jueves, 19 de mayo de 2011

¿Peor que Chernobil?
John Saxe-Fernández, La Jornada, Jueves 19 de Mayo de 2011.
No sabemos si la resistencia de los poderosos cabildos del petróleo, gas, automotriz (máquina de combustión interna) y nucleoelectricidad al cambio de paradigma a favor de energías renovables profundizará el trauma vivido en lo que va del siglo XXI: guerras de agresión en Afganistán, Irak, Libia, etcétera; uso genocida de uranio degradado contra la población de Faluya y Bagdad, con altas tasas de cáncer y de recién nacidos deformes (sin cerebro, con un ojo, sin brazos...); el acoso mediático y político-militar contra Irán y Venezuela, etcétera.

Todo por el control de los hidrocarburos de Medio Oriente, América Latina y África, agregándose el desastre en la central atómica de Fukushima, Japón, el 11 de marzo, parte de un rosario de incidentes y accidentes mayores: Three Mile Island (1979) y Chernobil(1986).

Como las autoridades japonesas, luego de dilaciones y manipulaciones mediáticas, por fin equipararon el desastre de Fukushima con el de Chernobil, un cataclismo categoría 7, el peor registrado hasta el momento, cabe recordar que la doctora Helen Caldicott, el pasado 18 de marzo, en conferencia de prensa en Montreal, presentó un informe de la Academia de Ciencias de Nueva York (www.nyas.org) sobre Chernobil, en el que se calcula que cerca de un millón de personas ya han muerto como resultado de esa hecatombe, refutando información divulgada por la OMS y la Agencia Internacional de Energía Atómica, que Caldicott calificó de uno de los más monstruosos encubrimientos en la historia de la medicina (p.1). Después de comentar en referencia a Fukushima que jamás se imaginó que tantos reactores pudieran estar en riesgo de fundirse al mismo tiempo y de recordar que tres ingenieros de General Electric que participaron en el diseño de los reactores Mark I, habían renunciado y denunciado a la empresa por ser peligrosos, advirtió al público que lo ocurrido en Japón es de órdenes de magnitud muchas veces peor que Chernobil.

Evaluaciones posteriores parecen confirmar esa diagnosis: el 12 de mayo los registros oficiales indicaban, por ejemplo, que uno de los reactores afectados había sido dañado más severamente de lo que originalmente se pensó: un obstáculo serio a los esfuerzos por estabilizar la fuga de radiación del complejo. Además, según informó M. Yamaguchi, de Ap, nuevos hallazgos muestran que el nivel del agua en el nucleo del reactor 1 es mucho más bajo de lo que se había pensado, con mayor fuga de agua radiactiva, impidiendo los esfuerzos por el control de la planta. Aunque los oficiales dicen que es improbale que porciones del combustible lleguen a niveles peligrosos de calentamiento o que pudiesen penetrar por la base de concreto, reconocen que el nivel de daño puede complicar la intención delineada en abril, de realizar en nueve meses un cierre en frío de la planta.

El físico Paul Padley concuerda, pero observa que el gobierno y la operadora de la central consistentemente parecen subestimar la gravedad de la situación. Quizá por ello el primer ministro Naoto Kan anunció que cancelaría la construcción de 14 nuevos reactores lo que, en criterio de voceros de Greenpeace/Japón, de concretarse y ser más que retórica, colocaría la política energética de Japón en la ruta de tecnologías limpias y renovables, por lo que, en lugar de esperar al desastre, todos los gobiernos deben seguir este rumbo, decisión que, debido al desastre nipón, Hugo Chávez tomó semanas antes que Kan.

