miércoles, 17 de junio de 2020

EU ¿bajo asedio de Trump?
A
plazo la segunda entrega del trabajo sobre el sector energético bajo asedio porque tal parece que con Donald Trump, la ultraderecha y sus cuerpos de acción en la Casa Blanca, el que está bajo asedio es Estados Unidos. En la potencia norteña se sabe, desde el inicio mismo del siglo XXI, y el 11/ S, que es posible lanzar en EU una intentona contra la Constitución y los derechos civiles tan frecuentes en sus operativos diplo-militares en Latinoamérica y el Caribe. Al menos 40 ciudades de EU están bajo toque de queda con la Guardia Nacional en 15 estados, por la protesta general ante la atroz ejecución de George Floyd perpetrada por la policía de Minneapolis.
Asesinar afroestadunidenses: he ahí la marca de la esclavitud y del endémico racismo, admirado por el régimen nazi y alentado por un Trump agazapado en el búnker de la Casa Blanca durante días de protestas ¿en embeleso con el modus operandi de los nazis, lanzando dinamita al tanque del estallido social vía tuits, como queriendo incendiarlo todo como en el incendio del Reichstag? Él tampoco convocó a la unidad nacional. Jerrold Nadler, coordinador de Asuntos Judiciales de la Cámara de Diputados de EU dijo que Trump siempre ha querido ser un dictador.
Luego de varios días, sale Biblia en mano para la foto y mientras dice apoyar manifestaciones pacíficas, su policía en simultáneo lanzó gas lacrimógeno, granadas cegadoras y balas de goma. Acusa a demócratas y a terroristas de izquierda de los saqueos y amenaza con despliegues militares. A sabiendas que la ley permite al Ejecutivo ese despliegue sólo a petición de los gobernadores, Trump dijo si ante desmanes los gobernadores no me lo solicitan, lo haré por ellos. El sesgo hitleriano de Trump me lo advirtió Roberto Fernández Retamar, el notable historiador y presidente de Casa de las Américas, enviándome copia del libro de James Whitman, Hitler’s American Model (El modelo estadunidense de Hitler, Princeton, 2017).
Al revisar un acervo documental del Tercer Reich, Whitman se topó con valiosos testimonios en los abundantes registros taquigráficos de lo dicho en sesiones convocadas por Hitler desde el Ministerio de Justicia para generar las leyes raciales del Reich, tarea a cargo del ministro Franz Gurtner, quien presidió las reuniones entre abogados expertos en la elaboración e interpretación de leyes, con integrantes clave de la cúpula gubernamental nazi. Al inicio Gurtner presentó un memorándum especificando al detalle las leyes raciales de EU, material base en las sesiones, referido por los participantes como el modelo estadunidense de legislación racial. Para Whitman “es de lo más significativo que los nazis más radicales ahí presentes, de manera recurrente mencionaron esas leyes como la pauta a seguir por Alemania. De ahí emanó una atrocidad judicial: la feroz legislación antijudía, que incluyó a mestizos, mulatos y gente de color. Entre los admiradores del supremacismo blanco del sur de EU estaba Roland Freisler, quien luego presidió la Corte del Pueblo Nazi, cuya actuación fue aterrorizante, expresión clave de la salvajada judicial de las Leyes Nuremberg. En ese registro taquigráfico, Whitman encuentra sorprendente, en particular, descubrir que los nazis más radicales presentes eran los campeones más ardientes de las lecciones y perspectivas raciales de EU para Alemania”. Las fuentes del involucramiento nazi con la ley racial son variadas. A finales de los años 20 y 30, dice Whitman, “los nazis y el mismo Hitler se interesaron en la legislación racista de EU. En Mi Lucha, Hitler celebra a EU como el único estado que ha progresado hacia la creación de un orden racista del tipo de las Leyes de Nuremberg que estamos intentando establecer”.
El nacional trumpismo opera desde una base electoral que apoya la relección del magnate, objetivo central de su actuación orientada al fomento de la conflictividad, auxiliado por quienes saquean, queman y violentan ofreciéndole oportunidades para aparecer, según su preferencia electorera. La ley y el orden encubren su fracasado manejo del Covid-19 con resultados tan trágicos o aún más, que los cosechados por su par brasileño, el otro rotundo fracaso epidemiológico que arrastra enorme sufrimiento a millones de familias. A Trump sólo le importa su relección, con él de campeón de la mano dura, no como quien preside una economía que añade 40 millones de desempleados, en un medio global que va hacia una crisis, como advirtió Istvan Mészáros, que hará parecer a la Gran Depresión como una tarde de té en la vicaría, con EU como epicentro de eso y de la pandemia. El despliegue de la fuerza militar contra su población con la equívoca idea de eliminar su imagen como la personificación de la decadencia intelectual y moral de EU es asunto de alto riesgo mundial.
En EU persisten un atroz racismo escudado en un diseño judicial corrupto. Ambos deben desaparecer.
