jueves, 20 de junio de 2019

T-MEC: craso error
T
anto para la negociación del TLCAN como para la del T-MEC, la asimetría de EU con México nos coloca en desventaja. Durante el limitado debate antes de formalizar el TLCAN, un empresario mexicano advirtió que se minimizaba la asimetría, pues usando el PNB, la economía mexicana sería unas 20 o 30 veces menor que la de EU. El empresario señaló que la falla es mucho mayor: basar la diferencia en el PNB equivaldría a medir la riqueza de dos personas con los pagos de los intereses que perciben al año, en lugar de comparar la riqueza real acumulada. Mejor comparar la riqueza de los dos países como el valor monetario de carreteras, puertos, aeropuertos, edificios, plantas industriales, sectores habitacionales, flota vehicular, etcétera. Con esta medición la riqueza acumulada por EU sería de 200 a 300 veces mayor que la mexicana. El empresario preguntó: ¿se asociaría usted con alguien 250 veces más rico? Si la respuesta es positiva luego ¿sería usted socio o sirviente?
Después de 25 años de TLCAN la asimetría creció, y la pobreza y desigualdad en ambas naciones también. Hoy en lugar de discutir y cambiar el texto y/o usar un marco multilateral como la OMC para desde ahí hacer la relación comercial con EU, que ya aplicó aranceles, pisotea el TLCAN y negocia bajo una agresiva unilateralidad, se persiste no en diversificar, sino en el pasmo, hundidos en la abismal asimetría. Con el T-MEC, mejor atender el artículo “El neocolonialismo se reinventa en el T-MEC” de María L. Ramos Urzagaste, diplomática boliviana, quien alerta sobre algunos pilares del T-MEC, en la vanguardia del interés privado nacional del 0.1 por ciento de EU y socios de acá. Uno es sobre la propiedad intelectual que, entre otros aspectos, define procedimientos judiciales para evitar la divulgación de secretos comerciales de las trasnacionales en casos de litigio con el respectivo Estado. Ramos indica que, eso le vendrá muy bien a los contaminadores. Estarán protegidos de no difundir información de los químicos que utilizan. También podrá favorecer a los productores de transgénicos que no estarán obligados a informar, amparándose en el secreto comercial.
Valiosa observación por ejemplo, ante la promoción que hace EU en México y Canadá de la explotación de gas y petróleo no-convencional (shale y arenas bituminosas), empezando con 60 mil pozos en México. AMLO se opone al fracking con buenas razones. Esa técnica usa más de 520 sustancias, muchas tóxicas y cancerígenas, por lo que en EU son secreto corporativo alentado por Richard Cheney, ex gerente de Halliburton y ex vicepresidente de EU. Con el T-MEC también en México y Canadá las petroleras envenenarán en secreto agua y terrenos de las comunidades más vulnerables a las que es necesario apoyar. Sobre el tóxico fracking y el enorme volumen de agua y territorio que consume, contamina, destruye y enferma a población y animales, el gobierno de EU sólo dice: el capítulo de propiedad intelectual moderniza y proporciona una protección sólida y efectiva a sus innovadores y creadores.
Rick Perry, secretario de Energía de Trump promueve la creación de un Bloque Energético de la América del Norte (BEAN) para integrar a Canadá y México a fin de que EU enarbole la supremacía energética en su unilateral agresión para frenar a China por su ascenso, y a Rusia, Irán y, Venezuela por su petróleo, acelerando la ruta al abismo bioclimático, que se acentúa. En sólo tres años desde el acuerdo de París la banca mundial invirtió 1.9 billones de dólares (trillions) en combustibles fósiles extremos.
Ramos alerta que según la oficina para el comercio de EU el T-MEC “es el primer acuerdo comercial que establece, ‘de oficio’, que las autoridades deberán impedir la circulación de las mercancías falsificadas o pirateadas en cada fase de entrada, salida y tránsito por el territorio de cualquiera de los países del T-MEC” por lo que el Estado mexicano deberá crear una gran infraestructura legal y policial para proteger las inversiones de sus socios, se convierte en gendarme defensor de los intereses de empresas trasnacionales, pues de no hacerlo sufrirá sanciones y demandas por no proteger la inversión”. Los países del T-MEC deberán ratificar varios tratados internacionales sobre propiedad intelectual, entre ellos la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales. UPOV de 1991, al que Zedillo nos adhirió en 1997.
El T-MEC ratifica así “derechos de monopolio muy amplios a favor de los obtentores de variedades vegetales, a quienes define como ‘aquella persona que haya creado o descubierto y puesto a punto una variedad vegetal’. Esos nuevos derechos, agrega Ramos, “abarcan toda la cadena productiva y reproductiva del vegetal en cuestión, incluyendo la producción, reproducción, venta, exportación e importación, que deberá ser autorizada por el obtentor. Esa ‘autorización’ implica el pago por el uso”.
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