domingo, 23 de noviembre de 2008

El interregno
John Saxe-Fernández La Jornada, Jueves 20 de Noviembre del 2008




Mientras el 4 de noviembre se realizaban los comicios en Estados Unidos, el New York Times advirtió al electorado sobre los graves riesgos que entrañan los 77 días que faltan para el comienzo del nuevo gobierno, en manos de Bush, Cheney y compañía. La admonición, vertida en un insólito editorial institucional –“Tan poco tiempo, tanto daño” (p. A/34)– denuncia medidas que, como “bola de demolición”, son lanzadas en lo que resta a ese lamentable régimen que padece el mundo, en particular las familias de más de 1.2 millones de muertos iraquíes, una ocupación y carnicería que Bush desea prolongar tres años más. La camarilla de los grandes monopolios en la Casa Blanca busca ropajes jurídico-temporales para tapar sus crímenes de guerra e intenta cerrar espacios y colocar candados.

La letanía de desgracias que Bush intenta legar a su sucesor mencionadas por el NYT, en modo alguno exhaustiva, incluye cambios en reglas y otras medidas que se agregan a un cúmulo de leyes, violaciones constitucionales y de derecho penal internacional como la Ley Patriota; la abrogación de la ley Posse Comitatus de 1878, que prohíbe al Ejecutivo el uso de las fuerzas armadas en territorio nacional; la nueva Ley Marcial, que otorga poderes al Ejecutivo, como el uso de la Guardia Nacional sin autorización de gobernadores y legislaturas estatales; la suspensión del habeas corpus, todo ello –y mucho más– gestado bajo el arrastre del 11/9, aprovechado, además, para justificar la agresión y ocupación petromilitar de Irak y Afganistán.

Como en la Alemania nazi, también en Estados Unidos el funcionamiento del orden jurídico, a nivel nacional e internacional, se sustenta en el estado de excepción, confundiendo la excepción con la regla: “todavía no conocemos todas las formas en que el gobierno ha violado los derechos ciudadanos con la excusa de luchar contra el terrorismo”, dice el NYT al revelar que el fiscal Michael Mukasey lanzó nuevas reglas para permitir que agentes de la FBI utilicen temerarias técnicas violatorias de la privacidad para obtener información, “aun si no hay evidencia de fechoría”. Se avala el uso de espías “para infiltrar a grupos legales, dedicarse a la vigilancia física prolongada y mentir acerca de su identidad al realizar interrogatorios a los vecinos, familiares o compañeros de trabajo” de algún inocente “sospechoso”, así como el uso de éstas y otras técnicas de vigilancia en grupos identificados por su raza, etnia o religión.

En giro reciente, Bush se retractó y decidió no cerrar Guantánamo y además insiste en arrebatarle a los venezolanos soberanía y petróleo mediante un golpe contra Chávez, luego de las elecciones regionales que se realizarán en Venezuela el 23 de noviembre. El periodista José Rangel informa de las actividades de oficiales de Estados Unidos para entrenar “a personas de la oposición en tácticas subversivas”. Los operativos en Guantánamo y Venezuela son expresión del tumulto de “desechos innobles” que deja Bush a Obama en las cloacas de la burocracia de seguridad. Otro objetivo suyo: debilitar normas para limpiar aire, agua y proteger especies en riesgo de extinción, todo a favor de monopolios petroleros, mineros, del carbón y químico-farmacéuticos.

En septiembre se tomaron “pasos perturbadores” para restaurar la condonación de impuestos a bancos que incurrieron en grandes pérdidas por otorgar préstamos chatarra. Dice el NYT que JP Morgan Chase y otras firmas “planean usar el rescate para realizar fusiones y compras, transacciones muy beneficiadas por el nuevo subsidio impositivo”. El alcahueteo de los talibanes de las finanzas fue llevado al G-20 bajo el principio bushiano de, como dice Elmar Altvater, “sacar buenos dineros de la mierda chorreante”, un sueño de alquimistas medievales que trataron de convertir “materiales innobles en reluciente oro”.

