jueves, 23 de junio de 2016

EU: Censura, terrorismo y poderes fácticos
John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 23 de Junio de 2016.
L
uego de los no aclarados ataques del 9/11 contra las Torres Gemelas y de las leyes de estado de excepción y marciales que siguieron, y en lo externo, de las guerras de agresión (Afganistán, Irak, Libia…) y del intervencionismo en clave de golpes blandos (Venezuela) o de campañas anti-narco o del crimen organizado (Plan Colombia e Iniciativa Mérida), cabe retomar los eventos que cimbran el proceso electoral en curso en Estados Unidos: 1) el apagón informativo en plena campaña electoral, de lo que hasta ahora es el más riesgoso e irresponsable despliegue belicista de la OTAN, liderada por Estados Unidos, en la frontera rusa, y 2) el complejo enlazamiento de lo anterior con la sórdida batalla legal, de lo que Josh Earnes, vocero de la Casa Blanca, calificó deinvestigación criminal que realiza el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) por conducto de la FBI sobre el manejo que como secretaria de Estado hizo Hillary Clinton de cientos o miles de correos electrónicos secretos.
Desde que Obama endosó formalmente la candidatura de Clinton, a sabiendas de que el DOJ, a cargo de Loretta Lynch (por él elevada a ese cargo) realiza la mencionada investigación, brotaron dudas sobre el influyentismo político en el aparato judicial. Una hora después de que Obama anunció ese apoyo, Earnes, en tenso diálogo con un reportero que preguntó si ese espaldarazo era un mensaje a servidores públicos del DOJ, a los agentes y director de la FBI –J. Comey– y a Lynch, de que dieran carpetazo al caso Clinton, replicó que esos funcionarios saben que su trabajo no es político, que son asuntos sobre el cumplimiento de la ley y que por tanto, el presidente (textual) ha reiterado su compromiso, al principio, de que cualquier investigación criminal debe conducirse con apego a la ley y con independencia de cualquier interferencia política. (Sobre los cargos a Clinton ver “Who’s Protecting Hillary Clinton?” Voltaire Network, en ICH 17/6/16).
En este punto del debate saltaron de sus sillas los reporteros presentes en la sala de prensa y seguro que también en las casas de campaña de demócratas y republicanos. Lo de investigación criminal hizo trizas la reiterada narrativa de Clinton de que no enfrenta, en absoluto, ningún cargo criminal. Por meses, ella y asociados insistieron que era “sólo una ‘auscultación’ de rutina” del DOJ. Dos días y horas después fueron atacados con alevosía los asistentes a un bar gay en Orlando, Florida. La atención pública y del DOJ (Lynch, Comey y agentes) se alejó del caso Clinton y para alivio de algunos, se centró en la masacre que cortó de tajo 49 vidas repletas de futuro e hirió a otros 53. De lo poco que se sabe del atacante destaco que fue guardia de una firma de seguridad, que usó revolver y un rifle de asalto, que viajó de Estados Unidos a Arabia Saudita y, en aparente simbolismo numérico, antes de la masacre (la mayor desde las Torres Gemelas), llamó al servicio telefónico de la policía 9-11 para expresar lealtad al Estado Islámico. La tragedia acentuó el giro a la derecha de un debate electoral al que ha dado oxígeno la vital agenda de Bernie Sanders en materia de equilibrio estratégico, calentamiento global, empleo, equidad, finanza electoral, bancaria, golpes blandos y acceso universitario.
Estos sucesos electorales, judiciales y de terrorismo, se dan en medio de lo que Stephen Cohen (Princeton, NYU), destacado autor sobre la relación EU-Rusia, en diálogo con Thom Hartmann, califica de escandaloso apagón informativo en Estados Unidos sobre lo que en efecto es, en sus palabras, la mayor movilización militar hacia la frontera occidental rusa desde que los nazis invadieron la URSS en junio de 1941. Encabezada por Estados Unidos, la OTAN desplegó la Operación Anaconda, que movilizó durante 10 días poco más de 30 mil tropas, tanques, aviones y fuerza naval, en un hostilejercicio de guerra en que Rusia atacaría a los países bálticos y Polonia. Una operación de esta magnitud, dice Cohen, realizada en las fronteras de China o de México, es noticia de primera página. En Europa y en Rusia hubo gran debate, en especial porque la canciller Ángela Merkel, bajo presión de Estados Unidos y como para evocar las heridas de ayer y provocar la guerra hoy, envió un contingente al ejercicio.
De su parte, el socialdemócrata Frank W. Steinmeier, ministro de Exteriores alemán, criticó a la OTAN por el riesgo de guerra (nuclear) de su ofensiva contra Rusia: Lo que debemos evitar hoy es incendiar la situación con belicismos y sonando las botas de guerra. ¿Por qué otra guerra? Cohen dice que es ideología neocon. No se limita a negocios bélico-industriales.Van por el dominio mundial y una Rusia soberana les estorba. “Es un diseño bipartidista más allá de la derecha republicana y la señora Clinton, dijo Cohen, es expresión cristalina de esta postura. Si es electa, tendrá esa acusación como un potencial Watergate.
¿Riesgo de guerra para sostener el Project for a New American Century post 9-11?

