
John Saxe-Fernández 1
La Jornada, México,
18 de marzo de 2006
"México entre el acoso y la resistencia"
Suplemento especial.
http://www.jornada.unam.mx/2008/03/19/petroleo.html
Setenta años después de la histórica decisión del presidente Lázaro Cárdenas, que el 18 de marzo de 1938 nacionalizó los bienes de las empresas extranjeras que explotaban los yacimientos de hidrocarburos de nuestro país, los neoliberales mexicanos se disponen consumar la devolución de esa industria a las compañías internacionales, pero éstas no sólo ya operan a sus anchas en el Golfo de México, sobre el inmenso yacimiento de Cantarell, sino que durante la administración de Vicente Fox adquirieron en subasta, ilegalmente efectuada, concesiones para explorar los mantos de petróleo y gas localizados en la frontera norte y la costa del Pacífico, recuerda John Saxe Fernández en MEXICO-ESTADOS UNIDOS: LA SARDINA PROTEGE AL TIBURON.

La privatización de PEMEX consiste en aumentar la extracción de gas y petróleo a como dé lugar, mediante recursos públicos mexicanos, para subvencionar los negocios de firmas nacionales y/o extranjeras que operan al margen de la Constitución
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) fue establecido entre la clase dominante de una potencia dominante y las clases gobernantes de dos economías menores subordinadas a ella, la canadiense y la mexicana. Las asimetrías entre el hegemón y sus socios comerciales son abismales: la economía de EU, determinada por una estrecha relación –una virtual simbiosis– entre su aparato empresarial de corte monopólico y su sector estatal, se ha caracterizado, desde la Segunda Guerra Mundial, por la permanente movilización bélica-industrial. Su PNB ya rebasa los 13 billones (13 millones de millones) de dólares y su gasto público es récord: sólo el del gobierno federal se estima en 3 billones de dólares en 2008-2009, lo que equivale al PNB de Alemania. La erogación en el rubro “seguridad” es de 1 billón de dólares, mayor al PNB mexicano. La cifra es superior al expendio combinado en ese rubro del resto del mundo.
Durante el limitado debate que se suscitó en México antes de la formalización del TLCAN, un empresario llamaba la atención a quienes minimizaban la asimetría entre las dos economías utilizando parámetros como el PNB, arguyendo que la mexicana sólo era menor a la estadunidense una veintena o treintena de veces. El empresario señalaba que la distancia es mucho mayor: basar la diferencia en el PNB equivaldría a medir la riqueza comparativa de dos personas de acuerdo a los pagos de intereses que perciben anualmente, en lugar de comparar la riqueza real acumulada por cada una de ellas. Sería mejor, en cambio, comparar la riqueza de los dos países, que incluye el valor monetario de carreteras, puertos, aeropuertos, edificios, plantas industriales, sectores habitacionales, flota vehicular y otros bienes. Con esta medición5, se estima que la riqueza acumulada en EU es 200 o 300 veces mayor que la mexicana. El empresario se preguntaba: “¿se asociaría usted con alguien 250 veces más rico? De hacerlo, ¿sería usted realmente su socio o su empleado?”.6
En el contexto del TLCAN como iniciativa e instrumento de proyección de poder de clase, conceptos como “presidencia imperial”, y su relación con el capital monopólico, o la noción de imperio con “imperialismo”7, resultan más adecuados para describir y explicar estos mecanismos de “integración” comercial y energética. Alejándose del “globalismo pop”, varios estudiosos se preguntaban: ¿después de todo, qué es lo que distingue a un imperio de una alianza o un tratado de libre comercio? Su respuesta resulta crucial: “un imperio es el principal actor en el sistema internacional y su poder está basado en la subordinación de diversas elites nacionales que, ya sea bajo compulsión o por convicciones compartidas, aceptan los valores de aquellos que gobiernan al centro dominante o metrópolis. La inequidad de poder, recursos e influencia es lo que distingue a un imperio de una alianza (aunque los tratados de alianza a menudo formalizan o sirven de disfraz para una estructura imperial)”.8 Este es el caso del TLCAN y de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de la América del Norte (ASPAN).La naturaleza parasitaria del capitalismo monopolista y su economía permanente de guerra observa dos vertientes: la interna, en el sentido apuntado de depredar los recursos humanos, materiales y de capital fresco, y la externa, dirigida a subsanar el deterioro de las reservas nacionales de abastecimientos de materia prima estratégica, por la vía de lanzarse sobre las líneas de menor resistencia. Reagan impulsó un amplio esquema de guerra política al interior de la estructura de poder de Arabia Saudita, principal productor de petróleo del mundo, para inducir mayores exportaciones de crudo. Logró abatir los precios. Algo similar se hizo en México, desde tiempos de Díaz Serrano en PEMEX, intensificándose la privatización de facto y el desmantelamiento de la empresa bajo un guión elaborado por el Banco Mundial (BM). En la Venezuela de antes de Chávez ocurrió lo mismo; en este caso se trata de la mayor reserva de petróleo convencional de todo el hemisferio occidental –y probablemente del mundo–, por lo que los intentos y programas del presidente Hugo Chávez, orientados a la recuperación del patrimonio nacional, enfrentan una sistemática ofensiva política y cuasi-militar por parte del aparato de seguridad de EU.
