viernes, 31 de agosto de 2018

               Trump: Ecocida y Democida (I)

John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 30 de Agosto de 2018

Las encuestas en Estados Unidos muestran que pese al flujo de dinero para la maquinaria social negacionista del cambio climático y de los tenaces ataques a ciencia y científicos que estudian este fenómeno, crece el público que lo experimenta como una realidad. No es asunto de poca monta. El negacionismo es un vasto entramado socio-político elaborado por los intereses de los combustibles fósiles, de la máquina de combustión interna, de la automovilística, aviación y navegación, que se sienten afectados por cualquier regulación y freno de los gases de efecto invernadero (GEI).
Los GEI calientan al planeta a un ritmo creciente e inquietante. Como advierte la Asociación para el Avance de la Ciencia (AAAS) son gases que empujan las temperaturas globales más allá de ciertos umbrales que podrían desencadenar cambios abruptos, impredecibles y potencialmente irreversibles que tienen impactos masivamente perjudiciales y de gran escala.
Por lo que conviene a todo mundo, en especial a los encargados de asuntos de Estado, prestar atención a los acontecimientos climáticos del verano de 2018. En Europa las temperaturas no se habían registrado a niveles tan altos en poco más de 40 años. En su transmisión televisiva para América Latina de los días 22 y 23 de agosto, la Deutche Welle, de tan poca objetividad al informar sobre actos en los países progresistas de la región, advirtió que esas altas temperaturas (textual) “… además de acelerar potencialmente el fin del mundo, las sequías y los incendios cada vez más frecuentes amenazan la subsistencia de decenas de miles de agricultores en Europa” (Ibid). Esta vez DW lució por su adherencia a los hechos.
Se sabe quela sequía se extiende por todas las regiones del norte de Europa. Incluso en el norte del círculo polar Ártico las temperaturas superaron por momentos los 30 grados centígrados. Los campesinos escandinavos prevén las peores cosechas de los pasados 25 años. Los gobierno de Letonia y Lituania declararon el estado de emergencia. Los campesinos polacos y checos ven cómo se secan sus cultivos y estiman que los daños serán a largo plazo.Luego, de manera muy significativa el texto consignó que los expertos afirman que el CCA es parte integral de la intensificación de la sequía y esperan daños en todo el planeta. Un científico informó que todos nuestros modelos climáticos apuntan a que el impacto negativo del CCA en la agricultura será mucho más severo en el sudeste asiático y África que en Europa. Es decir se sentirán mucho más sus efectos en los lugares donde ya hay pobreza y eso es algo que es necesario tener muy presente(Ibidem).
Esto expresa al público latinoamericano lo que está en los registros de la ciencia natural y social del mundo: que el clima ya empieza a tener impactos de desestabilización social a escala planetaria. Se trata de oleadas de hambre y de migración por los efectos del calor sobre las cosechas. Este éxodo de población que potencialmente puede extenderse a decenas o cientos de millones de personas, no sólo por el bombardeo sistemático de Estados Unidos a sus ciudades, como en el norte de África (Libia) o el Medio Oriente (Afganistán, Irak, Siria y ahora con la mira en Irán), sino también por la aceleración en el calentamiento climático que acarrea la actual posposición a toda regulación vinculante a escala doméstica e internacional de los GEI.
Las oleadas de calor impactarán al Ártico, la Antártida y los glaciares lo que acelerará el aumento de los niveles oceánicos y llegará a su fin la estabilidad en las líneas marítimas, un fundamento, recuerda James Hansen, de la civilización. Sobre el agua, mejor tomar muy en serio el dato ofrecido por la DW: África, por ejemplo, ha sufrido una sequía extrema este año. Ciudad del Cabo fue la primera en el mundo en racionar en forma estricta el abasto de agua a toda su población.Esa sinceridad con la audiencia latinoamericana contrasta con la desfachatez machista que caracteriza a los informes sobre el estado del tiempo de la televisión local/nacional. Mientras aquí se explica que los calores son por la canícula, desde Alemania la DW nos informa que a los ganaderos en Australia se les acabó el agua para su ganado y que en América del Norte la sequía provocó grandes incendios forestales a lo largo de la costa Oeste. De California a la Columbia Británica se calcinaron millones de hectáreas de bosque y el humo hizo temer por la salud de la gente (Ibidem).
Desde la presidencia estadunidense se articula un negacionismo climático que, con la regresión de Trump a la regulación de emisiones de automóviles y al uso de carbón en la generación eléctrica, entre muchas decisiones, el magnate lanza a su población y a la del mundo a un abismo climático catastrófico. Comete un democidio que supera al mayor crimen de lesa humanidad previsto en el Derecho Penal Internacional.
Publicación original en La Jornada:
jsaxef.blogspot.com
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jueves, 16 de agosto de 2018

