jueves, 23 de mayo de 2019

Venezuela: castigo colectivo vía sanciones
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e estiman en más de 40 mil muertes civiles (mujeres, niñ@s y adultos mayores) por el castigo colectivo, ingrediente mortal y genocida de las sanciones económicas desplegadas por Estados Unidos (EU) contra la República Bolivariana de Venezuela (RBV) entre agosto 2017 y 2018. Así se establece en importante estudio realizado por Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación de Economía y Política (CEPR, por sus siglas en inglés, Washington DC ) y Jeffrey Sachs, profesor de economía y director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad Columbia (Nueva York).
Los autores indican que los datos sobre algunos de los impactos más importantes de las sanciones económicas impuestas muestran que la mayor parte del impacto de estas sanciones no se ha producido en el gobierno, sino en la población civil por lo que este informe, Sanciones económicas como castigo colectivo: El caso de Venezuela. Tiene, como distintivo, el uso del término castigo colectivo, noción de alto contenido histórico y de derecho penal internacional.
Para la fase 2 de la golpista Operación Venezuela Freedom del Comando Sur de EU, la base social del chavismo es obstáculo mayor para acceder al petróleo, la riqueza humana y natural de Venezuela. De ahí el uso genocida del castigo colectivo contra esa categoría socio-política en el diseño de las ilegales sanciones económicas detectado en este conciso Informe. Se van contra la población más pobre y vulnerable y el Estado Bolivariano que nutre sus necesidades y esperanzas. Contra ell@s se dirigieron con saña y precisión mortal las armas y municiones económicas del nacionaltrumpismo. Recuérdese que en julio 2017 Trump preguntó a sus asesores, como lo haría Hitler a los suyos: ¿por qué EU no está en guerra con Venezuela si tienen todo ese petróleo y están justo en nuestra puerta trasera? (Tras el Petróleo).
Cuatro párrafos del resumen ejecutivo del informe CEPR reflejan la inmensidad del crimen y la calidad humana y científica de este estudio: 1) Las sanciones redujeron la ingesta calórica de la población, aumentaron las enfermedades y la mortalidad (tanto para adultos como para menores) y desplazaron a millones de venezolanos que huyeron del país como producto del empeoramiento de la depresión económica y la hiperinflación. 2) Las sanciones agudizaron la crisis económica de Venezuela e hicieron casi imposible estabilizar la economía, lo que contribuyó aún más a un mayor número de muertes. Todos estos impactos perjudicaron de manera desproporcionada a los venezolanos más pobres y más vulnerables; 3), Incluso más severas y destructivas que las amplias sanciones económicas de agosto 2017 fueron las sanciones impuestas por una orden ejecutiva (de Trump) del 28 de enero de 2019 y las órdenes ejecutivas posteriores de este año; junto con el reconocimiento de un gobierno paralelo que creó un nuevo conjunto de sanciones financieras y comerciales que son incluso más asfixiantes que las propias órdenes ejecutivas; y 4) que las sanciones han infligido, y progresivamente infligen, daños muy graves a la vida y la salud humanas, incluidas más de 40 mil muertes entre 2017 y 2018, y que estas sanciones encajarían en la definición de castigo colectivo de la población civil, tal como se describe en las convenciones internacionales de Ginebra y La Haya, de las cuales EU es signatario. Estas sanciones también son ilegales según el derecho internacional y los tratados que ha firmado EU, y parecería ser que también violan su legislación.
La catástrofe humanitaria causada por esta sádica expresión del nacionaltrumpismo contenida en la sólida y puntual contribución de Weisbrot y Sachs nos obliga a preguntar ¿por qué en la conversación sostenida, por ejemplo, entre defensores de los derechos humanos tipo Amnistía Internacional o Human Rights Watch con académicos y periodistas, las sanciones económicas desplegadas desde agosto de 2017, tienden en general a brillar por su ausencia, cuando, como está prescrito en la Operación Venezuela Freedom (fase 2) Comando Sur la catástrofe humanitaria debe achacarse de manera sistemática y exclusiva a Maduro y a fracasos de la política económica de la RBV.
Desde 2016 ese comando dice que para la fase final (textual): Hay que valorar el poderío del gobierno y su base social, que cuenta con millones de adherentes, los cuales pueden ser cohesionados y expandirse políticamente. Insistir en debilitar doctrinariamente a Maduro, colocándolo opuesto a la libertad y la democracia, contrario a la propiedad privada y al libre mercado. Hay que responsabilizar al Estado y su política como causal del estancamiento económico, la inflación y la escasez.
