jueves, 28 de marzo de 2019

Refinería: retos y riesgos
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ellog, Brown and Root ex-subsidiaria de Halliburton, y desde hace unos años KBR, es una de las mayores contratistas del gobierno de Estados Unidos (EU), que llegó a la cima nacional y mundial vía jugosos contratos con los Departamentos de Defensa (DoD) y de Homelnd Security, (mi traducción: de Seguridad del Suelo Patrio) atados a las guerras contra siete países, Afganistán e Irak incluidos-(ver Wesley Clark) desatadas bajo el 11/S y que también dominó en contratos no-competitivos para construir, entre otras tareas centros de detención ante eventuales oleadas migrantes de México, o contra disidencias políticas y/o étnico-raciales.
Esa firma está entre las cuatro invitadas a participar en la selección del principal responsable en la construcción de la nueva refinería de Pemex, ente público por 36 años asaltado y saqueado. Los otros tres consorcios serían Bechtel-Techint, de EU; Worley Parsons-Jacobs, de Australia, y Technip FMC, Italo-argentina. Ninguna está libre de cargos de prácticas irregulares o corruptas. Tal condición no es infrecuente en el clientelismo entre el big oil y el DoD, el mayor consumidor de combustibles del mundo, público o privado. El ascenso de EU se vinculó al petróleo, También su declive. EU es primer lugar mundial en emisión de gases de efecto invernadero acumulados en la atmósfera.
La rotación de cargos de lo privado a lo público y viceversa genera arreglos no siempre lícitos. Richard Cheney fue secretario de Defensa de Bush padre. De ahí pasó a la gerencia de Halliburton para luego ser nombrado vicepresidente de Bush hijo. Que esos lazos además de intensos sean extensos consta en los frecuentes escándalos que padece el sector. Lo sustantivo es que KBR se gesta como subsidiaria en el vientre del Halliburton, la mayor firma en servicios petroleros que el neoliberalismo contrató para el mantenimiento de los pozos de Pemex, actividad de alta sensibilidad.
El asunto allá y acá, amerita atención por lo crucial que resulta Dos Bocas para frenar la dependencia de gasolina importada. Mucho del éxito pende en evitar los sobrecostos y en la puntualidad en el tiempo de entrega.
El desarrollo de KBR se vincula a las oportunidades del programa alentado por Bush/Cheney de incremento del sector civil en tareas militares. De ello no se infiera que firmas tipo Bechtel o Exxon observen menos peso en materia de influencia. Sea con KBR o Bechtel, téngase presente que, como se indica en la versión electrónica de La compra-venta de México”. Pemex se posicionó como asunto de seguridad nacional de EU.
A la fundación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo OPEP (Bagdag 1960), siguió la puesta en marcha de múltiples firmas petroleras nacionales en Oriente Medio y América Latina, lo que trajo consigo la puesta en práctica y el desarrollo de fuerzas endógenas para el desarrollo de capacidades en materia de perforación, extracción, transformación y comercialización.
Para entonces, Pemex había acumulado gran experiencia ejecutiva y técnica. A finales de los años 60 su expansión horizontal, a lo largo y ancho del país, se acompañó de una sólida integración vertical crucial a las empresas petroleras; en este caso a una corporación pública orientada a fungir como palanca del desarrollo. Pemex logró avances y éxitos que preocuparon a la cúpula petrolera de EU, al aparato de inteligencia y a los integrantes del consejo de seguridad, en particular a los departamentos de Energía y del Tesoro, cuyos entes subrogados, FMI, BM y luego el BID monitoreaban e incidían con los programas de ajuste estructural, sobre el entorno económico/energético mundial. La experiencia mexicana orientada no a la exportación del crudo, sino a su industrialización, amenazaba con transformarse en un paradigma que, por exitoso, era imitable por parte de otros países de la periferia capitalista, en particular Latinoamérica.
