John Saxe-Fernández
Jueves 17 de Julio de 2008
Jueves 17 de Julio de 2008
La Jornada, México.
La crisis hipotecaria de Estados Unidos se profundiza, se generaliza y contagia la estructura bancaria mundial, descalabra los flujos financieros, acarrea estímulos y una mayor especulación junto a atisbos de pánico monetario para los grandes tenedores de dólares en Europa, Medio Oriente y Asia. Se desestabilizan las bolsas del mundo mientras la contaminación de la crisis bursátil se acelera por la respuesta de los inversionistas europeos y asiáticos ante el torpe rescate ideado por la Casa Blanca de Fannie Mae y Freddie Mac, los dos gigantes del mercado hipotecario estadunidense. Paul Robson, estratega monetario del Royal Bank of Scotland Group de Londres sintetizó la situación así: “La gente piensa que ésta es la próxima oleada –de quiebras–… Los inversionistas huyen de los problemas de los bancos regionales de Estados Unidos” (International Herald Tribune –IHT–, 15/7/08).
El IHT también informa que ayer la Televisión de California mostraba escenas que recuerdan las estampidas de 1929: largas filas de clientes del IndyMac Bancor, incautado por las autoridades el viernes pasado, mientras en Wall Street circulaban listas de otras empresas prestamistas “vulnerables”. Junto al pánico, la sacudida es de orden mayor por la reticencia de los inversionistas ante el rescate de 100 mil millones de dólares (mmdd) propuesto: la cantidad es más que “modesta” si se tiene presente que esos gigantes inmobiliarios poseen la mitad de las garantías hipotecarias estimadas en 5 billones de dólares. Según el Departamento del Tesoro, la deuda de esas entidades asciende a los 800 mmdd en el caso de Fannie y 740 mmdd para Freddie (La Jornada, 15/7/08), cifra que duplica el PNB de México. Agréguese a esto –en medio de un incalificable genocidio– la desestabilidad regional y los costos de la guerra en Irak, de acuerdo con Joseph Stiglitz entre los 3 y 5 billones de dólares.
Por lo que los impactos se sienten desde Tokio y Shangai hasta Londres y Sydney, involucrando a gigantes como Mitsubishi Financial Group, el UBS de Suiza, al Deutche Bank y a HSBC Holdings de Inglaterra. Además, los fundamentales de la economía de Estados Unidos se cimbran, Detroit y el empleo se desploman y en junio los precios de gasolina y alimentos elevaron el índice inflacionario general por encima del ritmo de los últimos 25 años, mientras la desaceleración coquetea con una recesión distinta a la de los años 70 del siglo pasado, por el peak-oil y el colapso ambiental en curso, que acentúa el riesgo de depresión con secuelas sociopolíticas y militares potencialmente devastadoras.
Lo que ilustra, otra vez, que estamos no sólo ante el poder del capital y sus coaliciones de clase –que Jeff Faux llama “el partido de Davos” en Guerra global de clases (México,UACM, 2008), sino también de sus crecientes contradicciones, que se expresan hoy de manera más universal y destructiva que ayer, en contextos de incertidumbre y riesgo balístico y termonuclear.
En medio del ímpetu de esta crisis general se hunde el globalismo pop y la ortodoxia neoliberal. Excepto entre acólitos y tecnócratas, aquello de que el Estado se desvanece y todo debe dejarse a la mano invisible del mercado aparece como otra estafa de Reagan y Thatcher. Algo similar se observó en el periodo librecambista, de la crisis de 1870 al terremoto militar iniciado en 1914. Desde entonces la relación entre mercados desregulados, crisis y guerra ha estado en el núcleo de la indagación de la ciencia social. El caos de 1929 mostró que los mercados, dejados a su dinámica invariablemente colapsan.
Existen fuertes fisuras y tensiones entre los polos de poder, anidadas en el desastre humano y estratégico de la guerra en Irak, los déficit gemelos de Estados Unidos y el desborde especulativo en curso gestado al calor desregulador de los años 80. Esta crisis conlleva peligros terminales y opciones de futuro. Para Latinoamérica la alternativa está en la construcción de una arquitectura político-monetaria, militar y financiera propia.
La crisis hipotecaria de Estados Unidos se profundiza, se generaliza y contagia la estructura bancaria mundial, descalabra los flujos financieros, acarrea estímulos y una mayor especulación junto a atisbos de pánico monetario para los grandes tenedores de dólares en Europa, Medio Oriente y Asia. Se desestabilizan las bolsas del mundo mientras la contaminación de la crisis bursátil se acelera por la respuesta de los inversionistas europeos y asiáticos ante el torpe rescate ideado por la Casa Blanca de Fannie Mae y Freddie Mac, los dos gigantes del mercado hipotecario estadunidense. Paul Robson, estratega monetario del Royal Bank of Scotland Group de Londres sintetizó la situación así: “La gente piensa que ésta es la próxima oleada –de quiebras–… Los inversionistas huyen de los problemas de los bancos regionales de Estados Unidos” (International Herald Tribune –IHT–, 15/7/08).
El IHT también informa que ayer la Televisión de California mostraba escenas que recuerdan las estampidas de 1929: largas filas de clientes del IndyMac Bancor, incautado por las autoridades el viernes pasado, mientras en Wall Street circulaban listas de otras empresas prestamistas “vulnerables”. Junto al pánico, la sacudida es de orden mayor por la reticencia de los inversionistas ante el rescate de 100 mil millones de dólares (mmdd) propuesto: la cantidad es más que “modesta” si se tiene presente que esos gigantes inmobiliarios poseen la mitad de las garantías hipotecarias estimadas en 5 billones de dólares. Según el Departamento del Tesoro, la deuda de esas entidades asciende a los 800 mmdd en el caso de Fannie y 740 mmdd para Freddie (La Jornada, 15/7/08), cifra que duplica el PNB de México. Agréguese a esto –en medio de un incalificable genocidio– la desestabilidad regional y los costos de la guerra en Irak, de acuerdo con Joseph Stiglitz entre los 3 y 5 billones de dólares.
