Retozando en el Pérsico
John Saxe-Fernández
La Jornada, México
jueves 17 de enero de 2008
Las noticias no pueden ser más inquietantes: como en 1929, la crisis de la economía estadunidense y mundial se profundiza y los inversionistas, en busca de refugio, se vuelcan al oro y a la compra de acciones del sector bélico-industrial, receptor de grandes subsidios, ya que acapara 70 por ciento del presupuesto del Departamento de Defensa (DdD). Y mientras el proceso comicial en EU procede según lo establecido, la camarilla gobernante se aferra al poder al profundizar su belicismo: Bush se desplazó a Oriente Medio para promover una paz y estabilidad sui generis, auspicia la carrera armamentista mientras siembra cizaña al incitar a los árabes a “aislar” a Irán y genera más tensión diplomilitar: el 14 de enero la prensa informó que EU presentó queja diplomática formal porque, según el DdD, botes de alta velocidad de la Marina de la Guardia Revolucionaria de Irán habrían efectuado “maniobras agresivas” en el estratégico estrecho de Ormuz, “amenazando”, desde los altavoces de sus rápidas lanchas, con “hundir las naves de EU”. El incidente fue aprovechado por la Casa Blanca para incitar a una guerra contra Irán, tan ansiada por la dupla Bush-Cheney bajo el supuesto beneficio electoral para el Partido Republicano. Sin dilación, Washington presentó a Irán como un peligroso agresor. Stephen Hadley, asesor de seguridad nacional, dijo que el episodio “estuvo a punto de ocasionar un cruce de fuego” y Bush añadió que “si Irán atacaba barcos estadunidenses” habría “serias consecuencias”, reiterando su aserto de que esa nación es “una amenaza a la paz mundial”.
Pero de súbito la escenografía bélica se desplomó ante una atónita opinión pública cansada de las mentiras y fraudes informativos típicos de este lamentable gobierno antes durante y después del 11/9, otro suceso usado para hacerse de poderes de guerra, desmontar la Constitución y “justificar” la petroguerra y ocupación colonial de Irak. Información recabada por el New York Times y Gareth Porter revela que los archivos electrónicos con las presuntas amenazas iraníes fueron alterados sugiriendo además exageración y manipulación oficial de los eventos. En su edición del jueves el rotativo mencionó el escepticismo de ex oficiales navales sobre la “versión dramática” y las graves inconsistencias en las cintas usadas como evidencia. Poco después, según difundió la BBC, dos analistas del diario Navy Times de la Marina confirmaron que en el audio “no aparece el ruido de fondo que un equipo de transmisión de radio normalmente captaría en la superficie de una embarcación”.
Pero el encadenamiento de pifias no cesó: ahora la Marina investiga la posibilidad de que un bromista, conocido por los capitanes de barco que operan en la región con el apodo de Mono Filipino, haya interferido sus sistemas de comunicación durante el percance, lo que coloca a la Casa Blanca en una posición en extremo insostenible y al “comandante en jefe” en el ridículo.
El revés de Bush en Ormuz sería irrisorio, si no fuera porque están en juego incontables vidas, la paz y la economía mundiales, así como una colosal devastación. Es temerario retozar en el estrecho de Ormuz, considerado por décadas punto neurálgico de cualquier escenario de la “tercera guerra mundial”: como se advierte en JS-F Petróleo y estrategia (Siglo XXI, 1980) el problema central que impacta la agresividad de Washington en el Oriente Medio es el peligroso orden de probabilidad con que un conflicto militar ahí –dado el carácter vital del petróleo para el funcionamiento de la economía mundial– se podría agravar “escapando a todo control”. Esta línea de análisis, presente en estudios realizados en EU y Rusia, tiene como uno de sus escenarios centrales precisamente el estrecho de Ormuz, que conecta al golfo Pérsico con el Índico y es ruta del petróleo hacia los mercados del mundo.
En este contexto, resalto la diferencia esencial entre el despliegue por parte de la Casa Blanca de Johnson, de operaciones encubiertas en el golfo de Tonkin en agosto de1964, para lograr poderes de guerra y “justificar” la intensificación de la agresión contra Vietnam del Norte y los operativos navales que se detectan ahora en el estrecho de Ormuz: el primer operativo ocurrió en un entramado básicamente táctico y regional en su impacto militar directo. El segundo, que impulsa Bush, se da en un medio global afectado por variables independientes y estratégicas: como señala Michael T. Klare en Blood and Oil (Penguin, 2004) por el estrecho de Ormuz transitan al mercado internacional más de 14 millones de barriles de petróleo diarios, siendo por eso un punto nodal en las operaciones de monitoreo del Comando Central a cargo de las operaciones del DdD en el Oriente Medio. El general Tommy Franks, encargado de ese Comando en 2002, sintetizó el asunto así: “68 por ciento de las reservas probadas del planeta están en la región del Golfo y 43 por ciento de las exportaciones de petróleo del mundo pasan por el estrecho de Ormuz”. Con el barril a casi 100 dólares, el más leve atasco del flujo petrolero tendría efectos globales ruinosos.