La Jornada.
México 30 de mayo de 2002.
Llama la atención de prensa y analistas la sistemática oposición de la Casa Blanca y de la comunidad de inteligencia (CI) a cualquier indagación independiente sobre la actuación del aparato de seguridad antes de la catástrofe del 11/09. Los obstáculos que Bush y la CI colocan ante esa iniciativa derivan del temor de que se debilite su capacidad de controlar los parámetros de cualquier investigación legislativa, que les podría acarrear graves daños políticos, judiciales y aun constitucionales.
Este rechazo no es menor si se tiene presente que la CI, con el Ejecutivo a la cabeza, incluye a la CIA, la FBI, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y la inteligencia militar. Pero para mantener el estado de derecho es imprescindible sentar, en palabras de Baltasar Garzón, "las responsabilidades por omisión culpable de todos los servicios de seguridad, inteligencia y policiales de Estados Unidos en la no prevención de la masacre". Para Bush et al la situación se complica por las crecientes contradicciones entre sus declaraciones públicas sobre lo que realmente sabían antes de la tragedia y lo que se ha dado a conocer en los últimos días, debido a varias fugas de inteligencia y documentos clasificados.
Se justifica el furor, tipo Watergate, en los medios político-legislativos y periodísticos por las contradicciones. Condoleezza Rice dijo que no se advirtió al público de los riesgos de ataques terroristas previos a la tragedia porque la información "era muy general y aparecía relacionada con operativos en ultramar" y que "nadie pudo haber previsto que esta gente... usaría un avión como cohete".
El vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, comunicó que "los secuestros (de aviones) antes del 11/09 y los secuestros después del 11/09 significan dos cosas muy, pero muy diferentes". Los reporteros de la fuente recuerdan que en la tarde del 11/09 le preguntaron "si el presidente había recibido alguna advertencia del ataque" y Fleisher respondió que no (no warnings). De igual modo Bush dijo: "Estados Unidos jamás se imaginó antes del 11 de septiembre que alguien nos atacaría". Aschcroft también se expresó así y añadió el 16/09 que "es necesario asegurarnos de que se asigne la más alta prioridad a la lucha contra el terrorismo". Ahora se sabe que meses antes del 11/09 Ashcroft rechazó solicitudes de la FBI para contratar a más analistas en contraterrorismo, mientras simultáneamente la FBI le recomendaba que por seguridad "sólo debía viajar en aviones chárter". Más grave: según Bob Woodward y Dan Eggen, del Washington Post (WP), en 1999 un informe preparado por el Consejo Nacional de Inteligencia, afiliado a la CIA, había advertido que "terroristas vinculados con Bin Laden podrían secuestrar un avión y estrellarlo contra el Pentágono, la Casa Blanca o la sede de la CIA".
Además, el WP (16 mayo 2002) publicó que en un memorándum clasificado, escrito por un agente del FBI desde Phoenix en julio/01, se establecieron "firmes vínculos entre un grupo de estudiantes de aviación y Al-Qaeda". El documento de cinco cuartillas fue enviado a la matriz de la FBI a principios de julio.
El republicano R. Shelby, del Comité de Inteligencia del Senado, aseguró que el memorándum de Phoenix "fue una advertencia muy importante y no se le prestó atención. No se distribuyó. No se actuó con base en el mismo" (WP, 15 de mayo). Por su parte, el senador demócrata Bob Graham, presidente del mismo comité, afirma que otro documento de la CIA había sido incluido en agosto como parte de la síntesis altamente secreta que recibe el presidente todas las mañanas, advirtiéndole que Bin Laden estaba planeando un gran ataque contra Estados Unidos. Según Newsweek (27 de mayo de 2002), el vicepresidente Cheney reiteró en entrevista que "las advertencias eran difusas... no hubo amenazas específicas sobre operaciones domésticas o del tipo que ocurrieron", y "no mencionó que los encargados del cumplimiento de la ley en Estados Unidos, incluyendo a George Tenet, director de la CIA, habían advertido de manera urgente sobre un inminente ataque doméstico".
La incompetencia llegó a extremos: según Anne M. Mergier (Proceso, 12 de octubre de 2001), se registraron operaciones de especulación bursátil antes del 11/09, con las acciones de empresas claves: United Airlines, American Airlines, Morgan Stanley Dean Witter & Co -22 pisos en las Torres Gemelas-; Merril Lynch, con oficinas en un edificio derruido cercano a las torres y de las aseguradoras Munich Re, Swis Re y Axa. Estas operaciones, que tipifican el delito de "aprovechamiento ilícito de informaciones privilegiadas", ¿tampoco fueron registradas por la NSA, una de cuyas principales funciones es detectar este tipo de ilícitos?
Si fue incompetencia, el caso es grave en extremo por la enorme pérdida de vidas. Y si no lo fue, y estaban al tanto de lo que se perfilaba en el horizonte, entonces, en comparación, las "operaciones negras" del equipo de Nixon responsable de Watergate van a lucir como las movidas de inocentes matronas jugando canasta.
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