El problema Pemex fue un tema recurrente en los altos círculos de EU. A finales de la década de 1960 Michael Tanzer, presidente de una consultora sobre asuntos petroleros y mineros, describió cómo a las empresas petroleras y al American Petroleum Institute les inquietaba la desviación del crudo mexicano al desarrollo industrial. Para ellos era un giro que, de generalizarse a otras áreas subdesarrolladas, podría afectar los flujos de materia prima y del vital fluido a las economías centrales, que EU incluyó en su agenda panamericana de posguerra en el Acta de Chapultepec (1945) que, por su corte colonial, fue rechazada por México y figuras de la vida nacional y sindical, destacándose Vicente Lombardo Toledano por su lucidez argumental e impulso operativo a la revolución industrial de México, a la protección de industria y empleo y la renuncia del TLC de entonces.
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jueves, 21 de marzo de 2019

México, su petróleo y la narrativa imperial
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e nueva cuenta, como ahora parece costumbre en los tiempos de la presidencia de Estados Unidos bajo el nacional-trumpismo, asomó la faz de una insolente narrativa imperial en las presentaciones de Mike Pompeo y James Richard Perry (Rick Perry), secretario de Estado y titular del Departamento de Energía (DOE por sus siglas en inglés) del gobierno de Donald Trump, respectivamente. La mencionada insolencia en ambos funcionarios tiene su manifestación estructural en una narrativatriunfalista, desmesurada, sobre la capacidad geológica de la explotación de combustibles fósiles no convencionales (shale) de generar una abundancia energética sólida.
Pompeo y Perry asumen abundancia energética por décadas, para su diplomacia mundial. Pero los datos derivados de cuencas shaleclave demandan un discurso más sobrio, moderado y realista. En los estudios de la prospectiva del gas natural de la Energy Information Administration (EIA) del DOE publicados en 2011 mostrando una abundancia del petróleo y gas en lutitas (no convencional ), la EIA advirtió que sus cálculos no eran para echar las campanas al vuelo, pues contenían “un alto grado de incertidumbre, empezando con la proyección sobre la dimensión de lo que es técnicamente recuperable en relación al gas shale” y alertó hace ocho años que los cálculos contienen muchos supuestos que a largo plazo pueden resultar falsos.
Esas advertencias fueron desoídas por el big oil, en su afán de cabalgar la ola de la abundancia shale por 100 años, como planteó ante el Congreso el ex presidente Obama. Montado en esa ola se atacaron al menos tres rubros: A) Apuntalar la campaña contra las energías limpias. B) Desactivar toda regulación internacional vinculante de los llamados gases de efecto invernadero. C) Como pivote de presión para la privatización/extranjerización de empresas tipo Pdvsa y yacimientos de combustibes fósiles, convencionales y no-convencionales. Esa campaña se lleva a cabo por medio de instrumentos de Estado para el regime change.
En Agosto de 2013, en los primeros 10 a 15 minutos de la presentación –con articulistas de La Jornada– de Pedro Joaquín Coldwell, entonces secretario de Energía del gobierno de Peña Nieto articuló los mismos argumentos que se le escucharon a Pompeo y Perry en Cera-Week sobre la “revolución shale”, su complejidad y, en nuestro caso, la necesidad de alianzas y privatizaciones para poder proceder con un vasto plan de perforaciones shale de alta toxicidad (unas 60 mil) en México.
Los antecesores de Coldwell, de manera sistemática, procedieron con un diseño articulado desde las Cartas de Política por Rama del Banco Mundial que incluyen los siguientes rubros:
1. Permitir contratos de riesgo para la exploración y desarrollo petrolero. 2. Permitir que exista inversión ex-tranjera mayoritaria en petroquímica. 3. Dividir a Pemex en empresas que compitan entre sí. 4. Permitir la competencia doméstica e internacional frente a Pemex. 5. Privatizar Pemex.
A este diseño se agregó, durante el sexenio salinista, un sustancial aumento en la carga fiscal de Pemex, desde la Secretaría de Hacienda, que desde entonces tuvo que acudir al endeudamiento para saldar un ritmo creciente de obligaciones, que se acumulan junto al pago de onerosos intereses hasta hoy, cuando se realiza un giro histórico por el rescate del sector petroeléctrico.
