jueves, 15 de febrero de 2018

Marcha vs catástrofe climática (III) Shell arrasa
John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 15 de Febrero de 2018.
A
rrasa Shell en la mayor licitación petrolera del país. Así anunció La Jornada (1/2/18) algo inusual y grave: que “la anglo-holandesa fue la empresa que más contratos ganó en la cuarta licitación de la ronda 2, al adjudicarse nueve de los 19 que se subastaron” para la exploración y extracción en aguas profundas y ultraprofundas del Golfo de México, contaminado desde un abismo oceánico por BP en Macondo 2010. La Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) también asignó seis contratos a Petronas y cuatro a Pemex. El verbo arrasar en ese encabezado es acertado en más de un sentido: lo es porque Shell et al lograron licitaciones a granel; por su inclinación de asolar y devastar, es decir por el arrasamiento humano (ver óleo de Guayasamin en Capilla del hombre) y el climático debido a que Shell proyecta los escenarios de sus negocios saltándose los límites pactados en el Acuerdo Climático de París (ACP) de entre 1.5 grados centígrados y dos al aumento de la temperatura global desde la era preindustrial, desautorizándolos y lanzando al mercado y a la atmósfera lo que debe quedar abajo.
O la CNH no las conoce, le son ajenas o no le importan las consecuencias climáticas que ya padecemos por la cascada en aumento de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), la aceleración al precipicio climático, el deshielo del Ártico, la acidificación y niveles al alza de océanos, agregándose la erosión antropogénica en curso de la biodiversidad global. (Ceballos, Ehrlich y Dirzo, Biological Annihilation via the ongoing sixth mass extinctionwww.pnas.org/content/114/30/E6089). En tiempos del colapso climático antropogénico la estrategia de negocios de Shell con perspectiva a 2050, que desatiende la inversión baja en carbón, colocar el manejo de los hidrocarburos mexicanos en manos ajenas (eso es cosa de colonias no de naciones independientes) además de atroz torpeza histórica, es asunto de alta potencialidad catastrófica, bajo gesta de codicias cortoplacistas y no de la razón.
Así se infiere de planes de inversión de Shell que, según la prensa londinense, asumen un catastrófico calentamiento global promedio de ¡entre tres y cinco grados centígrados! La mera suposición de ese rango de temperatura está diseñada para restar credibilidad a las metas asentadas en París. Nadie en su sano juicio siquiera prevé programar su propia destrucción.
Y a la CNH ¿no le importa el costo planetario y humano del cambio climático en curso? ¿O es que ni la CNH o sus asesorías estaban al tanto de los siniestros manejos de Shell, con viejos lazos negacionistas? ¿O no les pareció asunto importante?
La información sobre Shell no es reciente. El asunto ya se ventiló en la prensa británica y mundial. Desde 2014 se sabía que la Iglesia de Inglaterra amenazó con retirar sus inversiones en Shell y BP (en ese momento unos 9 mil millones de libras esterlinas) a menos que iniciaran proyectos bajos en emisiones de carbono. Hicieron lo contrario. Shell absorbió British Gas Group precisamente para lanzarse sobre los yacimientos en aguas profundas de la periferia, bajo el argumento, puesto en cuestión, de que el gas natural es más limpio que el petróleo.
En fechas más recientes, el 27 de octubre pasado, The Independent de Londres informó que un grupo de inversionistas de Shell y BP había revelado que a pesar de haber anunciado estar a favor del límite del ACP de un máximo de dos grados centígrados ambos gigantes petroleros incluyen en sus escenarios de negocios de cara a 2050 aumentos mucho más altos. El grupo, conocido como ShareAction confirmó que “en su planeación hasta mediados de los 2050s. Shell y BP contemplan aumentos de la temperatura de hasta cinco grados centígrados. Es más del doble del límite más alto acordado por la mayoría de países en París.
Aunque el ACP no es vinculante, al parecer vale poco la palabra pública de estos monopolios con los que México hace tratos. ¿Todavía México apoya el Acuerdo de París? ¿Existe transparencia en la medición de los volúmenes diarios de extracción de recursos que registra Shell, firma a la que parece importar poco diseños y prácticas que arriesgan el entorno climático que permite la vida misma en el planeta.
¿La CNH autorizó la subasta a favor de Shell sabiendo de su estrategia de restar autoridad y credibilidad a la pauta de limitación de GEI (y por tanto de las ganancias) encaminada a aminorar la vía a un clima catastrófico para la biota global ¿lo hicieron, dicen, dando gracias a Dios por los 90 mil millones de dólares prometidos en inversión? Así es su gracias a Dios, ¿con Shell al timón? ¿Extrayendo del mar profundo y ultraprofundo (á la Macondosin justicia climática lo que la ciencia y la nación advierten debe quedar lo más lejos posible de Wall Street y de la atmósfera?
Mediten el mensaje contra Shell en el Ártico que, con aval científico, advirtió: no se puede quemar el petróleo de este planeta y seguir viviendo en él.
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jueves, 1 de febrero de 2018

Marcha vs catástrofe climática. Tillerson en México (II)
John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 1 de Febrero de 2017.