En Alemania, Ángela Merkel vetó la opción nuclear porque, pese a todas las medidas de seguridad, en Fukushima ocurrió un encadenamiento de eventos no contemplados y aunque en su país no hay terremotos o tsunamis, podría ser víctima de eventos imprevistos, lo que en México no se contempla: el proyecto, agregar ¡seis reactores! a los dos existentes. ¡Tod@s tranquil@s!: la CFE afirma, con Estados Unidos, China, India, etcétera, que la opción nuclear es segura y limpia. Sí, como en Three Mile Island, Chernobil y Fukushima.

jueves, 5 de mayo de 2011

Irak: complicidades
John Saxe-Fernández, La Jornada, a jueves 5 de mayo de 2011.
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eploro la complicidad británica en la guerra de agresión desatada por Estados Unidos contra Afganistán en 2001 y luego contra Irak en marzo 2003, por los todavía no aclarados ataques del 11/09(patriotsquestion911.com): es el crimen mayor en el derecho internacional basado en los juicios de Nuremberg. La invasión/ocupación militar se hizo bajo la cubierta de la guerra anti-terrorista, pero con el petróleo iraquí en la mira. Abruman el terror y las cifras, semejantes a las peores hazañas nazis o a las de Nixon-Kissinger: un millón 455 mil 769 bajas iraquíes; 4 mil 769 soldados estadunidenses y 2 mil 437 de otras naciones, ingleses incluidos, sacrificados por la avaricia. El genocidio contra la población afgana e iraquí, ahogado en un mar de impunidad y corrupción, es una bofetada a la humanidad por mano de Bush/Cheney et.al, con endoso vil de Tony Blair.

La reseña ofrecida por Paul O’Neill, ex-secretario del Tesoro de Bush, sobre cómo desde enero de 2001 el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, y su segundo, Paul Wolfowitz, presentaron al Consejo de Seguridad Nacional los planes de guerra contra Irak mostrando los campos petroleros gigantes, las áreas de exploración y las empresas que podrían estar interesadas en participar en el reparto de tan precioso bien (R. Suskind, El precio de la lealtad, 2004) contrasta con los cínicos embustes de Rumsfeld. Cuando Steve Crof de 60 minutos le preguntó en diciembre 2002sobre los que piensan que la invasión a Irak es por el petróleo replicó:tonterías. No es el caso... (son) mitos que flotan por ahí. Me agrada que lo pregunte... literalmente, nada que ver con el petróleo.

Repetida por la alta política y academia de Estados Unidos y Londres esa coartada recibió otro mentís: el 19 de abril, Paul Bignell (Independent.co.uk)informó que más de mil minutas secretas de reuniones entre ministros del gabinete de Blair con la cúpula de British Petroleum (BP), Shell y la entonces British Gas (BG), fueron obtenidas por el investigador Greg Muttitt. Se revela que desde 2002, antes de que Londres asumiera un papel clave en la invasión con el pretexto de las armas de destrucción masiva, miembros del gabinete de Blair ventilaron con esas empresas proyectos para explotar la magna reserva de Irak.

Mientras Blair, como Rumsfeld, aseguraba en público que la idea de que se invadió por el petróleo de Irak es absurda, es una de las teorías de conspiración más absurdas que uno pueda imaginar, y BP negaba tenerinterés estratégico alguno en Irak (su CEO insistía una semana antes de la agresión que ni él ni BP opinan que sea una guerra por el petróleo), la Foreign Office (FO) invitaba a BP a discutir “las oportunidades en el Irak post regime change”. BP quería evitar que Bush mantuviera los tratos de Saddam con la francesa TotalFinaElf y aseguraba, en privado, su disposición a tomar grandes riesgos con tal de obtener una tajada de las reservas de Irak, las segundas de mayor importancia en el mundo. A la sombra del peak oil y de la codicia, la FO abrazaba el casus belli de Estados Unidos y decía, en secreto, queInglaterra tiene un interés absolutamente vital en el petróleo de Irak.

La ministra de Comercio de Blair dijo a BP que “el gobierno piensa que las petroleras británicas deben recibir su parte de las enormes reservas de petróleo y gas de Irak, a cambio del pacto militar de Tony Blair con los planes de EU por un regime change -en Irak”, y ofreció cabildear ante la Casa Blanca, ya que el gigante petrolero temía ser marginado de los negocios que Washington urdía en secreto con gobiernos y firmas de Estados Unidos, Francia y Rusia.

Coda: con el peak oil en curso y dada la vasta dotación de petróleo y gas de América Latina, estas revelaciones resaltan la grave e inminente amenaza para nuestros pueblos, del desborde del estado de excepción y de seguridad nacional de Estados Unidos, de norte a sur, en toda la región, bajo la militarización de la guerra al narco, el terrorismo o el crimen organizado.