En el interregno Bush, Paulson y Bernanke se esfuerzan por convertir el colapso económico en un desastre peor que la Gran Depresión.

sábado, 15 de noviembre de 2008

El lastre imperialista
John Saxe-Fernández La Jornada, Jueves 6 de noviembre del 2008


“Quiero comunicarles, es una decisión personal, a partir de hoy día se suspende de manera indefinida cualquier actividad de la DEA (Drug Enforcement Administration) estadunidense”. Este anuncio hecho en la localidad de Chimoré en el centro de Bolivia por Evo Morales, el primer presidente indígena de esa nación, ante decenas de cocaleros, jefes militares y policiales es crucial para Latinoamérica y para su frontera norte: México, un país pronto a quedar inmerso en una vorágine entreguista sobre su reserva petrolera y también de intervención policial, militar y de operativos mercenarios impulsados bajo la Iniciativa Mérida de Estados Unidos.
Mientras Morales se sacude del lastre colonial-imperial de Estados Unidos, Calderón impulsa, como nunca antes en la historia, una desleal capitulación de jurisdicción territorial a monopolios extranjeros y contratistas ávidos de explotar nuestra reserva de crudo.
El boliviano aseguró que la DEA alentó acciones opositoras destinadas a atentar contra las vidas del mandatario y de otras autoridades y acciones conspirativas apoyando y financiando a grupos de opositores que entre agosto y septiembre llevaron adelante un frustrado “golpe civil” para destituirlo.
Las evidencias son sólidas. Desde finales de septiembre Jorge Mansilla, embajador boliviano en México, presentó pruebas del operativo orquestado contra Morales desde el Consejo de Seguridad de Bush: entre ellas actos terroristas con cargas de dinamita en un hotel de la Paz; intentos de ingresar al país municiones en un operativo que involucró a intermediarios vinculados al coronel James Campbell, agregado militar de Estados Unidos; el uso de la empresa Casals & Associates, asentada en Santa Cruz de la Sierra, que “transfirió 13.3 millones de dólares a organizaciones opositoras”, registrándose poco después “un atentado dinamitero contra la residencia de médicos cubanos en Santa Cruz”; la transferencia de 120 millones de dólares de la AID y la inefable National Endowment for Democracy a favor de organismos dedicados a la desestabilización por medio de campañas de descrédito contra gobierno y movimiento indígena, paros y bloqueos “cívicos”, tiroteos, allanamientos y llamados para derrocar a Morales.
Al mando de Philip Goldberg, embajador de Estados Unidos, de larga experiencia en incentivar procesos de balcanización, el operativo además de decenas de muertes y heridos indígenas conllevó el sabotaje del flujo de gas a Brasil y Argentina. Sin dilación Morales lo declaró “persona non grata”.
Hace años que Phillip Agee y John Stockwell, ex miembros de la CIA, ofrecieron un caudal informativo sobre este tipo de criminalidad de Estado, parte de las herramientas de política exterior de Estados Unidos. Los archivos de seguridad nacional abiertos por la Ley de Libertad de Información siguen documentando toda la brutalidad de golpes de Estado, asesinatos, terrorismo y corrupción sin límite que las caracteriza.
En The Big White Lie (NY, Thunder’s Mouth Press 1993) el ex agente Mike Levine demostró la atmósfera de ilegalidad, fraude y desprecio a la opinión pública de la campaña antidroga. Además de FBI-CIA la DEA es instrumento de intervención-corrupción tipo Irán-Contras, con traficantes, criminales, narcos actuando como sus “assets” o fichas.
Cuando Morales anunció la “suspensión indefinida” de la DEA, Radio Francia, en abandono de toda objetividad periodística, acusó al presidente de provocar a Estados Unidos mientras Alain Touraine, con igual impudor, dijo a Carmen Aristegui de CNN, que era Chávez el que pretendía “apoderarse de Bolivia”. ¿Abandonará Estados Unidos su lastre imperialista? La cercanía de Otto Reich a McCain no deja duda sobre sus inclinaciones. ¿Y Obama? Cuando se le preguntó a Dan Restrepo, uno de sus principales asesores, sobre la posición del demócrata ante el narcotráfico y la colaboración con México respondió: “…el senador de Illinois cree que la Iniciativa Mérida es un paso importante, pero sólo un primer paso para arreglar el problema”.