Capitalismo y colapso climático (III)
John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 1 de Abril de 2016.
S
on alarmantes y abruptos los cambios en indicadores claves sobre el clima terrestre que se han venido observando en lo que va de 2016, después del fiasco de la COP21 que operó bajo el dominio de una potencia incapaz de lanzar en París, como esperaban altos cargos franceses dada la urgencia del caso, un acuerdo vinculante sobre las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI). Más bien se hizo sentir la férrea oposición de la poderosa fracción fósil desde el Congreso de Estados Unidos bajo
negacionistasrepublicanos. Obama ni lo intentó. No se atrevió molestar los intereses del gas, carbón y petróleo. Sólo se articuló lo que James Hansen calificó de
farsa, a base de compromisos
voluntarios. Por encima de la sobrevivencia humana, prevaleció la fabulosa ganancia de la combustión de fósiles.
Sin instrumentos legales efectivos para regularlas, las grandes corporaciones (ExxonMobil, Chevron/Texaco, Shell, BP, et al)prosiguieron como de costumbre, con todavía mayor emisión de GEI, en medio de brutales ataques terroristas que cayeron como anillo al dedo para instaurar un
estado de excepción, que congeló la gran protesta social a ser desplegada en las calles de París, un gran
sentónen pos de una regulación inmediata y efectiva de los GEI. Hoy la situación se desborda. Según los registros diarios del Observatorio Mauna Loa (Hawai), que mide la cantidad de partículas de CO2en la atmósfera, en febrero 2016 se registró un nivel de 405.66 partículas de CO2 por millón de partículas en la atmósfera, indicándose que “la tierra no ha experimentado niveles de CO2tan altos: (Ver NOAA ESRL). Casi en simultáneo R. Zeebe de la U-Hawái anunció que la tasa de emisiones GEI es la más alta en 65 millones de años.
Ante esos datos Petteri Taalas, secretario general de la Organización Metereológica Mundial (OMM), advirtió sobre
la alarmante tasa de cambio que ahora estamos presenciando en nuestro clima resultado de la emisión de GEI a niveles sin precedente en los registros modernos. Taalas hizo un llamado urgente a cumplir los compromisos voluntarios de GEI acordados en la COP21. Pero, como no hay nada vinculante sobre el papel, son promesas flexibles, por decir lo menos, a merced del viento que sople.
Un estudio de la Universidad George Mason y de la American Metereological Society (AMS) mostró que 96 por ciento de más de 4 mil meteorólogos encuestados creen que
el clima está cambiando.
Dos terceras partes de las respuestas lo hicieron en el sentido de que la actividad humana de manera total o en su mayor parte, es la causa del cambio climático y 81 por ciento aseguraron que la actividad humana es al menos responsable de la mitad del fenómeno.
Además de coincidir con notables cambios en la percepción pública de Estados Unidos sobre el cambio climático y su origen antropogénico, según lo mostró una encuesta Gallup,lo ocurrido en la membresía de la AMS es un evento importante, que muestra los límites de la vasta y bien financiada campaña negacionista que hasta hace poco, desde el derechista Instituto Heartland, había prevalecido en la opinión de la AMS.
Pero la presencia de los intereses fósiles se hace sentir en la ominosa ausencia de las cuestiones climáticas en los debates presidenciales. En “Climate Change vs. Presidential Debates”, Kevin Kalhoefer (EcoWatch, 28/3/16) informa que en nueve de 20 debates el cambio climático estuvo ausente y que de las cerca de mil 500 preguntas que se hicieron, sólo 22 tuvieron relación con el clima. Además, cuando los moderadores hicieron preguntas sobre el tema, lo hicieron en los debates de los demócratas: ni una sola pregunta sobre el asunto a Cruz o Trump, ambos negacionistas de hueso colorado.
El deterioro climático prosigue. Azota a Estados Unidos y al mundo, sin importar las preferencias de los cabildos fósiles y sus cadenas de televisión. Sus impactos político-electorales no se hacen esperar. Kalhoefer informa que un grupo bipartidista de 21 alcaldes de Florida, apremiaron a las cadenas de tv a realizar debates en Miami para preguntar a los candidatos sobre el cambio climático. En sus cartas ofrecieron tipos de preguntas que los moderadores podrían hacer.
Nosotros los alcaldes abajo firmantes de toda la Florida estamos preocupados sobre el aumento en el nivel del mar y sobre e cambio climático, así como por los severos impactos que tiene sobre nuestras comunidades. Nos preocupa de igual manera que el cambio climático merezca tan poca atención para discutir sobre estos asuntos en los debates presidenciales. Sería una total falla de conciencia que estos temas, de grave preocupación para el pueblo de la Florida, no sean abordados durante el próximo debate que se estará realizando en el estado.
Las observaciones de los alcaldes circulaban cuando se dio a conocer un estudio liderado por James Hansen que plantea que sin restricción de GEI se experimentarán alzas peligrosas en los niveles oceánicos en cuestión de décadas, no de siglos, como se había asumido.
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