.
{13} El Catoblepas, revista electrónica: http://www.nodulo.org/ec
{14} M. Chossudovsky, The Globalization of Poverty, Zed Books, Londres & Nueva Jersey 1997. Cuando menos, resulta interesante para conocer el impacto de la política económica depredadora sobre los niveles de vida en países como Somalia, Ruanda, India, Bangladesh, Vietnam, Brasil, Perú y Bolivia, además de la Federación Rusa y Bosnia-Herzegovina. También en este sentido es de utilidad el libro editado por Víctor Bulmer-Thomas, The New Economic Model in Latin America and its impact on income distribution and poverty, Macmillan Press Ltd., Londres 1996. Este asunto de la pobreza, &c., lo consideramos desde la perspectiva de la eutaxia, quizá, en el proyecto emic de los EE.UU. y de Europa y Japón, en la misma medida, el nuevo modelo a largo plazo será un modelo generador, es decir, que dará lugar a nuevas perspectivas respecto de mejorar el nivel de vida de los Estados que se relacionan con carácter de Estados con norma del ejemplarismo, esto es, como si los Estados del llamado Tercer Mundo pudieran llegar a dejar de ser regidos, en un futuro, por esa isología de X con Y con sinalogía política máxima, como la que se da entre los Estados de Bienstar, pero lo que tenemos en el presente es un grado mínimo de isología política, como vemos al estudiar los análisis que hace John Saxe-Fernández en su obra La compra-venta de México. La isología entre México y Canadá y los EE.UU., es mínima. Por ello, podemos deducir que hay una relación de imperialismo depredador. Acerca de los conceptos de isológico y sinalógico, cabe recordar aquí algo fundamental, a saber: «La unidad sinalógica (de sinalage = comercio, ajuntamiento) es la unidad entre términos que, aunque no sean isológicos k, mantienen un vínculo de continuidad, contigüidad (contacto), no solamente espacial o estático, sino también causal (de atracción o interacción mutua) que, por lo demás, habrá de probar (...)», Cfr. Gustavo Bueno, Teoría del cierre categorial, Pentalfa, Oviedo 1992-.
{15} Los datos del libro pueden consultarse en http://globalresearch.ca/ Hasta el momento sólo he podido tener acceso a un extracto que el propio Chossudovsky maneja. Considero que es suficiente para los fines de este trabajo.
{16} Gustavo Bueno, España frente a Europa, Alba Editorial, Barcelona 1999. Para la referencia a Juan Velarde Fuertes consultar el artículo sobre este libro que publicó la prensa en su momento, disponible en http://fgbueno.es/hem/2000r30.htm
{17} En el caso actual de México, hemos podido consultar un artículo titulado «The rise of the New Money Doctors in Mexico» (el surgimiento de nuevos doctores de dinero en México), de Sarah Babb, investigadora de la Universidad de Massachusetts en Amherst, que se puede ver en internet en http://www.umass.edu/peri/pdfs/fin_babb.pdf También es imprescindible en este tema el número de noviembre/diciembre de 1997 de NACLA, vol. XXXI y en concreto el artículo de Paul Drake «The Money Doctors: Foreign advisers and Foreign Debts in Latin America».
{18} Cfr. pág. 4 del citado trabajo de estos analistas que serían, pensamos, equiparables a los Money Doctors, aunque con una estrategia diferente, de intervenciones no tan directas como las que se hacían hace años en el área.
{19} Cfr. INCAE-HIID de 1999: «Central Americain the 21st Century: an Agenda for competitiveness and sustainable development», San José, Costa Rica & Cambridge, Massachusetts.
{20} Joachim Hiusrch, Globalización, capital y Estado, Edición de la UAM-Xochimilco, México DF 1996.
{21} Cfr. Revista Política y cultura, primavera 97, nº 8, editada por la UAM-Xochimilco, México DF. El artículo de Stephen Hasam: «Globalizació, capital, Estado.»
{22} Traducido por Stephen Hasam, el título original en alemán es «Abschied der Politik». Puede leerse en internet.
{23} Ibid., loc. Cit.
