jueves, 28 de abril de 2016

Capitalismo y colapso climático (V)
John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 28 de Abril de 2016.
R
espeto y solidaridad ante la tragedia y luto que viven 32 familias petroleras, y las de poco más de cien lesionados y varios desaparecidos, por el estallido en la planta Clorados III del Complejo Pajaritos. También mi apoyo para abrir nuevos caminos y luchas para que Mexichen repare el daño e indemnice a las familias y determinar la base legal y constitucional vigente al momento de la formalización de esa privatización, para cancelarla. El peso de la responsabilidad de esa explosión cae sobre Mexichen, la empresa privada a la que se le entregó el complejo petroquímico en estas asociaciones público-privadas (APP) aclaró Rocío Nahle, coordinadora de Morena en la Cámara de Diputados, luego de calificar esa APP como una irresponsabilidad. Las APP y los programas de ajuste estructural (PAE), son mecanismos financieros para la extracción de riqueza de lo público a lo privado y hacia el 1%, en este caso un ex-banquero del Fobaproa, en lista Forbes con 4 mil 940 millones de dólares.
Las APP no se encaminan a fortalecer, sólo en la retórica, la capacidad de Mexico para enfrentar los grandes retos del siglo XXI: pobreza, desigualdad extrema, violencia y el colapso climático antropogénico (CCA) en curso. Establecidas en los 90s y manejadas por el FMI en lo macro y el Banco Mundial (BM) y BID por rama, operan en 134 países bajo línea del Departamento del Tesoro conjuntando las codicias de las oligarquías con las de la geoeconomía y geopolítica corporativo/bancaria de EU. Allá y acá la explotación de los trabajadores es crucial para la dilucidación del imperialismo y de los accidentes de trabajo. La Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas Petroleros (UNTyPP) enfatizó que en Mexichem se labora en condiciones de precariedad, los trabajadores compran sus uniformes, cubren horarios extendidos con pésimo equipo, prestaciones mínimas, bajos salarios, por lo que vale la advertencia de Nahle de que la petroquímica es industria de alta peligrosidad que debe considerarse en todo momento como de seguridad nacional (Proceso 21/4/16).
Clorados III, patrimonio nacional, se entregó a precio vil a PMV al 55.91% a favor de Mexichen y el 44.09 fue para Pemex. Es lo que los adictos a las inconstitucionales reclasificaciones petroquímicas de los 80s y 90s le dejaron para, según recetarios del BM-BID, poder operar una APP. La contra-reforma energética no puede ser más dañina al interés público nacional, porque en tiempos de creciente clima extremoso que empieza a azotar al país -y al mundo-, urge la reversión del robo de futuro a la nación, reparando lo que hace diez años Moisés Flores Salmerón denunció bajo el título de La Destrucción de la Industria Petroquímica Estatal de México (La Energía en México, CEIICH-UNAM 2006) una de las ramas industriales de mayor generación de empleo. Es un proceso sistemático de desarticulación y desmantelamiento de los fundamentos de la paz social, con repercusiones para la seguridad humana mexicana. De ahí la urgencia de salir de la tenaza neoliberal para lanzar la vasta movilización social y material necesaria para frenar y revertir la amenaza existencial a la nación y al mundo, del CCA.
La inconstitucional desincorporación del vital y estratégico sector energético de México, al pasarlo del dominio público al privado se vincula a la gestación de la conflagración humanitaria que vivimos, de la abismal desigualdad (salario de 0.50 de dólar aquí, 15 en EU) y de la represión y terror que sostiene al neoliberalismo, una verdadera e incalificable guerra de clase contra la población por medio de una economía diseñada para ser saqueada desde dentro y desde fuera, sin capacidad para generar bienestar y empleo y al contrario alentando la informalidad económica-y el desboque de la criminalidad-, que a su vez nos abre desde 2006, a más intervención y ocupación. Al flexibilizar la Constitución para cubrir de legalidad precaria las transas del capitalismo de amiguetes, que desmantelan la nacionalización petrolera, el 1% queda feliz con la co-participación en la apropiación del excedente petro-eléctrico mediante las APP, instrumentos de corte colonial que despojan a la la soberanía nacional de los instrumentos sustantivos para enfrentar las grandes tareas del futuro.
Coda: al ser de gran calado los retos de EU (crisis hegemónica y CCA), vale revisar su política de fuerza luego del 11/S, que acompaña al TLCAN con un desborde de su estado de excepción, del homeland security y de la cruenta guerra irregular que realiza aquí de facto la Iniciativa Mérida bajo la rúbrica de guerra al narco o crimen. Derivada de la experiencia contrainsurgente de EU en Colombia, Irak y Afganistán, según dijo un alto cargo militar de EU, se le utiliza en áreas de sacrificio, es decir, en naciones ricas en recursos, no para ser industrializados in situ, como en Pajaritos sino, como se establece en los PAE y APP del BM-BID, para ser exportados a los centros capitalistas.

jueves, 14 de abril de 2016

Capitalismo y colapso climático (IV)
John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 14 de Abril de 2016.

