John Saxe-Fernández.
La Jornada.
México, 21 de diciembre de 2006.
saxe@servidor.unam.mx
La Jornada.
México, 21 de diciembre de 2006.
La muerte de Augusto Pinochet, ese "cuchillo" de la oligarquía chilena y del aparato empresarial y de seguridad de EU, fue comentada por los portavoces del alto capital, entre ellos el Washington Post (WP), el New York Times (NYT) y el Financial Times (FT). Aunque con énfasis varios, la tónica de los editoriales se orquestó alrededor de dos aspectos nodales: primero, ignorando el papel central y dinámico de la Casa Blanca de Richard Nixon y Henry Kissinger, de la CIA, el Pentágono y empresas como la ITT, las cupríferas y las automovilísticas en las distintas etapas del proceso que, aunque culminó con el golpe del 11 de septiembre de 1973, dio inicio años antes.
La criminalidad empresarial y de Estado fueron centrales en el esfuerzo de Nixon-Kissinger, primero, para evitar el ascenso electoral de Salvador Allende usando todos los medios legales e ilegales: desde el soborno, el terrorismo y la propaganda negra hasta el asesinato, y tras su victoria electoral, para derrocarlo e instaurar el terrorismo de Estado desatando la violencia sádica y metódica que traumatizó a la nación. En un vital documento desclasificado de la época, el aparato de seguridad coordinado por Kissinger plantea al jefe de la CIA en Santiago que: "... es nuestra política firme y continua que Allende sea derrocado por medio de un golpe... Vamos a continuar generando la presión máxima hacia la consecución de este fin, usando todos los medios disponibles... Es imperativo que estas acciones sean aplicadas de manera clandestina y segura de tal suerte que la mano del gobierno de EU permanezca bien oculta".
Esto para encubrir la corrupción y los crímenes de Estado perpetrados por la Casa Blanca en Chile, como los de "conspiración para secuestrar, asesinar o matar en el extranjero" entre 1970 y 1973, violando el Código del Distrito de Columbia, sección 22-105, y el Código del Estado de Virginia, sección 18.1-15-3. Asimismo, Kissinger et al son responsables de realizar en Chile "acciones coordinadas y conspiraciones contra un gobierno extranjero con el cual EU mantenía relaciones pacíficas (1970-1973) en violación del Código de EU (USC), sección 960". Eso para no mencionar las brutales violaciones a las Convenciones de Ginebra y al derecho internacional.El colapso moral, constitucional y legal en que incurren WP, NYT y FT se vincula de manera orgánica con su "racionalización" económica del estado de excepción que ahora el alto capital, por su medio y sus instrumentos de proyección de fuerza (Pentágono-CIA-FMI-BM-BID) nos están recetando a los pobladores desde Alaska a la Tierra del Fuego.El segundo ingrediente es la reiteración del mito de que la dictadura "evitó" el síncope económico con el arribo de los Chicago boys y sus pupilos criollos, y que su sometimiento a las recetas del FMI-Banco Mundial y BID saneó la economía colocando a Chile como "modelo" regional. Cabe mencionar que las cifras macroeconómicas que ofrece el Banco de Chile son impresionantes, con altos crecimientos del PIB. Pero también es cierto que sólo pueden analizarse de manera cabal, como insiste Oswaldo Sunkel, en el contexto político y social incluyendo la dimensión histórica y cultural y en ese sentido el panorama no es nada halagador.El golpe auspiciado por EU y la oligarquía local se orientó a detener en seco el intento allendista de nacionalización y recuperación de los recursos naturales e impulsar una redistribución progresiva de la renta nacional, el ariete para generar empleo por la vía de un esfuerzo por agregar valor a esos recursos. La embestida oligárquico-imperial ahogó en sangre esa gestión para, en su lugar, mantener la explotación extranjera y el manejo clasista de los recursos privilegiando la actividad primaria, como la pesca, el sector agropecuario-silvícola y el minero, con fuertes impactos ambientales.
Como ilustran cifras recabadas por Marcel Claude (Red Voltaire), si bien las manufacturas crecen, el sector se caracteriza por un uso muy intensivo de recursos naturales y la generación de bienes con escaso valor agregado. Este es uno de los puntos esenciales del "modelo" de corte colonial que impulsa EU en América Latina por medio del BM-FMI-BID y de chacales tipo Pinochet. Interesa la preservación de la región como "reserva", tanto de fuerza de trabajo barata, como de los vastos pero finitos recursos naturales estratégicos enfatizando su especialización como región tributaria.
El aval dado por los mencionados editoriales de la semana pasada al destrozo de la constitucionalidad chilena perpetrado en 1973 para celebrar el "pinochetismo económico" es irresponsable y riesgoso en momentos en que ese mismo aparato de seguridad, ahora al amparo de los todavía inexplicables ataques terroristas del 11-9, despedaza el derecho internacional, la Constitución y los derechos civiles en EU, instaurando un estado de excepción, reflejo quizá de la acelerada crisis hegemónica y de la todavía más riesgosa propensión a una "salida policial-militar" que en el siglo XX desembocó en dos grandes conflagraciones.
saxe@servidor.unam.mx