jueves, 28 de junio de 2012

Empoderando monopolios
John Saxe-Fernández, La Jornada, Jueves 28 de Junio de 2012.
Es un hecho que la pesadilla orwelliana acentuó su sombra tiránica sobre México por el contubernio del duopolio televisivo para imponer a Peña Nieto, una movida repleta de engaños y manipuleos de noticieros, programas de opinión o de humor, en realidad costosos infomerciales que se presentan con tonos de objetividad periodística o de sano entretenimiento, para desde ahí, día y noche, por seis años, torpedear a AMLO y garantizar la continuidad del régimen de despojo, corrupción, represión y entreguismo prianista.
La marrullería, develada por Jenaro Villamil desde Proceso y luego por The Guardian y confirmada por cables diplomáticos de Estados Unidos, difundidos por Wikileaks, llevó cientos de millones de pesos a insaciables bolsillos.
Hoy, poco antes de las elecciones, y gracias a la movilización del YoSoy132, el juego sucio concita un desprecio y rechazo que cubre todo el espectro ideológico.
Pero persisten el manoseo y estafa informativa que han envilecido Los Pinos, en especial desde que Fox llegó a la Presidencia. Es un ex gerente de Coca-Cola de lealtades frágiles, cuya casa matriz pasó sin dificultad a la Casa Blanca. Convencido de que ya el petróleo no es estratégico, favoreció a entes extranjeros y sus socios locales, con el boleto de llevar al codiciado y vital sector energético de México, como aspira el Banco Mundial, a un punto de venta.
El atroz régimen de usurpación electoral que ayudó a entronizar, con respaldo policial/militar y de inteligencia de Estados Unidos, desangra a México sembrando una gobernanza para el 1 por ciento fundada en el terror de Estado.
Como ocurre desde los años 1980, su sucesor, hasta el fin de su sexenio, insiste en empoderar a grandes emporios, Exxon-Móbil, Repsol, Chevron, Halliburton, Monsanto, Schlumberger, etcétera, ahora bajo cubierta del Acuerdo Trans-Pacífico –AT– (TPP, por sus siglas en inglés) que agrede a 99 por ciento de la sociedad civil, dentro y fuera del imperio y pone en entredicho la jurisdicción nacional para regular y reglamentar esos grandes monopolios. Durante la reunión del G-20 en Los Cabos, luego de una entrevista con Obama, Calderón presentó como gran noticia el ingreso de México a las negociaciones del AT y Ron Kirk, encargado de las negociaciones comerciales de Estados Unidos, dijo que la Casa Blanca estaba complacida de invitar a México, aunque ya el proceso lleva más de dos años y se realizó a espaldas de la opinión pública de Estados Unidos y del Congreso, en el más estricto secreto. Además de Estados Unidos incluye Australia, Nueva Zelandia, Perú, Chile, Singapur, Malasia, Vietnam y Brunei.
Kirk dijo a Reuters que Estados Unidos desearía incorporar a China. Por una fuga de seguridad divulgada por Public Citizen, ahora se sabe que bajo la mampara del libre comercio y de las reformas estructurales, los grandes monopolios ambicionan el desmantelamiento y absorción de las grandes empresas públicas, incluidas las más poderosas de China, así como invalidar toda regulación de los monopolios industriales, energéticos, biotecnológicos, agrícolas y bancario/financieros extranjeros. Eso incluye anular el control sobre la emisión de gases con efecto invernadero, extender la vigencia de las patentes farmacéuticas, dejar sin fuerza la defensa medioambiental terrestre, atmosférica y oceánica, desactivar la promoción de la salud y contra la pobreza, etcétera. De la documentación hasta hace poco ultrasecreta (tinyurl.com/ tppinvestment), se comprueba que aunque al AT se le llame acuerdo comercial es un TLCAN reloaded: desactiva la autoridad de los estados para regular las firmas extranjeras en su jurisdicción; ofrece incentivos para reclutar una fuerza laboral sometida a las reformas estructurales (precarización, contención salarial, liberación de precios, supresión de contratos colectivos, etcétera) e impulsa un instrumento internacional extrajudicial, un sistema legal de dos vías, dicen Lori Wallach y Todd Tucker (ibid.) que expande los privilegios otorgados por el TLCAN y concede a las firmas facultades para hacer a un lado leyes y cortes nacionales (incluidas las de Estados Unidos) y demandar compensaciones ante leyes de salud, medio ambiente, sustancias tóxicas, etcétera, que atenten contra las prerrogativas –y ganancias– conferidas por el AT.
Es un sistema, un tribunal a modo integrado por abogados de los monopolios –que fungen como jueces o defensores, según convenga– que, insisto, corroe la jurisdicción que rige el comportamiento de las empresas nacionales en cada país del AT.
Eso y mucho más, se divulgó cuando Calderón nos ingresaba al AT y decía que los líderes del G-20, hemos acordado (sic) evitar toda medida proteccionista durante los próximos dos años. No se refería al proteccionismo agrícola, industrial y en alta tecnología de Estados Unidos y Europa, ni a despojos de tierra avalados por el AT, sino a la defensa nacional de sectores estratégicos como la que aplican Brasil y Argentina en petróleo y electricidad.

jueves, 14 de junio de 2012

II debate: definiciones cruciales
John Saxe-Fernández, La Jornada Jueves 14 de Junio de 2012.
 