A
unque nunca mencionaron la existencia de lo que Karl Marx teorizó como unaruptura metabólica (RM) entre la sociedad capitalista y la Tierra (ver John Bellamy Foster, AJS, Sept 1999 y La ecología de Marx: Materialismo y Naturaleza, 2004), en 2015 líderes de la política, la ciencia y la economía insistieron, en tono urgente, en que para evitar una catástrofe climática de orden mayor,tres cuartas partes de las reservas de combustibles fósiles deben permanecer bajo tierra, todo en medio de la sordera/sabotaje de las grandes petroleras/gaseras/automovilísticas, en pos de la ganancia, del tesorito en el subsuelo valorado entre 19 y 25 billones (trillions) de dólares y del irrefrenable aumento de la RM manifiesta en un inmenso desequilibrio energético por la acumulación de las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI).
Ese desequilibrio fue abordado por James Hansen en síntesis de investigaciones de frontera sobre el cambio climático, en apoyo a una demanda planteada ante una Corte de Distrito en Oregón Estados Unidos, para que el gobierno federal aplique una gama de acciones –y cancele otras– a fin de frenar a la brevedad las emisiones de GEI que ponen en serio riesgo la vida de quienes hoy son niños, de las generaciones futuras y que amenazan con la extinción masiva de otras especies y el funcionamiento mismo de la civilización humana que requiere de líneas costeras estables y constantes.
El gobierno y poderosos cabildos, el American Petroleum Institute, vocero de las grandes corporaciones del petróleo y el gas y la influyente Asociación Nacional de Manufacturas, abogaron por la anulación de la demanda, petición rechazada en resolución histórica del 8 de abril por el juez Thomas M. Coffin a cargo del juicio. Algo para celebrar, en medio del empeoramiento climático manifiesto en un grave desequilibrio de energía de la Tierra, un quebrantamiento metabólico entre el orden social prevaleciente y un planeta que impone límites a lo que ya es una acumulación capitalista de consecuencias catastróficas.
Hansen indicó a la Corte, entre otros puntos de gran relevancia, que el desequilibrio de energía es de cerca de 0.6 Watts/m2 (metro cuadrado) como promedio para el planeta. Hansen fue didáctico al explicar ese orden de magnitud: “No sé si esto da una idea a la Corte sobre la escala de lo que está ocurriendo. Puedo decir que el exceso de energía es de 300 billones (trillion –millones de millones–) de joules por segundo. Pero esa inmensidad puede ser insuficientemente evocativa. Resultaría igualmente válido decir que el desequilibrio de energía de la Tierra sería el equivalente a explotar diariamente más de 400 mil bombas atómicas como la lanzada sobre Hiroshima, los 365 días del año. Esa es la cantidad de energía extra que la Tierra obtiene cada día por nuestro uso de la atmósfera como basurero de nuestros desechos de gases con efecto invernadero (carbon pollution)”.
Un estudio de importancia mayor sobre el aumento de niveles de los océanos del mundo por efecto del calentamiento global que se acelera, realizado por 16 científicos liderados por Hansen también fue sintetizado a la Corte: “…lamento decir que las pérdidas de masa de hielo de Groenlandia, Antártida occidental y partes de Antártida están aumentando de manera no-lineal…Estimamos que el crecimiento en la tasa de pérdida de hielo en Groenlandia disminuirá… pero por la amplificación de la retroalimentación (feedback)…pensamos que es probable que si los GEI no son reducidos rápidamente, la pérdida de hielo en la Antártida continuará aumentando exponencialmente, lo que exige urgente acción nacional e internacional para abatir los GEI. La desintegración completa del glaciar Totten en la Antártida este podría aumentar los niveles oceánicos entre seis y siete metros; el del hielo del glaciar Cook en Antártida este agregaría entre 3 y 4 metros y el hielo en la Antártida occidental en los glaciares del Mar Amundsen tienen el potencial de aumentar el nivel del mar entre tres y cuatro metros”.
El colapso climático de esas cifras se enlaza con la ominosa inercia de las corporaciones manifiesta en la venta récord de SUVs, camiones ligeros y minivans de alto consumo. Sólo en 2015 a los más de 270 millones de vehículos en EU se agregaron 17.5 millones, gracias a costosa promoción (15 mil millones de dólares), préstamos a bajo interés y precio de gasolina a la baja.
Con la permanencia de la máquina de combustión interna para transportar pasajeros y carga (vía terrestre, aérea y marítima) seguirá la acumulación de GEI en la atmósfera emitidos por los más de mil 200 millones de autos del mundo, más los GEI por la generación eléctrica. Así como vamos para 2035 circularán ¡2 mil millones de vehículos en las calles y carreteras del orbe!
La inercia tras la ganancia va al fin del capitalismo. ¿Será el aumento exponencial de la ruptura día a día más perceptible a fuerzas sociales en la dirección de otra relación sociedad/natura?