Facebook: JohnSaxeF
l sector energético bajo asedio
L
os neoliberales abrieron las puertas a los intereses oligárquico-imperiales que Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos nacionalizaron, el primero en 1938 y el segundo en 1960. Poner remedio a esa magna regresión ha sido uno de los epicentros de la Cuarta Transformación (4T). Durante seis sexenios, bajo la condicionalidad acreedora instaurada en torno a toda línea de crédito autorizada, y en operación por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Grupo Banco Mundial, se desvaneció aquella noción de que colocar un área tan estratégica como la energía en manos extranjeras es cosa de colonias. Ahora, en tiempos de la 4T, que está encaminada a la recuperación del timón energético, vale recordar que ese sector sigue bajo asedio. Los ajustes que se están haciendo ahora en lo referente a seguridad, rescate de Pemex, de la CFE y el ordenamiento del sector, que incluyen las energías limpias (geotermia, solar, eólica) están bajo ataque de los beneficiarios de la debacle energética neoliberal.
Los medios corporativos y sus analistas, en tono alarmista y acusatorio, denuncian la nivelación en curso sobre los desequilibrios ocasionados por la privatización de los beneficios y la socialización de costos en materia energética. Pero los resultados fueron desastrosos y requieren remedios efectivos.
Los desastres se extienden a la seguridad energética por la desnacionalización del proceso de toma de decisiones y la generación de vulnerabilidades riesgosas con un parque vehicular de poco más de 44 millones de máquinas de combustión interna. Agréguese a este panorama la desindustrialización del petróleo vía la desatención presupuestal al mantenimiento de las refinerías con intención privatizadora, lo que creó y luego acentuó una inadmisible vulnerabilidad: transformaron a una nación en plena autosuficiencia energética capaz de gestar encadenamientos petroquímicos en una importadora de 80 por ciento de las gasolinas y diésel requeridos para la movilidad de personas y de carga. Además, a la menor provocación elevaron los precios de gasolinas y electricidad y se desatendieron a poblaciones marginadas y pobres. Las medidas actuales van contra la descomposición, el desorden y la dependencia estratégica, después de 36 años de un persistente ataque a la viabilidad del sector energético, ataque contenido en la condicionalidad atada a toda línea de crédito del programa de ajuste estructural del FMI y Banco Mundial. ¿Su meta?, privatizar Pemex y poco después, cuando se difundió en Europa que la combinación del negocio petrolero con el eléctrico elevaba bastante la tasa de ganancias, en 1992 Carlos Salinas y sucesores propagaron el furor privatizador a la CFE.
Antes de proceder es necesario aclarar, con Fernand Braudel, que: “La historia no es otra cosa que una constante interrogación a los tiempos pasados en nombre de los problemas y curiosidades –e incluso las inquietudes y las angustias– del presente que nos rodea y nos asedia”. ( El Mediterráneo. El espacio y la historia, FCE 1989). Es desde esta línea que es posible abrir espacios viables a nivel planetario y nacional a las nuevas generaciones de hoy y mañana, que considero el epicentro de la 4T, por lo que es necesario revisar a detalle los objetivos y obstáculos del acuerdo del Centro Nacional de Control de Energía que restringe una mayor participación de la iniciativa privada en la generación de electricidad. Como el acuerdo ocasiona escándalo y distorsión en los medios, conviene atender a los planteamientos del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien explica que tal decisión se debe a la necesidad de dar un mejor trato a la Comisión Federal de Electricidad, que vende cada vez menos, tanto (como) a la determinación de privilegiar el interés público. Alonso Urrutia y Alma Muñoz, en La Jornada 7/5/2020 p.22) indican que en la mañanera del día anterior, el Presidente indicó que la Secretaría de Energía está buscando que haya orden y que no se siga arruinando a la CFE; a que podamos mantener los precios de la energía eléctrica y bajarlos, si es posible, lo que (los privados) nunca hicieron; al contrario, elevaban constantemente el precio. El mandatario explicó que la decisión que restringe una mayor participación de la iniciativa privada en la generación de energía eléctrica obedece tanto a la necesidad de darle un mejor trato a la CFE como a la determinación de privilegiar el interés público ( Ibid).
En una síntesis del pasado sobre las ligerezas constitucionales que acompañaron a la apertura eléctrica a privados de dentro y fuera, el mandatario apuntó que “en el periodo neoliberal les entregaron el mercado o parte del mercado de la energía eléctrica (…) Se reformó una ley secundaria y empezaron a dar permisos para que particulares generaran energía eléctrica y así fueron avanzando hasta que se reformó la Constitución y las leyes. Ahora la mitad de la energía eléctrica se compra a empresas particulares, la mayoría de ellas extranjeras, en particular españolas” ( Ibid, continuará).
