jueves, 19 de enero de 2006

La explotación global

John Saxe-Fernández
La Jornada.
México 19 de enero de 2006.

Durante el periodo posrenacentista, pero de manera más intensa desde mediados del Siglo XIX, la "explotación global", como rasgo central del fenómeno imperialista, ha sido el eje alrededor del cual se ha tejido la cada vez más enmarañada trama de las relaciones económicas, fenómeno que, como lo ha investigado y analizado Pablo González Casanova -en un libro bajo el mismo título- impacta hoy de manera amplia a vastos sectores de la población mundial, dentro y fuera de los países capitalistas centrales. Dejando a un lado el discurso eufórico y determinista del "globalismo pop" y en un valioso esfuerzo exploratorio hacia un nuevo paradigma en la ciencia social contemporánea, advierte que obviar en los análisis el problema del intercambio desigual, de la relación centro-periferia, la dependencia económica y la explotación es desconocer que el empobrecimiento implacable de nuestra población es en esencia una condición del proceso de internacionalización del sistema económico de la competencia imperialista que comenzó a tejerse cinco siglos atrás.

Por medio de un índice compuesto de transferencias de excedentes de la periferia a los centros de poder económico, González Casanova demostró que, con la aplicación de los recetarios impulsados por Estados Unidos (EU) desde el binomio FMI-BM, se aumentó considerablemente la transferencia de riqueza a favor del centro y en detrimento de la periferia, ofreciendo, por medio de datos de las mismas instituciones financieras involucradas en el expolio, un cotejo estadístico sobre el orden de magnitud del fenómeno: entre 1972 y 1976 fueron transferidos desde los países pobres a los ricos 441 mil 735 millones de dólares (mdd), cifra que se triplica para el quinquenio 1991-1995, cuando alcanza un millón 364 mil 405 mdd, para sumar un total mundial de 4 millones 528 mil 281 mdd en pérdidas acumuladas a lo largo de 23 años.

Para González Casanova existen dos evidencias para indagar en torno a esto: "las que hacen imposible pensar en la historia pasada del hombre sin las relaciones de explotación... y las que hacen imposible pensar en una política de libertad, igualdad y fraternidad, o en una política de democracia, sin una política contra la explotación y por el poder necesario para acabar con las relaciones de explotación como sistema global dominante en las distintas regiones y países".

Ahora José Gandarilla, en el puntual ensayo América Latina en la conformación de la economía-mundo capitalista (Ceiich-UNAM 2005), premiado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, indaga los pormenores de la actual arremetida "neoliberal", develando las argucias conceptual-propagandísticas, no menos que algunos de los principales mecanismos utilizados en un drenaje de la periferia al centro que, sólo por el servicio de la deuda externa -uno de los seis rubros del mencionado índice compuesto-, equivale, según estimaciones de Eric Toussaint, a poco más de 50 "planes Marshall" en favor de los países ricos.

Se identifican a cuatro procesos involucrados en el incremento de la explotación global que, como lo señala Gandarilla, constituyen un "verdadero estado de imposición tributaria": a) el sobrendeudamiento externo en la periferia; b) el deterioro de los términos del intercambio; c) la creciente actividad de las corporaciones multinacionales que operan en el Tercer Mundo, y d) los procesos de desestabilización financiera y monetaria asociados al comportamiento de los capitales de corto plazo. Los mecanismos del sistemático "saqueo" son analizados de manera precisa, destacándose el papel de las "instituciones financieras internacionales" o "multilaterales" en la imposición de políticas fiscales regresivas, "propuestas u orquestadas desde el Departamento del Tesoro de EU, a través del Banco Mundial y el FMI, promoviendo los objetivos de los inversionistas de Wall Street" (p 93 y ss). La descripción es exacta y el análisis impecable. Las revelaciones que se han hecho en torno a los dispositivos para mantener y acelerar el despojo (como el plan Brady) y procedimientos usados para, por medio de las privatizaciones, "demoler" los pocos mecanismos para frenar en algo la transferencia de la riqueza hacia fuera, no sólo comprueban sus asertos, sino que hacen que el lenguaje empleado aparezca moderado y "caballeroso", a la luz de los develamientos de los insolentes esquemas de explotación y apropiación impulsados por el Tesoro de EU desde el FMI-BM-BID, en menoscabo del aparato productivo y del empleo y a favor de empresas, bancos y contratistas extranjeros (Halliburton-KBR, Citibank, Bechtel, Monsanto, BBVA, Mobil-Exxon, GE, Wal-Mart, GM, etcétera) con la complicidad del gobierno y la plutocracia local.

En la explotación de la fuerza de trabajo y en la rapiña de recursos como el petróleo, el agua, los minerales y la riqueza biológica, se incluyen operativos militares y de criminalidad de Estado, como lo ejemplificó el fallecido senador José Angel Conchello sobre el crudo en aguas profundas del Golfo de México y el insólito atraco del Fobaproa.

jueves, 5 de enero de 2006

Bolivia: los ''mecanismos'' de Wolfowitz

John Saxe-Fernández
La Jornada.
México 5 de enero de 2006.