viernes, 1 de abril de 2016

Capitalismo y colapso climático (III)
John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 1 de Abril de 2016.
S
on alarmantes y abruptos los cambios en indicadores claves sobre el clima terrestre que se han venido observando en lo que va de 2016, después del fiasco de la COP21 que operó bajo el dominio de una potencia incapaz de lanzar en París, como esperaban altos cargos franceses dada la urgencia del caso, un acuerdo vinculante sobre las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI). Más bien se hizo sentir la férrea oposición de la poderosa fracción fósil desde el Congreso de Estados Unidos bajonegacionistas republicanos. Obama ni lo intentó. No se atrevió molestar los intereses del gas, carbón y petróleo. Sólo se articuló lo que James Hansen calificó de farsa, a base de compromisos voluntarios. Por encima de la sobrevivencia humana, prevaleció la fabulosa ganancia de la combustión de fósiles.
Sin instrumentos legales efectivos para regularlas, las grandes corporaciones (ExxonMobil, Chevron/Texaco, Shell, BP, et al)prosiguieron como de costumbre, con todavía mayor emisión de GEI, en medio de brutales ataques terroristas que cayeron como anillo al dedo para instaurar un estado de excepción, que congeló la gran protesta social a ser desplegada en las calles de París, un gran sentón en pos de una regulación inmediata y efectiva de los GEI. Hoy la situación se desborda. Según los registros diarios del Observatorio Mauna Loa (Hawai), que mide la cantidad de partículas de CO2en la atmósfera, en febrero 2016 se registró un nivel de 405.66 partículas de CO2 por millón de partículas en la atmósfera, indicándose que “la tierra no ha experimentado niveles de CO2tan altos: (Ver NOAA ESRL). Casi en simultáneo R. Zeebe de la U-Hawái anunció que la tasa de emisiones GEI es la más alta en 65 millones de años.
Ante esos datos Petteri Taalas, secretario general de la Organización Metereológica Mundial (OMM), advirtió sobre la alarmante tasa de cambio que ahora estamos presenciando en nuestro clima resultado de la emisión de GEI a niveles sin precedente en los registros modernos. Taalas hizo un llamado urgente a cumplir los compromisos voluntarios de GEI acordados en la COP21. Pero, como no hay nada vinculante sobre el papel, son promesas flexibles, por decir lo menos, a merced del viento que sople.
Un estudio de la Universidad George Mason y de la American Metereological Society (AMS) mostró que 96 por ciento de más de 4 mil meteorólogos encuestados creen queel clima está cambiandoDos terceras partes de las respuestas lo hicieron en el sentido de que la actividad humana de manera total o en su mayor parte, es la causa del cambio climático y 81 por ciento aseguraron que la actividad humana es al menos responsable de la mitad del fenómeno.
Además de coincidir con notables cambios en la percepción pública de Estados Unidos sobre el cambio climático y su origen antropogénico, según lo mostró una encuesta Gallup,lo ocurrido en la membresía de la AMS es un evento importante, que muestra los límites de la vasta y bien financiada campaña negacionista que hasta hace poco, desde el derechista Instituto Heartland, había prevalecido en la opinión de la AMS.
Pero la presencia de los intereses fósiles se hace sentir en la ominosa ausencia de las cuestiones climáticas en los debates presidenciales. En “Climate Change vs. Presidential Debates”, Kevin Kalhoefer (EcoWatch, 28/3/16) informa que en nueve de 20 debates el cambio climático estuvo ausente y que de las cerca de mil 500 preguntas que se hicieron, sólo 22 tuvieron relación con el clima. Además, cuando los moderadores hicieron preguntas sobre el tema, lo hicieron en los debates de los demócratas: ni una sola pregunta sobre el asunto a Cruz o Trump, ambos negacionistas de hueso colorado.
El deterioro climático prosigue. Azota a Estados Unidos y al mundo, sin importar las preferencias de los cabildos fósiles y sus cadenas de televisión. Sus impactos político-electorales no se hacen esperar. Kalhoefer informa que un grupo bipartidista de 21 alcaldes de Florida, apremiaron a las cadenas de tv a realizar debates en Miami para preguntar a los candidatos sobre el cambio climático. En sus cartas ofrecieron tipos de preguntas que los moderadores podrían hacer. Nosotros los alcaldes abajo firmantes de toda la Florida estamos preocupados sobre el aumento en el nivel del mar y sobre e cambio climático, así como por los severos impactos que tiene sobre nuestras comunidades. Nos preocupa de igual manera que el cambio climático merezca tan poca atención para discutir sobre estos asuntos en los debates presidenciales. Sería una total falla de conciencia que estos temas, de grave preocupación para el pueblo de la Florida, no sean abordados durante el próximo debate que se estará realizando en el estado.
Las observaciones de los alcaldes circulaban cuando se dio a conocer un estudio liderado por James Hansen que plantea que sin restricción de GEI se experimentarán alzas peligrosas en los niveles oceánicos en cuestión de décadas, no de siglos, como se había asumido.