La sistemática agresión a Pemex es parte de añejos diseños interamericanos bajo auspicio de Estados Unidos, victorioso después de la Segunda Guerra Mundial, contenidos en lo que se conoció como el Acta de Chapultepec (1945) para acotar y privatizar las empresas públicas y fundamentalmente frenar la industrialización de naciones a las que se asignó el papel de proveedoras de materia prima. México rechazó esos términos por su corte colonial y antiobrero: la transformación petrolera era vital a la generación de empleo y bienestar: lo que siguió, con crecimientos del PIB de 6 por ciento fue resultado de una gesta de ingeniería civil y petrolera. No así los neoliberales que al calor de la torpe negociación de la crisis deudora se sometieron a la agenda reprivatizadora del BM-FMI-BID, a las firmas de asesoría tipo Cera, McKinsey y bancos de inversión, en especial al poderoso cabildo de petroleras alarmadas por la insistencia de países como México, por industrializar sus recursos naturales desviándose del guion asignado de extraer y exportar materia prima, petróleo gas , minerales a los centros industriales del mundo y además, exportados por firmas extranjeras en territorios vigilados y protegidos por Estados Unidos.
México fue el chico malo: nacionalizó el petróleo en 1938, desatendió el diseño colonial/militar estadunidense y desplegó gran esfuerzo en la preparación de trabajadores y técnicos, una verdadera gesta en la que participaron, además de la UNAM e IPN en docencia e investigación, el Instituto Mexicano del Petróleo en labores de investigación y desarrollo, para reforzar la industrialización del petróleo y del gas natural, gran generadora de empleo.
José Felipe Ocampo Torrea, en La Energía en México (Ceiich/UNAM 2008) muestra cómo la petroquímica fue desarrollada en forma extraordinaria en México obteniendo en su sector estatal producciones de cerca de 20 millones de toneladas anuales. Pero el impulso de Pemex a encadenamientos productivos desde la petroquímica preocupó a la cúpula de Exxon Mobil, ConocoPhillips y Chevron Texaco.
A finales de la década de los años 60, recuerda Michael Tanzer, el Wall Street Journal destacaba que el monopolio petrolero nacionalizado de México es tan exitoso que preocupa a las firmas de la industria. Temen que otras naciones sigan el ejemplo de Pemex cuya eficiencia puede dañar las operaciones petroleras privadas en el resto de América Latina y en Oriente Medio. A un gerente citado por el WSJ, le alarmó que una empresa pública tan exitosa como Pemex (llegara a ser) modelo para otros países que se inclinan por nacionalizar su petróleo.
Perry, además de declarar al Houston Chronicle que las grandes petroleras de su país quieren el cambio de régimen en Venezuela, propone la integración energética de la América del Norte (Bloque Energético de la América del Norte, BEAN), que giraría en torno a los abastecimientos de materia prima para su potente industria bélico-industrial en pie de guerra contra China, país con el cual el texto del T-MEC impide toda relación si algún integrante del convenio considera que carece de una economía de mercado. Aún más, proyectos como la refinería en Tabasco han sido sistemáticamente vetados bajo el argumento de que ya hay suficientes refinerías en América del Norte.
*Más detalles en mis artículos publicados en La Jornada de junio y diciembre de 2013.
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jueves, 14 de marzo de 2019

Venezuela y la diplomacia alemana
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e trata de una decisión incomprensible que agrava la situación y no contribuye a rebajar las tensiones, declaración incomprensible de Heiko Maas, el ministro de Asuntos Exteriores alemán, luego que Daniel Kriener, su embajador en Caracas, apoyó a Juan Guaidó, el auto-proclamado presidente encargado de Venezuela y en consecuencia, recibiera, como corresponde, notificación del gobierno de Nicolás Maduro para que abandone el país en 48 horas. Aunque ya la Unión Europea (UE) y Federica Mogherini, encargada de la diplomacia de la UE, se doblaron ante Trump, es riesgoso para Alemania que el ministro de Exteriores de Ángela Merkel, juegue con los protocolos ante una diplomacia de fuerza, a base de unilateralismo agresivo como la del nacional-trumpismo de Estados Unidos (EU), en pos del gas natural y el petróleo de la República Bolivariana de Venezuela ( RBV ).