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jueves, 9 de mayo de 2019

Biosfera y capitalismo
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l lunes 6 de mayo (2019) la ONU hizo público un informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política Sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) bienvenido y de inmensa importancia para la civilización humana, que consolida estudios realizados en las últimas décadas del siglo XX y lo que va del XXI en torno a la aniquilación biológica en curso, relacionada, entre otros factores, al calentamiento global en aumento. El informe de mil 500 páginas, elaborado por 400 especialistas, identifica cinco factores como los responsables de este predicamento: el uso de tierras (agricultura, deforestación), explotación directa de recursos (pesca, caza), cambio climático, contaminaciones y especies invasivas.
Sin embargo, en el IPBES o en las notas de la prensa corporativa, no aparecen las grandes firmas de la agricultura o la pesca y la alimentación industrial, tipo Monsanto, Bayer, etcétera. El IPBES reconoce la interrelación entre la intensificación del cambio climático (en realidad un colapso bioclimático antropogénico ) y la acentuada pérdida de biodiversidad y todo parece apuntar al hombre como principal responsable. De acuerdo con una agencia noticiosa, Desde el año 1500, el hombre ha propiciado la desaparición de 680 especies de vertebrados. Sin embargo, según el informe, hoy en día hay más plantas y animales en peligro de extinción que en cualquier otro periodo de la historia humana,
Para la ciudadanía y aun mucha de la academia que no se asomará al monumental estudio, la poderosa plataforma de los medios masivos de comunicación, al servicio de sus poderosos anunciantes, ya está lanzando en centro y periferia la idea de que la responsabilidad del desplome bioclimático recae en el hombre, todo lo que reforzará la popularización de la noción misma de antropoceno, para caracterizar el contexto, lo que invisibiliza a los grandes intereses financiero/corporativos responsables.
Desde mediados del siglo XX la comunidad científica internacional mostró alta preocupación por el hecho de que el planeta sufre de un desequilibrio energético substancial entre la cantidad de energía solar que absorbe la tierra, mayor que la energía que se irradia de vuelta al espacio. Como el dióxido de carbono y el metano (entre otros) juegan un papel central en lo referido al componente principal de lo antropogénico del fenómeno bioclimático, hasta la fecha (mayo de 2019) prevalece inamovible el veto de los poderosos cabildos de la industria de los combustibles fósiles y del motor de combustión interna a una formalización internacional vinculante para frenar de manera inmediata y drástica los gases de efecto invernadero (GEI). Se trata de unacatástrofe en que la formación social predominante, el capitalismo, juega un papel central.
Como lo plantea Elmar Altvater en Capitalismo y Capitaloceno: “…el modo de producción capitalista genera historia geológica… lo ha hecho hasta integrar una nueva fase que los geólogos denominarían Antropoceno. Fase que sería más adecuado calificar como Capitaloceno (Kapitalozän), que da razones más que válidas para dedicarse al análisis del capitalismo, al estudio de los escritos de Marx y Engels y al estudio de la tradición del marxismo crítico. Que da razones más que válidas para construir, con Marx, la crítica del Capitaloceno”.
El consejo de Altvater es valioso si se tiene presente el consenso científico que hoy existe sobre el colapso bioclimático en curso. En trabajos ofrecidos por Jorge Beinstein y Luis Arismendi, se hace referencia al pulso tanático observado por la comunidad científica en la dinámica capitalista. A las cúpulas políticas en centro y periferia tiende escapar la importancia de lo que Marx teorizó como una ruptura metabólica (RM) entre la sociedad capitalista y la Tierra.
Para James Hansen, climatólogo de primera línea, el desequilibrio entre la energía que llega a la Tierra y la que sale es de cerca de 0.6 Watts/m2 (metro cuadrado) como promedio para el planeta. Hansen fue didáctico al explicar ese orden de magnitud: “No sé si esto da una idea sobre la magnitud de lo que ocurre. Puedo decir que el exceso de energía es de 300 billones (trillion –millones de millones–) de joules por segundo. Pero esa inmensidad puede ser insuficientemente evocativa. Resultaría igualmente válido decir que el desequilibrio de energía de la Tierra sería el equivalente a explotar diariamente más de 400 mil bombas atómicas como la lanzada sobre Hiroshima, los 365 días del año. Esa es la cantidad de energía extra que la Tierra obtiene cada día por nuestro uso de la atmósfera como basurero de nuestros desechos de gases con efecto invernadero (carbon pollution)”.
Sin freno a los GEI dicen otros expertos sería como vivir en medio de 10 mil accidentes aéreos diarios sobre el planeta, los 365 días del año.
No lo permitamos.