Horizontes y retos (III)
John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 16 de agosto de 2018.
E
l masivo y vasto despliegue electoral y territorial de la población mexicana durante los comicios, articulado por Andrés Manuel López Obrador como un movimiento civil pacífico hacia la cuarta transformación (CT), es de trascendencia histórica nacional y regional. Podría ser mundial. Eso depende de la capacidad de articulación del nuevo gobierno-en-funciones, en la construcción social alternativa, de cara a los grandes desafíos existenciales del siglo XXI, lo que lleva consigo la inclusión de los límites planetarios a la acumulación capitalista en toda inversión pública, de forma especial, en torno a la necesaria desfosilización del transporte público de pasajeros, carga y de la generación eléctrica.
Ya algunos de los planteamientos de la CT contienen nombramientos y elementos que podrían desactivar la práctica de la superexplotación de la fuerza de trabajo, la ruina del medio ambiente y del aparato productivo.
El fondomonetarismo o fondismose apoya en el terror de Estado y en una apabullante propaganda, en bocanadas de alta inhumanidad y de la toxicidad de mineras y del fracking, sobre una población con niñas, niños y ancianos, enfermos o en las calles para pedir limosna o limpiando parabrisas. La violencia y el terror todavía no se van y se detecta, en Sonora y Puebla, de-sacato en ciernes para acotar a Morena, aunque la avalancha electoral les dice: ¡váyanse!
En precio y acceso a alimentos, tan centrales como la tortilla, y servicios, entre ellos la energía y el transporte, el diagnóstico y la propuesta del próximo gobierno iría en dirección de la CT. ¿Garantizará su oferta a la población sin recurrir a métodos que agreden su salud y futuro bienestar ante el colapso climático antropogénico (CCA) en curso, es decir, sin transgénicos y alta dependencia en el motor de combustión interna en transporte, ni electricidad a base de combustibles fósiles? ¿Cuál es la prioridad presupuestal en energías limpias, sol, viento y geotermia?
Aprovechar los fenómenos térmicos que ocurren en el interior de la corteza terrestre no es algo nuevo en México, que es sexto lugar mundial en generación eléctrica geotérmica.
Alrededor de 20 por ciento de la electricidad en el país proviene ya de energías limpias, de las que tres cuartas partes las genera la Comisión Federal de Electricidad. ¿Se recuperará sobre el timón energético, ferrocarrilero, educativo y agrícola la mano del interés público nacional?
La CT debe llevar alimento clave a las familias sin las barreras en precio, distribución y abastecimiento determinadas por intereses oligopólicos de dentro y fuera. Desde la tortilla hasta el CCA y la electrificación del sistema de transporte, todo es central para la CT.
A partir de 1982 las consultoras de Estados Unidos, sugeridas por el Banco Mundial para guiar inversión y deuda públicas, operan como verdaderos sicarios económicos, facilitadores de la ofensiva del alto capital hacia la fuerza de trabajo, los bienes y los recursos naturales. La concentración de riqueza y la desigualdad son históricas. El saqueo, magno, también va por ríos, bosques y lagos ¡hasta por las tortillas!, alimento de una nación que optó, desde el poder de las urnas, acabar con el expolio.
La CT va a favor de las familias más necesitadas. ¿Por qué? Por la brutal agresión fondista. Según el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, “el primero de enero de 1982 se podían comprar 50 kilos 910 gramos (de tortilla) con el salario mínimo… A la fecha (2016), con la inflación y el alza del dólar, se pueden adquirir cinco kilos 820 gramos con una remuneración diaria de 73.04 pesos, según datos de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos y un costo ponderado por kilogramo de tortilla de 12.54 pesos”.
Aunque hay quienes en puestos clave no perciben el deterioro acelerado del clima mundial y sus efectos en México como parte integral de su ecuación para diseñar la inversión pública, el hecho es que el CCA ya incide en las cosechas mundiales de maíz, trigo, arroz, vegetales y legumbres, con graves alzas potenciales de los precios con afectación seria sobre el bienestar de la población más vulnerable y pobre del mundo. De ahí el acierto y urgencia de fortalecer al campo con una agricultura que no caliente al mundo.
Estudios del Instituto de la Tierra de la Universidad Columbia ofrecen proyecciones a 2050. Calculan un aumento de 3.4 mil millones de personas con una demanda en alimentos de los países pobres de entre 59 y 98 por ciento. Advierten que una agricultura con producción a esos niveles no sería factible sin regulación y freno drástico a las emisiones al alza de gases de efecto invernadero (GEI).
Según un estudio recién publicado por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, en zonas del planeta habría olas de calor letales a la ocupación humana, climas extremos, sequías, deshielo de polos y glaciares con aumentos de los niveles oceánicos. Son amenazas a la fauna y flora global, la humanidad incluida.
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jueves, 2 de agosto de 2018

