La Jornada.
México 13 de abril de 2006.
En el actual panorama electoral sobresalen dos hechos perturbadores y potencialmente ominosos para la paz social. El primero, el intervencionismo faccioso del Presidente en los procesos electorales, y el segundo: la creciente pérdida de capacidad arbitral del IFE. El eje de la virtual campaña política de Fox son andanadas de ataques y provocaciones, abiertas o muy poco disimuladas contra AMLO. Que lo haga en "sinergia" con el PAN, según acusación documentalmente avalada, sin que hasta ahora se registre respuesta adecuada del IFE, es inquietante. Analistas de los medios de comunicación de masas, como Virgilio Caballero, han llegado a detectar "hasta seis embestidas presidenciales en un solo día", contra el único candidato que ofrece modificar el actual modelo económico. A las inusitadas "reprimendas presidenciales" se suman los principales responsables del naufragio económico-social y moral que vivimos: De la Madrid, Salinas y Zedillo, la saturación propagandística del delfín Calderón y de Madrazo del PRI, en una actuación que parece perfectamente coordinada, evocando el clima de linchamiento durante la intentona de desafuero. Ellos, los "ex presidentes", Hacienda, el Banco Mundial, el FMI, el BID y sus "sicarios económicos", propiciadores de la "compra-venta de México", al unísono con Fox, son los artífices y amparadores del IPAB-Fobaproa, la mayor gesta de corrupción de la hacienda pública registrada en la historia de la nación. Utilizando al duopolio televisivo que comparte con Los Pinos la siniestra intención neoporfiriana de perpetuarse más allá de su periodo de tolerancia sociopolítica, "se le echan de a montón" a Andrés Manuel.
Esto ocurre en medio de la notoria falta de voluntad del IFE y en especial de Luis Carlos Ugalde, su presidente consejero, para asumir la función arbitral que le corresponde ante crecientes desmanes y multimillonarios asaltos televisivos a la civilidad comicial. Es una campaña de lodo con el sello ominoso de guerra sucia, que puede descontrolarse e incitar la violencia al esgrimir la sangrienta bandera del miedo. La perturbación que ocasiona Fox y los atropellos televisivos del PRIAN calificando a López Obrador de "peligro para México" ocurren en un medio delicado, signado por lo que Samuel del Villar en su precisa y vital obra póstuma, Agravios nacionales (Océano 2006), considera "una decadencia estructural, franca y prolongada", de 24 años, periodo en el que "el ingreso real por habitante se estancó, junto a la depresión productiva y a una renovada dependencia de las importaciones petroleras y de los migrantes desempleados o mal empleados en EU" (p.11); cuando la economía y la paz social penden de esos "clavos ardientes" (crudo, remesas), producto de la imposición, por parte de una clase dominante voraz y cortoplacista "... de desventajas comparativas estructurales a la base productiva nacional y a las posibilidades de empleo en el país" (p. 45), junto con la destrucción de una banca nacional con oficio, e indispensable para el desarrollo, como la que encabezó Manuel Espinoza Iglesias, para ser destruida y sustituida por una nueva y efímera clase de banqueros, a la Roberto Hernández, inventada por Salinas, cómplices del IPAB-Fobaproa y meros intermediarios, hechos megamillonarios a cambio de su predisposición por transferir la banca mexicana a la propiedad y control extranjero.
En momentos en que el trato de los graves problemas nacionales es sometido por Los Pinos a un riguroso ayuno de previsión, madurez, seriedad, rigor y de defensa del interés público nacional, el duopolio televisivo, Fox, Ugalde y el PRIAN juegan a la ruleta rusa o, peor aún, retozan a encender y lanzar cerillos cerca de un tanque tan repleto de explosividad socioeconómica que amenaza la estabilidad del país. Lo hacen cuando la opinión pública percibe que la actuación delincuencial se posiciona tanto en los altos mandos gubernamentales como en el centro de una economía informal que crece y se criminaliza, cobrando decenas de víctimas semanales, a lo largo y ancho del país, transformándose en trama medular de "seguridad nacional".
En estas circunstancias la credibilidad de los instrumentos electorales es crucial en todo intento por buscar una salida no violenta ante la dramática situación que vive la población. La coyuntura comicial es riesgosa con un Presidente levantisco y fuera de control, y un IFE, en especial su presidente, rehén del persistente activismo electorero de Los Pinos, pasmado cuando personajes extranjeros, como el ex presidente Aznar, intervienen abiertamente en apoyo del candidato del PAN, pero eso sí, indignado ante la presunta acción de células bolivarianas en la campaña perredista, implícitamente sancionando el abusivo uso de la imagen de un presidente en funciones como lo es Hugo Chávez, por parte de la derecha panista que, desbocada, también ataca a la escritora Elena Poniatowska. Es hora de que Fox deje de comportarse irresponsablemente como jefe de campaña de Felipe Calderón. Y que Ugalde se asuma, como árbitro.
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