Salvajadas bancario-financieras
E
l solo anuncio del arreglo directo entre grandes firmas mexicanas y el BID Invest por 12 mil millones de dólares acalambró a millones que sufrieron y recordaron aquellos aciagos días del rescate bancario en la década de 1990, que mutó en deuda pública los adeudos de acaudalados oligarcas, estimados en 601 mil 341 millones de pesos (hoy, cerca de 25 mil millones de dólares). Al enterarse del arreglo, el presidente López Obrador negó el respaldo a la transacción y darle aquiescencia de la finanza pública sin dejar de recordar que, en política, las formas son contenido. No es para menos. Según datos del Instituto para la Protección del Ahorro, entre 1999 y 2018 todos los y las mexicanas pagamos por ese rescate la friolera de ¡2.68 billones de pesos! (hoy, casi ¡110 mil millones de dólares! de las mermadas arcas públicas que recibió el nuevo gobierno. Ese rotundo no a más deuda, ¿lo puede revertir el Banco de México que parece ajeno a la poca civilidad de las normas de desempeño del BID Invest? (Ver Daniel Becerril, Reuters, 28/4/2020)
Lo que para la población es pesadilla, para uno por ciento es ansia por privatizar ganancias y socializar costos. Ya se sabe que con la condicionalidad cruzada del FMI en lo macro y por rama del Banco Mundial/BID –incluido BID Invest– no se juega. Esos entes se presentan como multilaterales. Pero sus sistemas de votación se rigen bajo el principio de un dólar un voto, no de un país un voto. Están bajo el dominio de Estados Unidos y socios europeos: añádase que el Tesoro de EU es dueño de 51 por ciento del Banco Mundial, cuya corporación internacional de inversión propaga su condicionalidad con el BID Invest. Con el voto de algunos de sus socios, EU logra poder de veto. Así esas multilaterales operan en consonancia con la unilateral e ilegal diplomacia de fuerza de EU: aplicación de aranceles, créditos para los Bolsonaros, sanciones a Cuba, Venezuela o Irán.
Rusia, China y el Brasil de Lula otorgaron créditos al FMI para democratizarlo, pero hasta hoy todo permanece tal cual. Ni asomo de que alguien de África, América Latina o Asia asuma la presidencia de ese ente. Persiste el dominio euro-EU, por lo que vale revisar la condicionalidad desde la que opera el BID Invest para luego revisar algunas recomendaciones y comentarios generales de numerosas ONG de la sociedad civil latinoamericana y de EU sobre políticas de sostenibilidad ambiental y social del BID Invest revisando esas normas de desempeño.
Merece atención la condicionalidad cruzada, ya que el BID Invest es un ente de corte colonial del capitalismo de cuates que opera desde la desnacionalización del proceso de toma de decisiones” en áreas vitales a toda democracia soberana de la periferia, en especial en torno a la jurisdicción del Estado en el despliegue territorial de infraestructura vital (vías de comunicación, transmisión eléctrica, gasoductos, oleoductos, acueductos, carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos y recursos naturales estratégicos, bosques y biodiversidad, así como la privatización de las decisiones en materia de endeudamiento. Desde 1982, la desnacionalización de las decisiones se profundizó antes de negociaciones cruciales, sea en torno a un TLCAN con Salinas o al recate bancario y de los ferrocarriles (con Zedillo) o la reforma energética con Peña, consumada luego de cuatro sexenios de deliberado debilitamiento y ataque fiscal a Pemex. No es casual que, con Bolsonaro, Trump fomente un TLC con Brasil.
Ante el arreglo BID Invest con la IP, vale revisar la inadmisible condicionalidad cruzada bien captada por Arturo Ortiz Wadgymar en Política económica de México 1982-1997 (Nuestro Tiempo, 1997) valioso libro porque además de los componentes internos que incluyen la desregulación a favor de empresarios y banqueros ( La Jornada, 8/8/2015) también aborda lo relativo al sector externo. El listado de condiciones FMI-BM-BID incluye la apertura total e indiscriminada a la inversión extranjera y mercancías de fuera; “una política cambiaria altamente flexible que permita la entrada y salida libre de los capitales nacionales y extranjeros sin intervención del Estado y libre oportunidad de especular en bolsas de valores globalizadas…” ( Ibid, p. 17) ¿Es la oposición del Ejecutivo a que sigan haciendo lo que les venga en gana lo que molesta a algunos jerarcas empresariales? ¿Seguir especulando, empobreciendo, envenenando y calentando la atmósfera? Ya el saqueo generalizado, en tiempos del Covid-19 luce su brutal faz por el precariato que abate a más de 50 por ciento de familias mexicanas.
Hechos deuda pública, ¿irían los fondos BID Invest a esas bolsas globalizadas sin abandono de la superexplotación de la fuerza de trabajo en abierta y vulgar oposición a la 4T, que va por la recuperación del timón petroeléctrico para transformarlo, vía la transición, a energías limpias como única alternativa al colapso bioclimático en curso?