Lo que es realmente incomprensible es que, cuando se detectan en EU los límites geológicos y financieros de la explotación del gas y petróleo no-convencionales, con vasta repercusión geopolítica, geoeconómica y estratégica; cuando arrecian presiones con posturas de confrontación de guerra fría contra el gasoducto Nord Stream 2 y cuando Trump califica a la industria automotriz alemana de amenaza a la seguridad nacional de EU, Maas abra fuego diplomático contra la RBV; colabore con quienes todavía ocupan militarmente su país y declare su adhesión a Guaidó. Nadie imagine, por un instante, que Maas no está al tanto de los protocolos diplomáticos, del Estatuto de Roma 1998 y de la vigencia en la RBV de una constitución asentada en el principio de no intervención extranjera en sus asuntos internos.
Guaidó ya aceptó transar con el gas y petróleo venezolano con el big oil y en entrevista reciente con Afp admitió la intervención de una fuerza extranjera en Venezuela si fuera necesario. Ninguno de estos hechos parece perturbar en lo mínimo a Maas, quien actúa como un provocador al asentar en un texto vertido desde alguna carcajada suya, o ¿bajo instrucción de Federica?, que nuestro apoyo europeo a Juan Guaidó no cesa. Entonces, ¿ bajo qué normas de la Carta de las Naciones Unidas, del Derecho Internacional Público está operando la diplomacia de la principal economía europea? ¿Es que conviene a Alemania que el EU del magnate negacionista de la catástrofe climático-ecológica en curso, sus bancos y sus petroleras y gaseras hagan y deshagan con la magna reserva de petróleo y gas natural de la RBV, peor aún, en tiempos en que en EU se manifiesta ya el agotamiento de yacimientos shale clave y se empiezan a medir los límites de los combustibles fósiles no convencionales?
El apoyo europeo no cesa, como dice Maas, para un Guaidó que durante todo un viaje de promoción por América del Sur estuvo acompañado por Kimberly Breier, alta funcionaria estadunidense del Departamento de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, quien, según indica Red Voltaire, no le perdió ni pie ni pisada y le indicó constantemente lo que tenía que decir y hacer. Ella fue reclutada por la CIA como estudiante de la Universidad George Washington. Todo esto transita sin consulta con los dueños y las dueñas de los recursos naturales de la RBV: un pueblo inmenso.
La incorporación de la diplomacia alemana y de la UE a la diplomacia de fuerza de EU en América Latina, en pos de recursos, renovables y no renovables: minerales y de combustibles fósiles, acarrea riesgos existenciales.
Acaso la historia del nacional socialismo alemán no tiene registrado en los archivos del Ministerio de Justicia de Hitler la admiración de la línea nazi más radical por las leyes raciales de EU y, además, por la expansión territorial emprendida sin descanso por el ejército hacia el oeste de Norteamérica, a expensas de las naciones indígenas, México incluido en el gran despojo. Fue la masacre de un siglo y el impulso eje para la doctrina del espacio vital su brutal expresión en el este europeo y en la URSS.
La admiración de los juristas nazis por la legislación racial de EU fue crucial en la elaboración de las leyes de Núremberg de 1935 que llevaron al brutal genocidio de millones. (James Q. Whitman, Hitler´s American Model, Princeton University Press, 2017) Ahora, llega desde Europa y Alemania el aplauso a la guerra de Trump por los recursos del pueblo venezolano. Con ese pueblo, con esa RBV y esas fuerzas armadas está el pueblo de todos nosotros, del Bravo a la Patagonia.
¿ Es la admiración por ese despojo lo que impulsa a la Deutsche Welle a transmitir los cinco días de la semana un sistemático asalto propagandístico, una repetitiva, goebeliana y agresiva campaña contra la RBV, haciendo a un lado todo viso de objetividad y equilibrio informativo ? Y ahora ¿eso va con operativos diplomáticos contra la RBV, del tipo protagonizado penosamente por el embajador Kriener y el ministro Maas?
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