Ninguno de los temas abordados en el segundo debate por la Presidencia de México pudo desahogarse en los tiempos asignados, ni esa fue la intención. Menos uno tan complejo como el de las relaciones exteriores y sus vínculos con la dinámica interna. Aunque menos acartonado, el diseño fue manejado con precisión profesional por Javier Solórzano y puso a prueba la capacidad de síntesis de los aspirantes. Se privilegiaron imagen y lenguage corporal, para enviar telegramas de no más de 2 y medio minutos, con los dos punteros, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Enrique Peña Nieto (EPN) cuidando sus posiciones, el primero creciendo y el segundo desgranándose ante el efecto desmitificador y multiplicador del Soy132, cuyo acierto al rechazar al autoritarismo priísta y al duopolio televisivo recibe creciente endoso nacional y el respaldo implícito del exterior, como el del rotativo londinense The Guardian.
Aunque hasta hoy se conocerán los resultados de otras encuestas, en una de ellas apareció AMLO conectándose de manera más efectiva con los televidentes mientras EPN, libre de toda referencia a su escandaloso contubernio político-electoral de seis años con Televisa, envió sin sobresalto su mensaje repleto de guiños a Estados Unidos en torno a dar continuidad a la política económica y de seguridad del atroz régimen que agoniza.
Aunque varían las interpretaciones del silencio de AMLO en torno a un tema tan central como las tretas sucias de EPN-Televisa en su contra, documentadas por el diario británico, cuya veracidad luego reforzó con cables de Wikileaks, fue clara su intención de aprovechar cada segundo para esbozar asuntos tan complejos y delicados como las conexiones entre la política económico-social, el fenómeno de la violencia y su impacto en las relaciones exteriores y de seguridad con el mundo, América Latina y de manera especial, con Estados Unidos. Se pronunció por la colaboración en materia de empleo, migración, bienestar sobre la de orden militar. Consciente de la enorme audiencia televisiva puesta a disposición de los candidatos, no por concesión graciosa del duopolio televisivo, sino por la enorme movilización de miles de jóvenes que han tomado las calles y las plazas de la nación con una exigencia democratizadora irrebatible de medios y sociedad, fue el único candidato que tuvo el acierto de poner las cartas sobre la mesa presentando al gabinete que le acompaña, compuesto por hombres y mujeres de alto calibre humano, ético-profesional y reconocida capacidad: de Poniatowska y De la Fuente, a Druker Colín: consolidó así la confianza sobre la conducción de la educación y la cultura, las relaciones exteriores, el desarrollo social, las comunicaciones y transportes; la ciencia y tecnología, etcétera.
Además de los retos para la reconstrucción nacional por los graves daños humanos y distorsiones a la economía luego de tres décadas de acatar la condicionalidad atada a todas las líneas de crédito del exterior, será necesario identificar y vencer los amarres y encadenamientos afanosamente elaborados para dar continuidad a los horrores de la guerra irregular que desangra a México y a lineamientos económicos y de política exterior, como el alud de empréstitos y compromisos con la banca internacional o el contratismo desenfrenado y anti-nacional en Pemex y Comisión Federal de Electricidad bajo un esquema foxista-calderonista diseñado por la extinta y corrupta Enron.
Se requiere detener la entrega de la vasta reserva minera a firmas extranjeras, por despojo, destrucción y contaminación ambiental, en medio de procesos de criminalización/paramilitarización, gestándose lo que en Colombia se conoce como minería criminal. Así la calificó un jefe de policía de Bogotá, al describir cómo entes criminales se interesan en el sector porque ya el precio del gramo de oro superó el de la cocaína.
La integración profunda que Estados Unidos auspicia en América del Norte e insiste en proyectar de polo a polo, pese al rechazo latinoamericano al ALCA y a la debacle del TIAR, por darle la espalda a Argentina en Las Malvinas, es otro rubro en que se pretende dejar alineado al próximo gobierno, bajo las pautas y requerimientos económicos y militares de Estados Unidos hacia el hemisferio y el Pacífico.
La Alianza del Pacífico, oficialmente descrita como una iniciativa de integración profunda para potenciar el comercio con la región Asia Pacífico, coloca a Estados Unidos como articulador supremo de la relación estratégica de Chile, Perú, Colombia y México con esa región. Si desde China se percibe una inusitada agresividad aero-naval de Estados Unidos, desde Brasilia a esa Alianza se la califica como un atajo hacia el ALCA, inducido desde TLC con cada integrante de la Alianza, ahora con un bilateralismo intensivo que incluye la intromisión profunda de Estados Unidos en materia militar y de seguridad interna por la vía del Plan Colombia y la Iniciativa Mérida.