{24} Ver las reseñas y críticas a los dos libros en la página de internet de la Fundación Gustavo Bueno, http://fgbueno.es/
{25} La revista El Catoblepas puede consultarse en internet en http://www.nodulo.org/ec El libro de John Saxe-Fernández es La compra-venta de México (Una interpretación histórica y estratégica de las relaciones México-Estados Unidos), Plaza & Janés, 2002.
{26} Gustavo Bueno, El mito de la izquierda (Las izquierdas y la derecha), Ediciones B, Barcelona 2003.
{27} Ver el artículo de Petras titulado «¿Quién gobierna el mundo?», del 18 de agosto del 2002.
{28} En la revista electrónica Rebelión, la sección de la página de Petras, concretamente en http://www.rebelion.org/petras/imperiopetrasmi.html
{29} No era realmente lo más interesante en este contexto, pero ya que hemos hecho referencia a la crítica de Petras a Negri y Hardt, vamos a comentar este tema. Dice Petras, en el mismo artículo inmediatamente antes citado, que: «Después de leer Imperio no sorprende que los críticos de Time y del New York Times hayan aplaudido el libro. Imperio, alineado con la tontería global generalizada, argumenta que la globalización es un movimiento progresista de la historia, al abolirse el imperialismo por decreto intelectual y al encarnarse las alternativas sistémicas en una multitud amorfa que carece de cualquiera de las herramientas de análisis y de organización política que se identificaban con las luchas revolucionarias contemporáneas. la mención en el libro de citas embalsamadas provenientes de un ejército aplastante de pensadores, provee el boato formal para la celebración del constitucionalismo estadounidense-en una época en la que sus dirigentes están bombardeando Afganistán para devolverlo a ala Edad de Piedra, después de enviar a Irak y Yugoslavia a la Edad de Hierro. Imperio es una síntesis generalizada de las banalidades intelectuales sobre la globalización, el posmodernismo, el posmarxismo, unidos todos por una serie de argumentos y suposiciones no fundamentados que violan seriamente las realidades económicas e históricas. La tesis del postimperialismo de Imperio no es novedosa, no es una gran teoría y explica poco del mundo real. Más es un ejercicio verboso vacío de inteligencia crítica.»
{30} Petras, Ibid., loc. cit.
{31} Pensamos que hay que tener en cuenta el asunto de la deuda externa, para comprender un aspecto relevante en la macroeconomía de México en el actual momento histórico. La deuda externa no cumplió las funciones que debía, según los análisis de Raul Prebish, sino que según advierte con acierto, en nuestra opinión, Jaime Estay Reyno, en su libro La concepción general y los análisis sobre la deuda externa de Raul Prebish, Ed. Siglo XXI, México 1990, «difícilmente se entenderá lo ocurrido en los setenta (no sólo con los créditos externos sino con el comportamiento global de los mercados financieros nacionales de América latina) sino se consideran fenómeno tales como el desarrollo del capital ficticio, la especulación con créditos externos e internos, la fuga de capitales, &c.» En la «propuesta 1» Reyno critica a Prebish su incapacidad de ver lo que realmente sucede, por empeñarse, digamos, en querer meter todos los hechos en su teoría del desarrollo, olvidando que el papel de los créditos en el sistema capitalista no es el de aumentar el proceso de acumulación o complementar la capacidad de aumentar el ahorro interno para poder desarrollar la industria, y la necesaria capacidad tecnológica, &c. (págs. 107-ss.). Lo que parece ser un serio problema es la carencia de políticas claras acerca de los proyectos y planes de la sociedad política, en cuanto a la actividad de la capa basal (financiación, producción y trabajo). Veremos como un contraste esta carencia de planes y proyectos y el llamado Plan Puebla Panamá, que al parecer es apoyado por el presidente Fox y desde luego por el Estado norteamericano, como veremos.
{32} Es necesario, y acaso lo podamos hacer al terminar de leer la exposición de este autor, tratar de situar, entre las diversos modelos de izquierda política que Bueno propone en El mito de la izquierda, a cuál de ellos se adaptarían las propuestas de Carlos Fazio.