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anto su nombramiento en la Secretaría de Estado como la visita que realiza Rex Tillerson por estos días a México y otros países latinoamericanos huelen a gas, petróleo e inmigración (por Trump). Este ex CEO de ExxonMobil, principal monopolio entre los grandes del big oil, fue empresa mecenas de la ciencia climática hasta que a sabiendas de las devastadoras que son las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) decidió no actuar según el interés humano y las advertencias de sus científicos sobre los efectos catastróficos del calentamiento atmosférico. Prefirió impulsar sus intereses vía el negacionismo climático para posponer toda regulación de los GEI. Ahora Tillerson articula junto al Pentágono un operativo diplomilitar con los combustibles fósiles (CF) de polo a polo en mente. Esa gestión trae cola nacional, hemisférica e inter-continental. También planetaria por la aceleración destructiva del business as usual, y peor aún, de la ampliación del principio de extracción máxima (PEM) del big oil.
Tillerson estará acá recién entregadas las joyas de la corona: grandes yacimientos de gas y petróleo en aguas profundas gracias a la (contra) reforma energética lanzada por Estados Unidos paso a paso por medio de empréstitos de ajuste estructural del FMI-BM-BID, con la obediencia macro y por rama por tres décadas de Los Pinos y sus hacendistas. Como se anunció a mediados de 2017, el 31 de enero de 2018 se realizaría la cuarta convocatoria de la ronda 2 para cerrar contratos de licencia para exploración y extracción de Hidrocarburos en 29 campos petroleros localizados en las áreas Perdido, Cuenca Salina y Cordilleras Mexicanas. Es un negociazo a ser desarrollado desde la óptica ya no del interés público mexicano, sino el del big oil encabezado por ExxonMobil, la petrolera con mayor capitalización de mercado del mundo, seguida por 25 empresas de 16 países BP, Chevron, China Offshore… (Dinero, La Jornada 29/1/18) más Shell y Total.
Agréguese a esto el trazo golpista y catastrófico del PEM, una línea de superexplotación llevada hasta el virtual agotamiento de la reserva mexicana por los neoliberales que pasarán a la historia como quintacolumnistas de nuevo giro, a sueldo en cuenta suiza. Una política de alta codicia antipopular y antinacional que fue rechazada por Hugo Chávez, lo que le valió un intento golpista en 2002 y el inexplicable desplome de la atlética condición física que gozaba ese héroe bolivariano, según me narró un amigo suyo. La agenda de Tillerson además de coincidir con un grave deterioro de la relación entre la Unión Europea y Venezuela, va más allá de gestionar una política exterior que le permita a Estados Unidos, según planteó Melvin Conant en 1977, entonces vicepresidente de operaciones internacionales de Exxon, controlar la producción petrolera de México y Venezuela. Ya tienen una. Van por la otra.
En los tiempos del Colapso Climático Antropogénico (CCA), el PEM resulta letal en lo atmosférico y también en lo político, militar y policial al estar asociado a la alta ganancia, no a la mano invisible, sino a la nazificación de la política exterior de Estados Unidos por su hiper militarismo y las guerras de agresión contra cualquier nacionalismo económico/petrolero, que no sea el suyo. La guerra de agresión, por cierto, es el crimen supremo bajo las normas de los Juicios de Nuremberg y de la Corte Penal Internacional (CPI, ICC en inglés) establecida en la Haya, Países Bajos, en 2002.
En 2006, Benjamin Ferencz, fiscal jefe sobre crímenes de guerra en el Tribunal Nuremberg, un juez que condenó a 22 oficiales nazis por orquestar escuadrones causantes de más de un millón de bajas civiles, luego de revisar amplia evidencia dijo que George W. Bush debía responder ante las cortes por la guerra que lanzó en marzo 2003 contra Irak. Aaron Glantz (One World, 25/8/ 2006) recuerda que menos de un año antes de la invasión de Irak, Bush retiró el endoso de Estados Unidos al tratado que sustenta la CPI y presionó a otros gobiernos para aprobar acuerdos bilaterales a fin de evitar la extradición de funcionarios estadunidenses por crímenes bajo la CPI. Bush también firmó una ley que prohibe a cualquier funcionario de su país cooperar con la CPI. Esa ley autorizó al presidente a usar todos los medios necesarios y apropiados, incluyendo la invasión militar de los Países Bajos, para liberar a personal de Estados Unidos detenido o bajo custodia de la CPI” (Ibidem).
Recuerdo lo anterior y a Panamá en 1989 (con otro Bush), porque el entreguismo energético coloca a la región en relación con Estados Unidos ante escenarios bélicos y climáticos de alto riesgo. La misión de Tillerson es parte de la operación Venezuela Freedom 2, del Comando Sur con fase inicial contra Chávez a cargo del general John Kelly, hoy jefe del staff de Trump. Tillerson aboga por más apoyos a esa operación, en países colindantes con Venezuela, a través de AmazonLogo 2017 también del Comando Sur, que describí en La Jornada 21/12/17.
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