Horizontes y retos (II)
John Saxe-Fernández, La Jornada a Jueves 2 de Agosto de 2018.
¿Q
ué duda hay de que entre los retos más agudos e históricos que enfrentará el próximo gobierno está el poder alejarse, en los hechos, del recetario fondomonetarista asentado en la monumental deuda pública y su gravoso servicio que padecemos desde 1982, cuando estalló la crisis deudora, seguida años después de incalificables rescates? Por precisión conceptual e institucional digo fondomonetarista y no neoliberal. Es cierto que, como muestra la ciencia social, el aparato financiero internacional alienta alta concentración de la riqueza y receta un infierno a la población. Como ayuda de memoria, consultar Neoliberalismo: breve historia del infierno, de Eric Toussaint eldiiplo.org.
El aparato financiero alienta ese endeudamiento para la manufactura de poder imperial sobre las naciones. Lo hace vía un recetario de desregulación, apertura comercial y a la IED, privatización, austeridad antipopular y desnacionalización que, en el caso de México, debe analizarse en el contexto de la historia geográfica de América del Norte. Se trata de un recetario que alienta el saqueo de la economía, desde dentro y fuera. Ese infierno es paraíso que agrega miles de millones de dólares a los de la lista dorada de Forbes. El recetario cobra fuerza porque se ata a las líneas de crédito del FMI, al tratarse de mecanismos financieros de extracción de riqueza de lo público a lo privado tipo asociaciones público-privadas, fomentadas por el Banco Mundial (BM). Así se ilustra en José María Calderón y Alfonso Vadillo, coordinadores, Capitalismo financiero, instituciones y tendencias en curso, FCPyS/UNAM, 2017.
Desde los años ochenta del siglo pasado se detectan graves anomalías en la conducción de la política económica que se acentuaron y requieren explicación de los responsables. Sería torpe asumir que además de los mandatarios en turno, las responsabilidades por aplicar recetarios abiertamente destructivos del aparato productivo, del mercado interno, que desarticulan y colocan a remate, a precio vil las paraestatales estratégicas: ferrocarriles, astilleros, telefonía, electricidad, reserva mineral, de los combustibles fósiles, recaen sólo en las secretarías de Hacienda, Economía o del Banco de México de los últimos 36 años. Esas instancias más parecen sucursales del FMI en lo macroeconómico y por rama del BM y BID, que entes de una nación soberana, no operados por presidentes o secretarios de Estado, sino por country managers dedicados con ahínco a gestionar la condicionalidad acreedora del ajuste estructural. Y es que, siguiendo a Joseph Stiglitz, ex primer economista del BM, entre más endeudamiento, mayor la comisión legal depositada no sólo en la banca suiza.
No es asunto menor. La próxima administración hereda la friolera de 10.88 Billones de pesos, con B mayúscula porque son millones de millones (trillones en EU) de pesos. En los primeros cinco años de EPN la deuda total del sector público pasó de 40 por ciento del PIB a 46.1 por ciento del PIB, un crecimiento que se acompañó del desplome de la inversión pública productiva. ¿Dónde está el billón de dólares, del 2000 a la fecha, por los altos precios del petróleo (Fox-Calderón) y el endeudamiento prianista?
El fondomonetarismo alentó el abandono del campo, lanzó a millones a las calles y a EU; impulsó la desatención de las refinerías y la desarticulación de Pemex. La deuda y sus rescates desplazaron hacia las trasnacionales y privados de acá y allá el timón energético y alimentario. Eso, junto a la brutal ofensiva contra el campesinado nos hace importadores de gasolinas y alimentos: grave vulnerabilidad advertida en materia energética y desde hace años por el senador Manuel Bartlett en estudios publicados con analistas de reconocido calibre, como Rosío Vargas Suárez, del Centro de América del Norte, UNAM (ver, Reforma energética: el poder duro y consensuado para imponerla, Senado 2016), y ponente en seminarios sobre el sector petroeléctrico del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de la UNAM. Sus aportes, dato en mano, se distinguen por la precisión conceptual, legal y documental.
El acelerado colapso climático antropogénico (CCA), una amenaza a la vida planetaria, ya incide en el abastecimiento mundial de alimentos. La persistencia letal del patrón fósil, sea para la generación eléctrica o el transporte, es reversible dada la amplia dotación solar de México, un país en que la electrificación de la movilidad ferroviaria de pasajeros y carga, urbana, interurbana e internacional de alta velocidad, es esencial. En medio del CCA, es vital recuperar el timón energético y alimentario. El camino no es en función de intereses tipo Shell o Monsanto et al (ver Silvia Ribeiro, La Jornada 21/7/18). Los tiempos están encima. Ante el CCA, urgen amplios apoyos al campo: sus efectos sobre las cosechas mundiales de maíz, arroz, verduras y legumbres empiezan a sentirse.
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