tinuidad entre republicanos y demócratas. En mayo de 1994 el Secretario de Defensa de Clinton visitó Ottawa y desde ahí insistió de nueva cuenta en la necesidad de «complementar al TLCAN con una integración militar para América del Norte y el hemisferio occidental».12 Mientras el secretario de Defensa William Perry hacía estas declaraciones, el Congreso de EU votaba negativamente la propuesta para cerrar la Escuela de las Américas de Fort Benning, conocida en Panamá como la «escuela del terror institucionalizado».13 La Alianza no es la misma gata, revolcada. Contiene nuevos elementos de sometimiento enarbolados bajo la sangrienta bandera del 11-9. Además de colocar bajo el aparato de seguridad nacional de EU el manejo de los movimientos de personas, bienes y servicios que cruzan las fronteras, la iniciativa insiste en el aperturismo a favor de empresas de EU en México, especialmente «en comercio, investigación y educación». Se incluye la instalación de cinco estaciones del sistema de localización satelital en Canadá y México para incrementar la precisión de la navegación aérea en América del Norte y la armonización de estándares de navegación. Se mencionan estrategias para la siderúrgica, la creación de un consejo automotriz trinacional para identificar los temas que tienen impacto sobre la industria y la de autopartes, mientras promueve de manera central la integración energética, bajo la retórica manejada por el BM de un esquema sustentable, dirigido a «crear las condiciones políticas que promuevan el abasto y uso sustentable de energía». La propuesta promueve la posibilidad de un esfuerzo trilateral de «confiabilidad eléctrica» y una mayor cooperación en el intercambio comercial de inversión en gas natural.15
Ésta es la sombrilla de seguridad nacional para profundizar la ofensiva empresarial-petrolera de la Casa Blanca sobre los recursos energéticos de México y Canadá, encabezados al sur del Bravo por la empresa de servicios petroleros Halliburton.
En mayo de 2004 John Gibson uno de los sucesores de Dick Cheney como presidente y CEO de Halliburton, dio a conocer que su empresa había recibido un contrato de dos años –parte del rosario de 156 contratos de Halliburton con PEMEX valorados en 1,222 millones de dólares desde que Fox llegó a Los Pinos hasta mayo de 2005– para la perforación de 27 pozos del proyecto Iride-Samaria. Gibson considera que ésta es una operación que «amplía la ya importante relación» de Halliburton con PEMEX, «y solidifica nuestro crecimiento en este muy importante mercado».16 Ello porque se trata de una alianza estratégica, en este caso en torno al primer proyecto de servicios integrados PEMEX-Halliburton encaminado al aumento de la extracción del crudo mexicano y al uso de tecnología de punta, meta central del esquema energético para la América del Norte de Bush-Cheney, centrado en aumentar la oferta de crudo y, de paso, hacer buenos negocios. En relación con estas alianzas estratégicas que el liderato privatizador-neoliberal que maneja PEMEX también se está planteando en relación a la exploración y explotación del petróleo localizado en aguas profundas, el analista Víctor Rodríguez Padilla advirtió que cualquier tipo de alianza con empresas extranjeras en exploración y producción implica compartir los resultados en producción o en valor, situación que no permite la Constitución en su artículo 27: «Las alianzas tecnológicas son una ficción y están diseñadas para compartir los resultados de la exploración y explotación», por ello, para poder realizar estas asociaciones se tendrían que hacer modificaciones a la Constitución y en caso de que así sucediera se allanaría el camino para entregar concesiones.17El «México Country Analysis Brief» del Departamento de Energía de EU (noviembre de 2004) apoyaba entusiasta la gestión de Fox ya que sus iniciativas, como los CSM (que son las de la Casa Blanca y su BM), «aparecen como un paso positivo hacia la apertura gradual de la producción de gas natural de México a favor de las compañías privadas extranjeras». Bush, Cheney, Halliburton y su subsidiaria, Kellog, Brown and Root, Bechtel y las petroleras, gaseras y empresas eléctricas asociadas –y otras como Repsol e Iberdrola de España– mostraron alegría y agradecimiento con el ex gerente de la Coca Cola que se sentó en la silla presidencial con el voto ciudadano. Pero ahora impulsan un despojo mayor bajo el eufemismo de una “reforma estructural energética”. Lo quieren todo y lo quieren “hoy hoy hoy”.