Por lo que los impactos se sienten desde Tokio y Shangai hasta Londres y Sydney, involucrando a gigantes como Mitsubishi Financial Group, el UBS de Suiza, al Deutche Bank y a HSBC Holdings de Inglaterra. Además, los fundamentales de la economía de Estados Unidos se cimbran, Detroit y el empleo se desploman y en junio los precios de gasolina y alimentos elevaron el índice inflacionario general por encima del ritmo de los últimos 25 años, mientras la desaceleración coquetea con una recesión distinta a la de los años 70 del siglo pasado, por el peak-oil y el colapso ambiental en curso, que acentúa el riesgo de depresión con secuelas sociopolíticas y militares potencialmente devastadoras.
Lo que ilustra, otra vez, que estamos no sólo ante el poder del capital y sus coaliciones de clase –que Jeff Faux llama “el partido de Davos” en Guerra global de clases (México,UACM, 2008), sino también de sus crecientes contradicciones, que se expresan hoy de manera más universal y destructiva que ayer, en contextos de incertidumbre y riesgo balístico y termonuclear.
En medio del ímpetu de esta crisis general se hunde el globalismo pop y la ortodoxia neoliberal. Excepto entre acólitos y tecnócratas, aquello de que el Estado se desvanece y todo debe dejarse a la mano invisible del mercado aparece como otra estafa de Reagan y Thatcher. Algo similar se observó en el periodo librecambista, de la crisis de 1870 al terremoto militar iniciado en 1914. Desde entonces la relación entre mercados desregulados, crisis y guerra ha estado en el núcleo de la indagación de la ciencia social. El caos de 1929 mostró que los mercados, dejados a su dinámica invariablemente colapsan.
Existen fuertes fisuras y tensiones entre los polos de poder, anidadas en el desastre humano y estratégico de la guerra en Irak, los déficit gemelos de Estados Unidos y el desborde especulativo en curso gestado al calor desregulador de los años 80. Esta crisis conlleva peligros terminales y opciones de futuro. Para Latinoamérica la alternativa está en la construcción de una arquitectura político-monetaria, militar y financiera propia.
1 comentario:
¿Por que desde ayer simpatizo con los Republicanos?
Por Juan Zaitsev
1) Porque se revelaron ante su psicópata jefe supremo e impidieron la mayor expropiación y transferencia de recursos de la historia de la clase media en favor de los ricos.
2) Por la consecuencia, aun a costa del sistema que ellos mismos contribuyeron a construir durante 200 años, con sus principios: liberalismo económico a ultranza; individualismo feroz: que cada uno se arregle por su cuenta, se beneficie con sus propios aciertos y se haga cargo de sus propios errores y pague las consecuencias, sea quien sea y caiga quien caiga. No a la intervención del Estado; beneficencia, solidaridad, piedad, compasión = 0. El mundo es una jungla. Ninguna especie animal ni ninguna clase social acude en auxilio de otra. Con estos principios se construyo la nación y el poder mas grande de la historia. Y con estos principios bien en alto se destruirá en mil pedazos si Dios así lo quiere. Arrastrando consigo a millones de todo el mundo que, sin entender nada, por puro oportunismo, creyeron que solo era cuestión de repetir las recetas del "Consenso de Washington" para beneficiarse con las tajadas de un pastel cocinado pura y exclusivamente para alimentar a USA, mientras no se pudriera.
3) Por su lealtad con sus votantes/representados, que los inundaron con llamadas y e-mails en contra del "rescate".
4) Por denunciar la farsa que significa que Wall Street y el Estado/gobierno mas fascista de nuestro tiempo se hayan vuelto, de un día para otro, socialistas.
5) Por comprender que el "rescate" es el mayor engaño; la mayor fuente de despilfarro y corrupción de la historia contemporánea: “Estamos nacionalizando la peor parte del sistema bancario... Estamos asumiendo riesgos que no podemos comprender. Así que es incluso más riesgoso”, advirtió Nomi Prins quien estuvo al frente del grupo de analistas europeos de Bear Stearns y trabajó para Lehman Brothers.
7) Por negarse, aunque sea inconscientemente, a confundir y alinear aun mas a la humanidad: USA: hoy somos neo-liberales; mañana mas intervencionistas que Keynnes y Roosvelt juntos. URSS: hoy somos socialistas: mañana los mas mafiosos capitalistas. China: hoy somos maoistas; mañana capitalistas de Estado que asentamos nuestro "milagro" en la disciplinacion militar y la sobreexplotación de la mano de obra.
6) Por tener muy claro y, con todo cinismo no ocultarlo, que si los individuos y la sociedad, terminaron creyendo las mentiras de Washington, Wall Street y la TV (¿que mas necesitan para saber que su función no es otra que mentir, engañar y manipular en beneficio de los ricos y su corte de burócratas sirvientes?) e hicieron del consumo y el bienestar material el único propósito de sus vidas, tragándose el anzuelo de la "bonanza", el problema es exclusivamente de ellos y el Estado no tiene nada que ver con ellos ni puede hacer nada por ellos.
Desde hoy simpatizo con los Republicanos porque son mas consecuentes, sin un doble discurso, realistas, brutalmente sinceros, anti-demagogos, porque han puesto en evidencia - aun sin saberlo - que entre su Dios y el materialismo dialéctico hay mucha mas afinidad de la que jamás soñaron.
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