{33} Son los siguientes: «Con el Plan Puebla Panamá, el istmo de Tehuantepec, imán para la superexplotación» (La Jornada, 29/07/2001). «El PPP, arma al servicio de Estados Unidos para contener la emigración» (30/07/2001). «El istmo de Tehuantepec, clave para la competencia interimperialista de EE.UU.» (20/08/2001). «El istmo de Tehuantepec, sueño de paraíso fiscal» (21/08/2001). Hay un artículo que nos parece muy importante, además de los de Fazio. Se trata del artículo «El PPP (Plan Puebla Panamá) generará la «descomposición del tejido social», de Martín Hernández Alcántara, periodista de La Jornada de Oriente (publicación para Puebla y Tlaxcala), que entrevista al investigador Andrés Barreda. Según Barreda, este Plan es continuación del Plan Nacional Urbano de Desarrollo que había impulsado el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo, un plan que pretendía desarrollar 100 ciudades intermedias del país, por medio de siete corredores de integración urbano-regional. Según Barreda el fin de estos proyectos está relacionado con la satisfacción de las necesidades comerciales, industriales y de infraestructura que a la región Este de la Unión Americana le impone el proceso de globalización. Estos corredores incluyen: 1) En Sonora, el enlace entre las ciudades de Nogales y Guaymas, 2) el que une Nuevo Laredo, Tamaulipas, a Manzanillo, en Colima, 3) corredor que va del Puerto de Veracruz al de Acapulco, en Guerrero, 4) el corredor del istmo de Tehuantepec, que iría de Coatzacoalcos, Veracruz, a Salina Cruz, Oaxaca. Los tres corredores restantes no atravesarían el territorio nacional sino que lo bordearían. Dos abarcarían la totalidad del golfo de México, uno iría de Matamoros Tamaulipas, a Villahermosa, Tabasco y otro de Villahermosa a Cancún, en Quintana Roo. El último abarcaría la costa del Pacífico, de Tapachula, Chiapas a Manzanillo y entroncaría con el corredor Manzanillo-Nuevo Laredo.
{34} Sobre este asunto, quisiera recomendar la lectura del libro de Gustavo Bueno, El mito de la cultura (Ensayo de una filosofía materialista de la cultura), Prensa Ibérica, Barcelona 1996. También su libro Etnología y utopía (respuesta a la pregunta, ¿qué es la etnología?); 2ª ed. Júcar Universidad, Madrid-Gijón 1987. Aspectos fundamentales de estas obras en el Diccionario Filosófico ya citado de Pelayo García Sierra, Pentalfa, Oviedo 2000.
{35} Cfr. op. cit., pág. 111. El libro que cita John Saxe, Petróleo y estrategia está editado por Siglo XXI, México 1980.
{36} Cfr. Ibid., pág. 123, la referencia a las investigaciones de Dolia Estévez publicadas por el diario El Financiero, de México, el 21 de mayo de 1995.
{37} Cfr. Bueno, Primer ensayo sobre las «categorías de las ciencias políticas», Logroño 1991, págs. 315-ss.
{38} Ibid.
{39} El libro a que se refiere John Saxe (del que él mismo es coordinador) es Globalización: crítica aun paradigma, editado por Plaza & Janés, México 1999. Su capítulo: «Globalización e imperialismo»
{40} Cfr. Bueno, España frente a Europa, Alba Editorial, Barcelona 1991, pág. 182.
{41} Cfr. Bueno, Ibid., pág. 199. A nuestro juicio, el estudio de John Saxe ofrece en algunos aspectos un estudio de las relaciones entre México y los EE.UU. donde se observa la relación entre políticas que tienen que ver con leyes para vender o asociarse (PEMEX, por ejemplo) con empresas como Exxon, Shell, &, como si ello fuera un asunto directamente dictado por el Estado imperial norteamericano, sin dejar claro que las decisiones del Estado subordinado, es decir, México, son sobernas, en el estricto sentido de que el Estado mexicano pude legislar de otra manera.
{42} Le Monde Diplomatique, sección española, año VII, nº 92, junio de 2003. También interesantes los siguientes artículos de Patricio Peñalver: «Notas sobre Imperio y democracia», El Catoblepas, nº 16; y «Contextos de Imperio», Revista de Occidente, nº 259, diciembre de 2002. Sobre Hobsbawm la reseña a su biografía, Años interesantes. Una vida en el siglo XX, Crítica, Barcelona 2003, publicada en el nº 16 de El Catoblepas por Fernando Muñoz Martínez.
{43} Ibid., pág. 205.
{44} Ibid., pág. 203.