domingo, 12 de junio de 2016


Trascender al neoliberalismo
John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 9 de Junio de 2016.
E
l meollo de la política económica que la periferia y cada día más, la población de los centros capitalistas, ha venido padeciendo desde que se instauró una condicionalidad acreedora a ultranza por la crisis de la deuda hace más de 30 años, difícilmente calza con el rótulo deneoliberalismo: más parece una gran ofensiva de clase del alto capital con base en préstamos del Banco Mundial y el BID, con aval del FMI y Departamento del Tesoro. Como aclara Chomsky, políticas regresivas como las más perversas y depredadoras del capitalismo decimonónico (porfirista acá) no son algo nuevo y mucho menos son expresión del liberalismo que en su acepción básica es un sistema filosófico, económico y político que promueve las libertades civiles y se opone con principios republicanos, a cualquier forma de despotismo o a regímenes policial-militares.
Nadie olvida el vínculo entre elneoliberalismo y las brutales dictaduras de los 70 (Chile, Argentina, Brasil, Uruguay). Entonces ¿cuáles son los referentes a los que apunta el término neoliberalismo y cuál sería la conceptualización obtenida del conjunto de operaciones vinculadas a esa palabra? Estamos frente a un animal distinto bien delineado por William Domhoff en ¿Quién gobierna Estados Unidos? (Siglo XXI, 1999), por Jeff Faux, en Guerra global de clase (México, UACM 2008) y en fecha más reciente por Leonardo Boff, en Brasil: vuelo ciego hacia la guerra civil, vital entrevista con Blanche Petrich (La Jornada, 4/6/16 p. 31). Ahí describe las operaciones que acompañan al golpe blandoneoliberal perpetrado contra Dilma Rousseff por la lumpemburguesía brasileña y Wall Street encabezado por Michel Temer, quien, en pocos días y con sólo 3 por ciento de aprobación, “redujo el salario mínimo –que Lula consiguió aumentar a niveles decorosos–, porque el empresariado lo consideró demasiado alto. Elevó la edad de la jubilación de 65 a 75 años, cuando en el noreste, la región más pobre del país, la expectativa de vida es de 63 años. Abolió las leyes de protección a los trabajadores, que vienen desde los años de Getúlio Vargas (1930-1945 y 1951-1954) para que los patrones puedan negociar directamente los contratos colectivos sin pasar por los sindicatos. Cerró uno de los mejores proyectos sociales, Mi casa, mi vida, que permitía a los trabajadores tener una vivienda propia. Suspendió el sistema universal de salud pública, que va a ser revisado para permitir su privatización (ibid).
En Argentina las movilizaciones y protestas sociales contra las medidas económicas de Mauricio Macri no cesan, ante una amplia ola de despidos de empleados públicos y privados, inimaginables tarifazos hasta de 700 por ciento a servicios, desde electricidad, transporte, salud y habitación. Las agencias de noticias informan que los sindicatos se unifican en defensa del empleo y que la población, al igual que en Brasil, se mantiene en las calles en defensa de los logros sociales que Temer y Macri buscan desaparecer con el aplauso de Obama y Wall Street.
En medio de estas regresiones y tras de 40 años desplegando una guerra de clase que enriqueció a uno por ciento y empobreció a millones, el FMI admitió hace poco que el neoliberalismo es un fracaso. Ahora dice que las políticas de austeridad neoliberal y desregulación de los movimientos de capital aumentaron la inequidad y que esa inequidad, como advirtieron por décadas los críticos, podría haber debilitado el crecimiento, por lo que los gobiernos deben redistribuir más” (B. Dangl, Counterpunch.org 1/6/16). El abismo entre la autocrítica de un ente central de la diplomacia de fuerza de Estados Unidos y la neoliberalización en curso en Argentina, Brasil y su brutal persistencia en México debe aclararse.
Aquí el FMI amplió la línea de crédito de 67 mil millones de dólares a 88 mil millones de dólares, sin variar la condicionalidad: la nueva embajadora de Estados Unidos dijo que viene a relanzar, con más vigor la atroz Iniciativa Mérida, el diseño de facto de guerra irregular, de intervención/ocupación en clave de guerra al narco y al crimen. Jacobson relanza ¿agregando el antiterrorismo? Lo hace con la mesa puesta: leyes que amplían sin limite la jurisdicción penal militar a lo civil y otras leyes fuertes para proteger la infraestructura petroeléctrica valorada en billones(trillions) que se está traspasando al big oil y a la voraz lumpemburguesía local.
Aquí como en Medio Oriente, Estados Unidos desata los precipitantes de guerra civil. Quiere estados fallidos o en desintegración. En Brasil Boff teme que la fractura del sistema democrático pueda desembocar enuna especie de guerra civilY eso está en la lógica de Estados Unidos, generar violencia (ibid). En Argentina Macri va rápido con el rollback gringo. Neoliberalizó la economía; retiró el control civil sobre los militares, devolvió la autonomía a las fuerzas armadas, y autorizó dos bases militares de Estados Unidos: una cerca de las fronteras con Brasil y Paraguay y la otra al sur, cerca de la Antártida.