La Jornada.
México 17 de agosto de 2006.
Después del asombroso faccionalismo desplegado por Fox en el proceso comicial de 2006 y su solapamiento por el IFE, el muy limitado recuento realizado ha permitido a una de las partes en conflicto detectar y denunciar la existencia de actas falsificadas, de cientos de miles de votos introducidos o desaparecidos ilegalmente en las urnas, incluyendo la impresión de boletas de más por el IFE (Proceso, 13-VIII-06 p 10), parece que son suculentos los negocios en juego, revelando el pacto del gobierno con grandes intereses oligárquico-imperiales como los articulados por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y el aparato de "seguridad nacional" de Estados Unidos, en pos de la privatización y extranjerización de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
El patrimonio nacional, concebido por la plutocracia como botín a ser "negociado" con empresas extranjeras que operan inconstitucionalmente en el país (Halliburton, Exxon-Mobil, Sempra Repsol), incluye una reserva petrolera que abarca aquella localizada en aguas someras y profundas del Golfo de México. No es novedad que el objetivo prioritario de una voraz camarilla local y de instrumentos a su servicio como el CCE, así como la del cabildo petrolero estadunidense, bien colocado como está en la Casa Blanca y Los Pinos, sea ahora consumar el "fraude electoral", montado por medio de un operativo "hormiga" sistemáticamente orientado a alterar la votación en favor del candidato del PAN. Tampoco sorprende que esa cúpula se incline al uso de artilugios legales o ilegales, pacíficos o policiaco-militares, a fin de ubicar en Los Pinos a Calderón, Nava y otros personajes de comprobada lealtad y sumisión a sus designios sobre el sector energético mexicano, como el ex secretario de Energía Téllez Kuenzler.
Téllez intensificó, con la asesoría de Enron, la estrategia energética neoliberal enfilada a desarticular y devastar financieramente a Petróleos Mexicanos, a privilegiar la operación de empresas privadas en actividades vitales del proceso petrolero, por medio del cierre de áreas de Pemex con el simultáneo despido de técnicos altamente capacitados lo que, como lo documenta la Unión Nacional de Trabajadores de Confianza de la Industria Petrolera, (UNTCIP) en su Proyecto alternativo integral para Pemex (www.untcip.net) ha provocado la dilapidación económica y la destrucción de la fuerza productiva, expresándose en una merma injustificada de reservas petroleras, daños a yacimientos, infraestructura de transformación y transporte, institutos de investigación y capacidad tecnológica de la empresa y los trabajadores, convirtiendo al país en importador neto de volúmenes crecientes de gas natural, de petrolíferos, petroquímicos y químicos, desintegrando cadenas productivas e incrementando el desempleo y la migración.
Son amplios y extensos los vínculos y compromisos del círculo calderonista con los oligopolios de la industria del gas y del petróleo de Estados Unidos y España (¿de ahí el favoritismo que le concede con tanta superficialidad profesional El País?), incluyendo al Grupo Carlyle dedicado a los negocios de armas, energéticos y de "servicios de seguridad" -una suerte de pelotones de fusilamiento en "auxilio" del gran capital-, como se documenta en Terror e imperio (Debate, 2006). Contra viento y marea Fox se esfuerza por lograr el aval del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para mantener el control sobre los puestos de mando, a fin de imponer, contra la voluntad del electorado, lo que el "equipo binacional" (Bush-Cheney y Fox-Wolfowitz) concibe como el golpe de gracia a Pemex-CFE, es decir, la "constitucionalización" del vasto operativo ilegal que han venido construyendo -una suerte de Pemex paralelo-, mediante el contratismo generalizado y proyectos de inversión totalmente alejados del interés público nacional por su carencia de consideraciones sociales, ambientales, estratégicas y generacionales. El despojo, bien conocido por la opinión pública, porque está presente desde el arribo de Díaz Serrano a la dirección de Pemex, fue articulado por medio de préstamos y de la "cobertura lingüístico-ideológica" del Banco Mundial, como una "reforma estructural".
Fox da como un hecho que el TEPJF evitará una necesaria y significativa ampliación del recuento de votos, perpetrando lo que para el jurista Raúl Carrancá y Rivas sería una "catástrofe judicial", a fin de colocar a Felipe Calderón a como dé lugar como su sucesor, aun a riesgo de represión policial y militar y del derrame de sangre. Implacable contra AMLO y temerario contra la nación, Fox ya planteó su ingreso al nicho reservado a Santa Ana y Huerta, ofreciéndose para dar el "golpe" a Pemex-CFE y los trabajadores: en un encuentro con los legisladores electos del PAN, se comprometió a "asumir los costos políticos" y dejar la mesa puesta a lo que espera será un gobierno panista, impulsando en la nueva legislatura -a partir del 1º de septiembre- "reformas estructurales en el sector-energético, laboral y fiscal" (La Jornada, 9-VIII-06 p 10). Eso sí es jugar con fuego.
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