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Biosfera, trenes y 4T
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ólo con el pasar del tiempo se capta, en toda su magnitud, el daño infligido a la naturaleza, la población e interés público en lo geoeconómico y lo geopolítico por la gesta antinacional de lo que en otra oportunidad califiqué de La compra-venta de México (alainet.com), de la cual extraeré algunos datos y reflexiones al ser una operación compleja del alto capital sobre la infraestructura y manejo territorial de México, una nación colindante con Estados Unidos, potencia en permanente movilización bélico-industrial y virtual estado de excepción. La operación fue ejecutada paso a paso desde 1982, ante la agudización de la crisis de acumulación del capitalismo con impactos sobre áreas estratégicas del país, energía y movilidad de personas y carga, cruciales hoy por el alto riesgo para la biosfera y su capacidad para sostener la vida planetaria y la civilización humana. De esa capacidad ya no hay certeza, tras 31 años de inacción mundial ante las advertencias de James Hansen al Senado de EU (1988) sobre los riesgos bioclimáticos catastróficos de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Que esa letal posposición ante ese colapso antropogénico se relacione con la acción de los poderosos cabildos de los combustibles fósiles liderados por los de EU bajo un régimen como el de Trump, negacionista del caos climático en curso se mantenga es razón suficiente para centrar la atención en la recuperación y transformación de Pemex, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y en la movilidad de personas y carga –Ferrocarriles Nacionales de México (FNM). Estos son los tres platillos fuertes del gran festín privatizador a favor de corporaciones de dentro y fuera, suculento banquete bajo falsas narrativas del libre mercado y pautas operativas de superexplotación de la fuerza de trabajo mexicana. El TLCAN fomentó la homologación salarial a la baja, en favor de grandes monopolios automotores, eléctricos, petroleros, mineros, etcétera, bajo líneas dictadas desde el FMI –en lo macroeconómico– y el Banco Mundial (BM), y por el BID, por rama, con aval del Tesoro de EU.
En estos primeros cuatro meses del gobierno de AMLO, que aspira y actúa hacia una cuarta transformación (4T), nos enteramos del deplorable deterioro financiero y de mantenimiento de Pemex y CFE. En FNM la regresión ha sido casi terminal, pero en un contexto de sólido consenso científico mundial sobre la aceleración de deterioro climático antropogénico, con advertencias del alto riesgo de devastación irreversible en un periodo tan corto señalado por el IPCC en 2018, de unos 12 años, resulta imprescindible a la Cuarta Transformación (4T) recuperar tanto el timón energético como el lanzamiento de la transición hacia energías limpias y el abandono del motor de combustión interna vía una movilidad ferroviaria electrificada junto a la ampliación de sistemas de alto volumen (Metro). Esto requiere de una progresiva reforma fiscal, dada la urgencia climática en curso y las exigencias de la multimodalidad del comercio, que analizaré en otra entrega. Tanto en lo climático y lo comercial, el reforzamiento del transporte urbano e interurbano electrificado y la recuperación del timón ferrocarrilero es esencial a la 4T, es decir, para la supervivencia y bienestar de la población de hoy y del futuro.
Aprendamos del pasado. Los preparativos y las acciones administrativas y publicitarias para la CVM, como en Pemex y CFE, también en FNM vienen de la década de 1980. Con aval de De la Madrid, Salinas y sucesores, se privilegió el servicio de la deuda al tiempo que se autorizaron empréstitos y programas de ajuste estructural, condicionados por el Tesoro de EU a fin de agilizar negocios leoninos, como se les calificó desde la dirección de la CFE. En el caso de los FNM usaron la bandera de la modernización, expresada en corrupción político-sindical para, como en lo petro- eléctrico, llevar a FNM a un punto de venta, en ese caso con aviso del BM de que la inversión se condicionaba a la liquidación de los pasivos laborales.
Bajo esa advertencia, en marzo 1995, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de Zedillo anunció que carreteras, aeropuertos, puertos y ferrocarriles se subastarían a inversionistas nacionales y extranjeros. Nada se improvisó. La costosa campaña publicitaria para justificar la entrega de la infraestructura de movilidad del país se basó en el globalismo pop y el libre mercado. Penetró en círculos varios, pero la acumulada pobreza e informalidad económica desembocó en lo que Adrián Sotelo en Estados Unidos en un mundo en crisis (Ceiich/Anthropos 2019) muestra ser superexplotación y precarización del trabajo acá y en EU.
El México hecho fosa no explotó en 2018 en guerra civil, sino en una esperanzadora avalancha electoral en cuya 4T se juega el futuro del país: las causas de la violencia desatada por 36 años de neoliberalismo y magnos flujos de armas de asalto desde EU, no se disipan fácil.
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