1 John Saxe Fernández es Docente e Investigador de la UNAM. Es autor, entre otros de Petróleo y Estrategia (Siglo XXI, 1980; La Compra-Venta de México, (Plaza & Janés, 2002), Terror e Imperio (Random House, 2006).
2 Raúl Muñoz Leos, citado por Rafael Decelis Contreras, “Misivas sin Respuestas II”, Costa-Amic Editores, México 2004 p. 3
3 Aníbal Quijano,”América Latina en la economía mundial”, Problemas del Desarrollo, Vol. XXIV, N.95, México, Octubre-diciembre 1993; “Coloniality of power and its institutions”, University of New York at Binghamton, Nueva York, April, 1999 (mimeo).
4 Uso el termino de “neoporfiriato” en lugar de “neoliberalismo”, para centrar la atención en la dimensión librecambista, del laissez-faire decimonónico que en gran medida se reproduce actualmente. Se considera también que los liberales decimonónicos tenían más sentido de la patria y además propiciaban la separación de la Iglesia y el Estado y la educación pública laica, en contraste con el actual liderato.
5 El cálculo se basa en metodología elaborada por Seymour Melman del Departamento de Diseño Industrial de Columbia Univeristy –Nueva York. S. Melman, Profits Without Production, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1987.
6 Me he referido extensamente a este asunto en John Saxe-Fernández, “After the Cold War. New Strategies in Latin American-United States Relations”, International Journal of politics culture and society, Vol.8, N.2, Winter 1994, New York, p 232 y ss.
7 John Saxe-Fernández, “La Presidencia Imperial en México”, Nueva Sociedad, N. 188, Caracas, 2003; John Saxe-Fernández, “Irak & Gewaltgeschäfte”, Das Argument N. 263, Berlín, 2005, pp 108-116. John Saxe-Fernández, “Presidencia Imperial y Capital Monopolista”, Mundo Siglo XXI, N. 4 Primavera de 2006, México Instituto Politécnico Nacional, pp 13-19.
8 Es una noción que contrasta con el manejo ideológico y sesgado que dan Negri y Hart al término. Para una aclaración consultar Lloyd Gardner and Marilyn B. Young, et al, The New American Empire, New York, London, The New Press, 2005 p xii-xiii.
9 Algo similar trató de hacer Washington con Pdvsa, la empresa petrolera venezolana. No obstante, los venezolanos lograron adquirir empresas distribuidoras de gasolinas y otros derivados del petróleo en EU, manteniendo esquemas de refinación. En contraste, PEMEX fue sometida a restricciones severas por lo que se refiere a la inversión en el mantenimiento y ampliación de la planta refinadora.
10 Sobre este diseño imperialista consultar John Saxe-Fernández, Petróleo y estrategia, México, Siglo XXI,1980.
11 Sección del texto oficial de ASPAN, citada por José Carreño, Atan seguridad y mejora económica a proyecto regional, El Universal, 27 de junio de 2005, p. A18.
12 J. Saxe-Fernández, “La seguridad internacional: consecuencias para el NAFTA”, Excélsior, 31 de mayo de 1994, p. 7 A.
13 El Financiero, 24 de mayo de 1994, p. 54.
14 La visión de estrecho economicismo fue popularizada por medio de una masiva campaña de convencimiento desplegada durante el régimen de Salinas, por personajes como Serra Puche desde una Secretaría de Comercio que parecía un apéndice vergonzante y vergonzoso del Departamento de Comercio de EU.
15 Carreño, op. cit.
16 Scandinavian Oil and Gas Journal.
17 Citado por Israel Rodríguez, Carece Pemex de marco legal para hacer alianzas con otras petroleras, LaJornada, 8 de febrero de 2005.
18 Id.
19 En La compra-venta de México, op. cit.
* Cartones de El Fisgón: La reforma energética y Shell deborando a PEMEX
No hay comentarios.:
Publicar un comentario