Poco después del triunfo de Evo Morales en Bolivia, Paul Wolfowitz, ex subsecretario de Defensa y actual presidente del Banco Mundial (BM), indicó que esa institución "está dispuesta a ayudar al futuro gobierno de Bolivia". Interrogado sobre la explotación del gas y del petróleo, Wolfowitz -arquitecto con Rumsfeld de la atroz petroguerra contra Irak- dijo que esos recursos "pueden ser una bendición para el pueblo" y que el BM "puede ayudar con mecanismos que aseguren inversiones transparentes, responsables e inteligentes". (Afp, 10/12/05).

Este tipo de "mecanismos" tienen una doble naturaleza: "castrense y de mercado" y, para el caso de Bolivia, tres objetivos centrales: a) mantener una presencia y capacidad del aparato militar y de inteligencia, como "carta de negociación" ante el gobierno de Morales; b) conservar e incluso incrementar el endeudamiento y, por tanto, su sumisión y dependencia; y c) inducir la privatización de organismos, recursos naturales o servicios públicos, a favor de empresas y contratistas extranjeros, en especial de EU.

Wolfowitz encarna la dualidad de esos mecanismos, ya que el Grupo del BM y el Pentágono (DdD) son instrumentos medulares para intervenir en la toma de decisiones y el curso de los acontecimientos. Por medio de la "asistencia militar", el DdD influye sobre el aparato castrense y de inteligencia local, usualmente bajo la cubierta de la guerra antinarcóticos. Por ejemplo, para inducir al presidente Rodríguez y al ministro de Defensa Méndez, a "desaparecer" 28 misiles tierra-aire MHN-5 de fabricación china, entregados a EU para ser desactivados, según denunció Evo Morales, (redvoltaire.com), evidenciándose así que el DdD podría desatar una operación militar con cualquier excusa.

Otro, entre varios "mecanismos" utilizados por la diplomacia imperial lo ofrece la llamada Fuerza Expedicionaria (FE), unidad "irregular" originalmente integrada por mil 500 ex soldados y ex oficiales bolivianos, financiada, adiestrada y equipada por el DdD para operar en lugares como la selva de Chapare, parte del programa de "erradicación de la coca". Además de ser una "fuerza" mercenaria, paramilitar e ilegal, ha sido denunciada por grupos de derechos humanos en Bolivia y EU por su violencia antipopular. Según Anthony Faiola del Washington Post, la embajada de EU conduce el reclutamiento y maneja las maniobras de la FE, cuyos salarios los distribuye la sede diplomática a través de una empresa financiera privada. Faiola indica que los "comandantes" de la FE, adiestrados por el DdD, reciben su paga del Ejército Boliviano, mientras que la embajada, usando su Oficina sobre Narcóticos se encarga del resto de las erogaciones, estimadas en cerca de 200 mil dólares mensuales.

Estos programas castrenses, que incluyen despliegues de bases y militares en la región -por ejemplo en Paraguay, a escasos 200 kilómetros de Bolivia-, se utilizan para "respaldar" los "mecanismos de mercado"-empréstitos- que otorgan a EU y sus monopolios gran peso por medio de las "condiciones" atadas a todos los préstamos del BM, y para asegurar la docilidad derivada del endeudamiento.

Como en México, las operaciones del BM en Bolivia son extensas y cubren los principales entes y rubros de la gestión pública en áreas que van desde servicios básicos como salud, educación, agua, saneamiento, etcétera, hasta los lineamientos de la política macroeconómica y por rama. Ello se realiza por medio de amplias -y gravosas- líneas de crédito, invariablemente orientadas a la "privatización" y desnacionalización de sectores de interés para las empresas extranjeras. Son operaciones promovidas a través de esquemas publicitarios tan embaucadores -e hilarantes-, como la "nueva" Estrategia de Asistencia para el País (EAP), encaminada, según Marcelo Giugale, director del BM para Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela, a la "sostenibilidad" (sic) y al impulso de la gestión de servicios públicos "eficientes y regulados".

El BM dice que la EAP, con líneas de crédito de 300 mdd (2004-2005) es para "mantener la estabilidad macroeconómica y reducir las desigualdades" en el acceso a servicios básicos. Es una retórica tramposa utilizada ante la debacle del programa privatizador del BM en Cochabamba, cuyo servicio de agua, "liberalizado" por obra y gracia de un préstamo de 19 mdd del BM a su alcaldía, fue concesionado a Aguas Tunari, subsidiaria de la poderosa Bechtel de California. Ahora Wolfowitz intenta aplicar este diseño a otro recurso fundamental: los 52 billones (trillions) de pies cúbicos de gas natural de Bolivia, la segunda reserva más importante de América del Sur. En el nuevo "guión" Wolfowitz aprovecha y fomenta, con la carnada de los préstamos, las vulnerabilidades gestadas por la política de Washington.

Alrededor de estos gigantescos recursos los monopolios del ramo tejen una amplia red de negocios y complicidades, en Chile, México y California. Tal es el motor de los "mecanismos" y tramas empresariales y "geoestratégicas" de Wolfowitz en Bolivia.